Dictadura por clonaci¨®n
Represi¨®n venezolana, parecida a tantas y al mismo tiempo ¨²nica
La discusi¨®n acerca de la naturaleza del r¨¦gimen chavista es historia. El debate ha concluido bajo los gases lacrim¨®genos rosados que arrojan los helic¨®pteros, la represi¨®n de las tanquetas blancas y los asesinatos de los paramilitares de camisa roja y su enjambre de motocicletas. Son los colores del autoritarismo.
Una dictadura pura y dura. En retrospectiva, abruma el tiempo perdido con aquello de democracia plebiscitaria, participativa, popular, directa y dem¨¢s. Todos eufemismos usados para esterilizar la idea de democracia liberal, r¨¦gimen basado en una constituci¨®n que consagra derechos y garant¨ªas. O sea, el ¨²nico tipo de orden pol¨ªtico que separa los poderes del Estado y limita al gobierno a efectos de proteger a sus ciudadanos.
El tiempo podr¨ªa haberse aprovechado mejor que en semejantes acrobacias discursivas. Al respecto, a ver cu¨¢ndo nuestra dilecta intelectualidad de izquierda hace su propia ¡°autocr¨ªtica¡±, t¨¦rmino que conocen de primera mano. Por ejemplo denunciando las masivas violaciones a los derechos humanos, justamente, perpetradas por un r¨¦gimen que¡ªsubrayo¡ªest¨¢ en el poder hace 18 a?os.
Es que la brutalidad de hoy inclusive excede aquello de populismo, otra palabra desmesuradamente aplicada al caso. El populismo es una aceitada maquinaria de control social. Utiliza la cooptaci¨®n, la manipulaci¨®n desde el Estado, el clientelismo, la representaci¨®n corporativa y otros trucos no-democr¨¢ticos. Pierde l¨®gica, sentido y sustentaci¨®n pol¨ªtica, sin embargo, si ello deriva en coerci¨®n manifiesta. Control social y represi¨®n no son sin¨®nimos.
Ergo, queda una discusi¨®n pendiente: la naturaleza de la dictadura chavista, r¨¦gimen autoritario que es parecido a tantos otros y al mismo tiempo como ninguno. ?nico en su pl¨¢stica manera de ejercer el poder, es un clon, digo metaf¨®ricamente, una criatura de laboratorio hecha con c¨¦lulas tomadas de diferentes especies.
El clon tiene c¨¦lulas de petro Estado. All¨ª donde la riqueza est¨¢ tan concentrada en un recurso natural, con frecuencia le sigue una similar concentraci¨®n del poder pol¨ªtico. Bajo esta interpretaci¨®n, la Venezuela del Punto Fijo era an¨®mala, a su vez ¡°normalizada¡± por el chavismo, se podr¨ªa decir. De hecho, la nomenclatura chavista se viste de nobleza saud¨ª cuando dispone de la renta petrolera a voluntad, para lo cual debe controlar el Estado a discreci¨®n.
Asimismo, es un clon fascista. Como cuando saturan con las cadenas de Maduro, Diosdado Cabello amenaza con el domicilio de los l¨ªderes opositores en la mano y la fuerza de choque¡ªlos camisas rojas, en lugar de los camisas negras¡ªact¨²a impunemente en territorio previamente liberado por las fuerzas de seguridad.
Es un clon con c¨¦lulas cubanas, de las cuales surge su oratoria. Todo discurso regresa a aquel de Fidel Castro en las Naciones Unidas. Lo hace en contenido, t¨¦cnicas actorales y extensi¨®n, sin que les afecte su anacronismo. Pero tambi¨¦n es cubana la inteligencia, la represi¨®n individualizada y las huidas de los balseros a Aruba y Trinidad.
Es un clon de r¨¦gimen patrimonialista, el sultanato de un Ch¨¢vez bolivariano y de un Bol¨ªvar retratado como Ch¨¢vez. Es un Macondo de h¨¦roes que no mueren sino que se reencarnan en p¨¢jaros, donde el poder del Estado se ejerce en base al capricho del d¨¦spota, y el nepotismo y la corrupci¨®n son los principios organizadores de la administraci¨®n de ese mismo Estado.
Es dictadura militar del cono sur, resistiendo a plomo el descontento de la sociedad. Es clon del totalitarismo norcoreano, donde el hambre se tapa con la pura propaganda, la escasez se administra con criterios pol¨ªticos, los recursos se gastan en armamento y el aislamiento internacional opera como mecanismo de negaci¨®n.
Es la Siria de al-Assad, productor de refugiados y mortalidad infantil. All¨ª donde un simple oftalm¨®logo con residencia en Londres puede devenir en criminal de guerra, tanto como un modesto chofer de autob¨²s es capaz de convertirse en dictador.
Curiosamente, la represi¨®n que hoy espanta no comenz¨® el pasado mi¨¦rcoles 19 con la masiva manifestaci¨®n. Todo lo anterior bien podr¨ªa describir a Venezuela desde aquella revuelta de febrero de 2014: la misma represi¨®n, id¨¦ntica vulneraci¨®n de derechos, abuso a la prensa, ilegalidad desde el Estado y un r¨¦gimen que viola su propia Constituci¨®n, la que escribi¨® en 1999.
Sin embargo, muchas otras cosas han cambiado. El arrastre popular del chavismo es de otra ¨¦poca, son los cerros que bajan ahora. La MUD parece haber entendido la lecci¨®n, finalmente, pues sin oposici¨®n unida no cae una dictadura. La defecci¨®n ha comenzado dentro del oficialismo, lo cual no se divulga todav¨ªa. Pronto vendr¨¢n las delaciones cruzadas, sino los planteos militares.
El r¨¦gimen se ha convertido as¨ª en paria. La comunidad internacional esta alineada en un amplio consenso detr¨¢s del liderazgo de Almagro, quien viene se?alado la gravedad de esta crisis institucional desde su llegada a la OEA dos a?os atr¨¢s, cuando nadie dec¨ªa nada. La OEA es, finalmente, el espacio natural para tratar esta crisis. Y el sistema interamericano ha vuelto a funcionar por medio de sus instrumentos pertinentes, la Carta Democr¨¢tica entre ellos.
Queda por definir el precio de la partida. Para el acusado de narcotr¨¢fico y de saquear riquezas, el poder tal vez sea la ¨²nica manera de evitar la c¨¢rcel. Otro atributo de este clon, tambi¨¦n es un r¨¦gimen en el que gobierna una organizaci¨®n il¨ªcita, o varias. El precio de ese individuo seguramente ser¨¢ muy alto para la democracia. Pero para tener democracia, a veces hay que tragarse alg¨²n sapo.
@hectorschamis
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