El muro contra Marine Le Pen muestra fisuras
Macron intenta reconstruir el maltrecho frente republicano alertando sobre el peligro ultra del FN
Un mito est¨¢ a punto de desmoronarse en Francia, el del frente republicano, ese muro de contenci¨®n que en elecciones sucesivas imped¨ªa al Frente Nacional del clan Le Pen acercarse a posiciones de poder. El todos contra el FN puede quedar obsoleto el domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que enfrentan al exbanquero y exministro centrista Emmanuel Macron con la nacionalpopulista Marine Le Pen. Para reconstruir el frente republicano, Macron intenta arrinconar a Le Pen en la extrema derecha asociada al colaboracionismo con los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Le Pen busca retratar a Macron como un oligarca al servicio del poder financiero internacional.
La distancia entre ambos candidatos se estrecha desde el 23 de abril, d¨ªa de la primera vuelta. Un sondeo del instituto Odoxa, que hace una semana daba 63% de votos a Macron y 37% a Le Pen, les da ahora 59 y 41. Queda muy lejos del 82% que sac¨® el presidente Jacques Chirac en la segunda vuelta 2002 ante el 18% del padre de Marine Le Pen, Jean-Marie. Entonces s¨ª hubo un frente republicano. Hoy, aunque los sondeos acierten y Macron gane con comodidad, no se repetir¨ªa.
¡°Hay una tendencia pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs que era considerada ileg¨ªtima en nuestra historia: durante tiempo existi¨® la idea de que en el momento en que hab¨ªa un riesgo de la extrema derecha, derecha e izquierda se coaligar¨ªan¡±, explica el polit¨®logo G¨¦rard Grunberg.
Ya no es as¨ª. ¡°No hay un frente republicano¡±, constat¨® la semana pasada Macron en un mitin en el norte del pa¨ªs. El candidato de En Marcha! multiplica los gestos para persuadir a votantes y l¨ªderes de que el FN sigue siendo un partido ultra que merece la movilizaci¨®n de los dem¨®cratas. Se trata de demonizar de nuevo a un partido que se ha embarcado en un proceso de desdemonizaci¨®n.
El viernes Macron se desplaz¨® a Oradour-sur-Glane, el pueblo cerca de Limoges donde los nazis mataron a 642 hombres, mujeres y ni?os el 10 de junio de 1944. Y este domingo, con ocasi¨®n de la Jornada Nacional de los Deportados, asisti¨® a los memoriales de la shoah y de los m¨¢rtires de la deportaci¨®n en Par¨ªs, una manera de alertar sobre el peligro del extremismo, del regreso a los a?os treinta. Varios veteranos de la resistencia han apelado a votar contra Le Pen.
"Tenemos un deber de memoria", dijo Macron. "Y [tenemos] el deber de que esto no vuelva a ocurrir, no aceptando en nada el debilitamiento moral que puede tentar a algunos, el relativismo que puede tentar a otros, el negacionismo [del holocausto] en el que otros encuentran refugio".
"Yo no hago comercio con las conmemoraciones", dijo unas horas antes Le Pen tras depositar, sin la presencia de fot¨®grafos, unas flores en una estela conmemorativa en Marsella. "Estos no son actos electorales".
A Le Pen le ayuda el abstencionismo de izquierdas, la convicci¨®n por parte de una parte de los votantes de Jean-Luc M¨¦lenchon, el candidato de La Francia Insumisa, de que ¡°entre la extrema finanza y la extrema derecha¡± no hay elecci¨®n buena. Tambi¨¦n cuenta con apoyo de una parte ¡ªun tercio seg¨²n algunos sondeos¡ª de los votantes en la primera vuelta de Fran?ois Fillon, candidato de Los Republicanos, anta?o el gran partido de la derecha.
Le Pen ha sido ¨¢gil en la primera semana de campa?a. Se siente c¨®moda a la contra. La palabra de la semana es remuntada o remontada, neologismo del catal¨¢n o el castellano adoptado por la lengua francesa tras la reciente remontada del Bar?a frente al Par¨ªs Saint Germain. Al propio Le Pen recurre al hispanismo y promete la remontad¨¢.
En siete d¨ªas la candidata del FN ha renunciado temporalmente la presidencia del partido para vestirse del manto de candidata de todos franceses. Ha lanzado una operaci¨®n de seducci¨®n hacia el votante izquierdas, present¨¢ndose como la candidata que embridar¨¢ las fuerzas de la globalizaci¨®n y plantar¨¢ cara ante ¡°estas finanzas arrogantes¡± y ¡°la oligarqu¨ªa¡± supuestamente representada por ¡°el banquero Macron¡±. Ha realizado una apertura a la derecha de ra¨ªz gaullista?¡ªalgo que su padre no logr¨® en 2002¡ª al nombrar primer ministro in p¨¦ctore al peque?o candidato Nicolas Dupont-Aignan. Y ha suavizado, aunque de forma confusa, su promesa m¨¢s impopular, retirar a Francia del euro.
Macron y Le Pen han convocado sendos m¨ªtines multitudinarios el lunes en la regi¨®n de Par¨ªs, coincidiendo con la fiesta del 1 de mayo. El mi¨¦rcoles debatir¨¢n en televisi¨®n. Hace 15 a?os Chirac se neg¨® a debatir con Le Pen padre. Macron no puede permitirse este lujo. Tiene que pelear por cada voto. Y el frente republicano de entonces dif¨ªcilmente se repetir¨¢.
¡°Lo que ha cambiado hoy es que, de una parte, la extrema izquierda se ha vuelto populista, con M¨¦lenchon: rechaza la divisi¨®n izquierda/derecha y por tanto considera que no est¨¢ mucho m¨¢s cerca del se?or Macron que de la se?ora Le Pen, y rechaza decir claramente que vota a Macron¡±, dice Grunberg. ¡°Lo mismo ocurre con una parte de los republicanos. Incluso la Iglesia cat¨®lica, incluso el Papa, no se decide entre la extrema derecha y Macron¡±.
El FN ya es el gran partido de la derecha francesa y, aunque el 7 de mayo pierda, puede superar el 40% de votos. Es la nueva normalidad.
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