Obama vuelve a la luz p¨²blica como conferenciante
El anterior presidente de EEUU evita atacar a Trump en su primera aparici¨®n despu¨¦s de tres meses apartado
Barack Obama ha vuelto ah¨ª donde empez¨® todo. Chicago, la ciudad que alumbr¨® la fulgurante carrera que le llev¨® a la presidencia de EEUU, fue el escenario este lunes de su primera intervenci¨®n p¨²blica desde que abandon¨® la Casa Blanca. En la universidad, ante seis j¨®venes, charl¨® de su pasado y de su futuro. Estuvo distendido, articulado, muy sonriente y centrado en su ambici¨®n futura: ayudar a la pr¨®xima generaci¨®n de l¨ªderes. Fue un Obama completo, excepto en un detalle: obvi¨® cualquier menci¨®n a Donald Trump. La batalla la dej¨® para otro momento.
Obama ha evitado en estos tres meses el cuerpo a cuerpo con Trump. Lo hace por la creencia, compartida con su antecesor, George W. Bush, de que presidente no hay m¨¢s que uno y que la duplicaci¨®n de mensajes va contra el inter¨¦s general. Pero tambi¨¦n porque ¨¦l y los suyos est¨¢n convencidos de que una espiral de este tipo s¨®lo favorecer¨ªa al multimillonario. Prefieren guardarse las balas para los comicios del a?o pr¨®ximo, donde los dem¨®cratas sue?an con romper la mayor¨ªa republicana en ambas c¨¢maras.
Pero guardar silencio ante Trump no ha sido f¨¢cil. Las bases le han presionado para que intervenga y el propio mandatario le reta constantemente. Desde la atalaya presidencial, Trump le ha culpado de la sangr¨ªa siria, le ha acusado de haberle espiado y le ha endosado en un tuit uno de sus insultos preferidos: ¡°Hombre malo y enfermo¡±.
Atado al m¨¢stil de la prudencia, Obama ha resistido. Se ha apartado de la primera l¨ªnea de combate y se ha zambullido en unas maravillosas vacaciones. En estos 95 d¨ªas, jug¨® al golf en California, hizo kitesurfing en las Islas V¨ªrgenes con el visionario Richard Branson, se zambull¨® en el azul turquesa de la Polinesia Francesa y desde El Sol Naciente, el yate del magnate cinematogr¨¢fico David Geffen, disfrut¨® de buenos momentos con sus amigos Tom Hanks, Bruce Springsteen y Oprah Winfrey.
Ahora ha vuelto a la luz p¨²blica. Y lo ha hecho al modo tradicional, primero firmando un contrato con la editorial Penguin Random House por 61 millones de d¨®lares (cuatro veces m¨¢s que Bill Clinton) por sus memorias y las de su esposa, Michelle, y despu¨¦s entrando en el circuito de conferencias pagadas. Aunque no se sabe cu¨¢nto cobra por comparecencia, se trata de una actividad bien remunerada. El expresidente Clinton percibe una media superior a los 200.000 d¨®lares por intervenci¨®n y Bush de unos 150.000. Representado por la elitista agencia Harry Walker la agencia Harry Walker, Obama ha dado luz verde a una serie de charlas que le llevar¨¢n primero por Estados Unidos y luego a Italia y a Alemania, donde, ya fuera de los actos nutricios, se reunir¨¢ con la canciller ?ngela Merkel, con quien forj¨® una s¨®lida amistad.
En esta vuelta al ruedo, su primer paso fue una conversaci¨®n p¨²blica en la Universidad de Chicago. Se trat¨® de una charla sencilla, con un grupo paritario y multirracial de seis l¨ªderes locales. Todo discurri¨® sin sobresaltos . ?l moderaba y el p¨²blico estaba rendido de antemano. En este ambiente c¨¢lido, se habl¨® de las inquietudes sociales de cada uno y de las dificultades de ejercer la pol¨ªtica ciudadana.
Obama, con las canas gan¨¢ndole la partida, ejerci¨® de gran tutor. Iba sin corbata. Camisa blanca, traje azul. Sentado, con los j¨®venes rode¨¢ndole en semic¨ªrculo, su discurso fue largo y articulado. Lo contrario que Donald Trump. Rememor¨® sus or¨ªgenes y c¨®mo el trabajo comunitario le inici¨® en el universo de la pol¨ªtica y tambi¨¦n aprovech¨® para esbozar su porvenir. ¡°?Qu¨¦ puedo hacer en el futuro? Estoy convencido de que hay muchas cosas por delante, pero lo m¨¢s importante es ayudar a la pr¨®xima generaci¨®n de l¨ªderes a cambiar el mundo¡±, afirm¨®.
En este escenario blando, pregunt¨®, ri¨® y al final se dej¨® preguntar. Y ah¨ª fue donde m¨¢s cerca estuvo de entrar en aguas pol¨ªticas. Al tratar la inmigraci¨®n, Obama dio una lecci¨®n de equilibrio, que de alg¨²n modo, son¨® a reproche tanto a Trump, como a su frustrada sucesora, Hillary Clinton. Record¨® Obama que la mayor¨ªa de su compatriotas se identifican con la noci¨®n de Estados Unidos como naci¨®n de emigrantes, pero tambi¨¦n que consideran que este fen¨®meno debe estar encauzado legalmente.
¡°Cuando se rompen la reglas de juego, muchos se sienten frustrados. Hay que ser capaz de escuchar y darse cuenta de que no todos los que critican la inmigraci¨®n ilegal son racistas. Del mismo modo, tampoco se debe olvidar que quienes vienen a nuestro pa¨ªs, buscan un futuro mejor. El sistema nunca ha sido perfecto. Hist¨®ricamente ha oscilado, hace m¨¢s de un siglo a los irlandeses se les trataba como a los inmigrantes ahora¡±, dijo Obama.
Ese fue el tono. Anal¨ªtico y arbitral. Un preludio quiz¨¢ de su porvenir. El de un presidente que hizo historia, pero cuyo inmenso legado qued¨® en las manos que menos deseaba. A sus 55 a?os, Barack Obama tiene ante s¨ª la tarea de alumbrar un futuro, una vida capaz de sobrevivir a la sombra de su presidencia. La de Obama despu¨¦s de s¨ª mismo.
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