El caso del cura ped¨®filo que desaf¨ªa al Papa
Julio Grassi fue el sacerdote m¨¢s medi¨¢tico de Argentina. Est¨¢ condenado a 15 a?os de c¨¢rcel. Bergoglio no lo ha expulsado ni contesta las cartas de las v¨ªctimas
Era el cura preferido de los ricos. Una aut¨¦ntica estrella medi¨¢tica, el religioso m¨¢s famoso de Argentina. Desfilaba por todas las televisiones en los noventa, su gran momento. Con apoyo del Gobierno de Carlos Menem y de algunas de las personas m¨¢s acaudaladas de Argentina, como Amalita Fortabat, Julio Grassi se mov¨ªa c¨®modo en los plat¨®s y recaudaba enormes cantidades de dinero para su fundaci¨®n, Felices los Ni?os, que lleg¨® a acoger a 6.300 menores de la calle. Eran tiempos duros de ajuste en los que era frecuente ver a chavales sin hogar en Buenos Aires. En 2002 lleg¨® el esc¨¢ndalo. El pa¨ªs se paraliz¨® para ver un programa de investigaci¨®n en televisi¨®n, Telenoche,en el que tres de esos ni?os desvalidos, de entre 14 y 16 a?os, que depend¨ªan de Grassi para todo, contaban los abusos sexuales a los que les somet¨ªa. Argentina enmudeci¨®.
Desde ese d¨ªa se inici¨® una enorme batalla de poder, con todos los ingredientes habituales de un pa¨ªs acostumbrado a las operaciones oscuras: espionaje, amenazas, chantaje. Grassi se defendi¨® con dureza: acudi¨® a todos sus contactos para reivindicar su inocencia, contrat¨® los mejores abogados, e incluso cuando entr¨® en la c¨¢rcel ¡ªen 2013, 11 a?os despu¨¦s¡ª logr¨® un trato privilegiado gracias a sus contactos y el dinero de la fundaci¨®n. Pero finalmente la justicia le derrot¨®: la Corte Suprema argentina confirm¨® el 23 de marzo su sentencia a 15 a?os por abuso sexual agravado y corrupci¨®n de menores, ya inamovible.
Pero el caso tiene un trasfondo a¨²n mayor. A pesar de la pol¨ªtica de tolerancia cero con los curas ped¨®filos impulsada por el Vaticano, a¨²n hoy, 15 a?os despu¨¦s de la denuncia televisiva, Grassi sigue siendo cura y viste el alzacuellos en la c¨¢rcel. El sacerdote reivindica que la Iglesia le sigue apoyando y que tiene el respaldo nada menos que del papa Francisco, que era jefe de la Iglesia argentina en los a?os del esc¨¢ndalo.
¡°Bergoglio nunca me solt¨® la mano. Hablo con ¨¦l, me apoya mucho espiritualmente y me cree¡±, lleg¨® a decir. Algunos aseguran incluso que era su confesor. En el entorno de Bergoglio lo desmienten, admiten que alguna vez pudo confesarlo, pero aseguran que no era nada estable y no ten¨ªan una relaci¨®n tan estrecha.
El Papa nunca dijo una palabra del asunto, ni antes ni despu¨¦s de ser elegido. ¡°No apoy¨® a Grassi, no fue a visitarlo a la c¨¢rcel, pero no habl¨® porque no era su obispo [pertenece a Mor¨®n, en los alrededores de Buenos Aires] y porque hab¨ªa muchas dudas de la culpabilidad. Detr¨¢s de este esc¨¢ndalo hubo una operaci¨®n econ¨®mica de los rivales de Grassi en negocios importantes, no estaba claro si era una operaci¨®n de inteligencia¡±, se?ala un religioso argentino cercano al Pont¨ªfice. Con otros casos fuera de Argentina, Francisco se mostr¨® m¨¢s cercano. En este nunca se acerc¨® a las v¨ªctimas, que le han hecho llegar varios mensajes a los que no ha contestado.
En la secretar¨ªa de prensa de la Santa Sede explican que Bergoglio nunca ha querido entrometerse en un asunto que estaba judicializado. ¡°La respuesta del Papa es siempre tajante: m¨¢ximo respeto a la justicia civil, tolerancia cero con los culpables y apoyo absoluto a las v¨ªctimas¡±, aseguran. Adem¨¢s, ante la reclamaci¨®n de las v¨ªctimas para que Grassi deje de ser cura y sea convertido en laico, se?alan que ¡°la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe est¨¢ justo en estos d¨ªas dando las indicaciones precisas y terminando de examinar la situaci¨®n de cara a adoptar una resoluci¨®n definitiva¡±.
¡°La elecci¨®n del papa Francisco fue recibida con muy buenas expectativas por el mundo, la Iglesia tom¨® una posici¨®n clara sobre la pederastia. Pero las v¨ªctimas de Grassi esperan que diga algo. Una de ellas le envi¨® una carta en la que le ped¨ªa que lo recibiera y le ayudara a recuperar la fe perdida con los abusos de este sacerdote y le reclamaba que lo redujera a laico. No hubo respuesta¡±, explica Juan Pablo Gallego, abogado de las v¨ªctimas, que a¨²n hoy mantienen en secreto su identidad.
¡°En noviembre de 2015, fui al Vaticano y habl¨¦ unos minutos con el Papa para pedirle que tenga un gesto con las v¨ªctimas¡±, explica Miriam Lewin, la periodista que destap¨® el esc¨¢ndalo en 2002. ¡°Me escuch¨® y pens¨¦ que lo har¨ªa, pero nunca les llam¨®. Su discurso contra la pedofilia es muy duro, pero deber¨ªa reflejarse en hechos concretos en este caso. Las v¨ªctimas necesitan una reparaci¨®n, un pedido de disculpas. No se entiende c¨®mo Grassi puede seguir siendo cura. Francisco sabe que las heridas en los ni?os son muy dif¨ªciles de reparar, ellos depend¨ªan para todo de Grassi, no ten¨ªan familia. Ahora algunas v¨ªctimas [de otros casos, como la irlandesa Marie Collins y el brit¨¢nico Peter Saunders] han abandonado la comisi¨®n del Vaticano para la protecci¨®n de los menores. El Papa tiene que hacer un gesto importante¡±, insiste Miriam Lewin.
Muchos en Argentina creen que el Pont¨ªfice apoy¨® t¨¢citamente a Grassi porque no lo cre¨ªa culpable. De hecho, Bergoglio encarg¨® y pag¨® al jurista Mario Sancinetti un trabajo de 2.600 p¨¢ginas, Estudios sobre el ¡®caso Grassi¡¯, en el que se conclu¨ªa que el cura era inocente. Los abogados de las v¨ªctimas lo entendieron como un mecanismo de presi¨®n a la justicia. Todav¨ªa en 2013, cuando entr¨® en la c¨¢rcel, cuatro a?os despu¨¦s de la primera condena, el obispado de Mor¨®n le defend¨ªa: ¡°Se desprenden dudas acerca de su culpabilidad¡±, se?al¨® un comunicado oficial.
¡°El nivel de pruebas en el juicio fue alt¨ªsimo, se comprobaron aspectos del ¨®rgano sexual del sacerdote que conoc¨ªan las v¨ªctimas. Ganamos el juicio contra uno de los hombres m¨¢s poderosos de Argentina. Era como un poder propio dentro de la Iglesia. Tuvo 26 abogados defensores, los mejores del pa¨ªs, los m¨¢s caros, algo nunca visto. Fue David contra Goliat, y ganamos porque era culpable¡±, asegura Gallego. Lo cierto es que, con presiones o sin ellas, la justicia argentina ha sentenciado definitivamente que Grassi abus¨® de esos ni?os. Y ahora todas las miradas apuntan al Vaticano, y a Francisco, que ha sido tajante en otros casos internacionales pero tiene un desaf¨ªo enorme en su propia casa, un pa¨ªs del que sigue muy pendiente pero que, sin embargo, ha decidido no visitar de momento, inquieto por las pasiones, a favor y en contra, que desatan todos sus movimientos.
Una vida de lujo en prisi¨®n: Internet y ba?o privado
El padre Julio Grassi mostr¨® su poder y sus contactos incluso despu¨¦s de ser encarcelado. En 2014, otra investigaci¨®n televisiva gener¨® un nuevo esc¨¢ndalo. El programa de Jorge Lanata, Periodismo para todos,mostr¨® im¨¢genes de la privilegiada vida del religioso en la c¨¢rcel, siempre vestido de cura. Los contactos ¡ªy el dinero¡ª de Grassi le hab¨ªan permitido tener su propia oficina con ordenador con Internet, una cama y ba?o privado. Estaba cerca de las cocinas de la prisi¨®n de Campana, a unos 80 kil¨®metros de Buenos Aires.
Ten¨ªa tres tel¨¦fonos m¨®viles, algo totalmente prohibido, con los que segu¨ªa dirigiendo la Fundaci¨®n Felices los Ni?os, que de los 6.400 menores de las ¨¦pocas de esplendor pas¨® a acoger a unos 50 en situaci¨®n especialmente delicada, hu¨¦rfanos o protegidos por casos de violencia familiar.
Adem¨¢s, en su celda hab¨ªa televisi¨®n y nevera, algo impensable en las c¨¢rceles argentinas. Pero lo que m¨¢s esc¨¢ndalo gener¨® es que Grassi desviaba a la c¨¢rcel en la que est¨¢ encerrado parte de las donaciones que se hac¨ªan a la fundaci¨®n. Repart¨ªa esa comida entre presos y funcionarios de prisiones, y con eso lograba los evidentes privilegios que ten¨ªa en la prisi¨®n. El esc¨¢ndalo fue de tal calibre que fue destituido el director de la prisi¨®n. El poder de Julio Grassi parece infinito.
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