La Iglesia argentina reabre heridas de la dictadura al hablar de ¡°reconciliaci¨®n¡±
Los obispos invitan a v¨ªctimas de la dictadura y de los grupos armados de izquierda y provocan cr¨ªticas feroces
La memoria tr¨¢gica de los 70 y la dictadura remueve de nuevo Argentina. La Iglesia de este pa¨ªs, estrechamente vinculada al Papa Francisco, que la dirigi¨® antes de ser pont¨ªfice, ha hurgado en esa herida y ha recibido duras cr¨ªticas. La Conferencia Episcopal argentina promueve un intento de "reconciliaci¨®n" al que las v¨ªctimas de la dictadura han respondido con dureza: ?Qu¨¦ reencuentro puede haber si los militares ni siquiera han pedido perd¨®n ni han explicado d¨®nde est¨¢n los desaparecidos?, se preguntan.
El papel de la Iglesia argentina durante la dictadura es un asunto especialmente sensible, que ha complicado siempre su imagen. La mayor¨ªa de los obispos apoyaron a los militares, que eran cat¨®licos y de misa frecuente. Nunca los condenaron p¨²blicamente. Hab¨ªa curas en los centros en los que se comet¨ªan las peores atrocidades. Aunque tambi¨¦n hubo otros religiosos que siempre rechazaron la dictadura y ayudaron a los que luchaban contra ella.
Ahora la Iglesia argentina, empujada por el Papa, trataba de mejorar su imagen con la promesa de abrir sus archivos para que se conozca mejor la historia oscura de la dictadura. Pero el mero uso de la palabra "reconciliaci¨®n" en el marco de una Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal en la que se ha invitado a v¨ªctimas de la dictadura y a otras v¨ªctimas de organizaciones armadas de izquierda, coloc¨¢ndolas al mismo nivel, ha provocado cr¨ªticas feroces.
"Es un disparate", sentencia Estela de Carlotto, l¨ªder de Abuelas de Plaza de Mayo. "?C¨®mo se van a reconciliar los padres de las v¨ªctimas con los que hicieron desparecer a sus hijos o nietos que a¨²n no se sabe d¨®nde est¨¢n?", clama el premio Nobel de la Paz Adolfo P¨¦rez Esquivel.
En una posici¨®n m¨¢s moderada, Graciela Fern¨¢ndez Meijide, una madre de desaparecido con una larga trayectoria pol¨ªtica en el marco de los derechos humanos, ha decidido acudir a esta reuni¨®n organizada por la Conferencia Episcopal, en la que los obispos escuchar¨¢n su testimonio y el de algunos hijos de militares asesinados por Montoneros o el ERP, las dos grandes organizaciones armadas, pero ve imposible la reconciliaci¨®n. "Yo ya habl¨¦ con el Papa en Roma de este tema. Le pregunt¨¦ qu¨¦ quer¨ªa decir con reconciliaci¨®n y ¨¦l me reconoci¨® que los que han cometido cr¨ªmenes deben cumplir sus sentencias. No puede haber reconciliaci¨®n mientras los militares que dieron un golpe de Estado no pidan perd¨®n. Parece que no lo necesitan, porque no lo piden. En todos estos a?os ninguno lo ha hecho. Han tenido muchas ocasiones y jam¨¢s han dicho d¨®nde estaban enterrados los desaparecidos, o 'lamento el da?o que le hicimos a la sociedad", explica a EL PA?S.
El movimiento de la Iglesia ha generado tanta pol¨¦mica que los propios obispos est¨¢n tratando de rebajar la iniciativa. En la Conferencia Episcopal explican que de momento solo se trata de escuchar a las v¨ªctimas y a partir de ah¨ª se ver¨¢ en los pr¨®ximos meses en qu¨¦ queda este proceso. Pero es evidente que esta es una decisi¨®n de fondo tomada por un episcopado en contacto permanente con el Papa.
Jos¨¦ Mar¨ªa Arancedo, presidente de la Conferencia Episcopal, cit¨® a Bergoglio para defender esta apuesta por la reconciliaci¨®n. "Nos hemos acostumbrado a una cultura del enfrentamiento, la violencia y la anomia que nos debilita como naci¨®n. Francisco nos recuerda que "la nueva evangelizaci¨®n anima a todo bautizado a ser instrumento de pacificaci¨®n y testimonio cre¨ªble de una vida reconciliada. Es hora, contin¨²a, de saber dise?ar, en una cultura que privilegie el di¨¢logo como forma de encuentro, la b¨²squeda de consensos y acuerdos, pero sin separarlos de la preocupaci¨®n por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones".
"La presi¨®n de los militares es muy fuerte, hay mucha gente en la c¨¢rcel que busca pasar al menos a prisi¨®n domiciliaria. Hay muchos movimientos y la Iglesia parece haber sido sensible a ellos", sentencia Fern¨¢ndez Meijide, muy esc¨¦ptica con las posibilidades de este proceso.
En Argentina, ejemplo mundial por la persecuci¨®n a los represores ¨Chay m¨¢s de 2.000 imputados y 700 condenados en los ¨²ltimos a?os, cuando se abandon¨® la pol¨ªtica de indulto promovida por Carlos Menem en los 90- hay un consenso muy amplio en contra de la dictadura. Y un rechazo muy fuerte a la teor¨ªa llamada "de los dos demonios", esto es poner al mismo nivel a los militares que organizaron la represi¨®n y utilizaron el aparato del Estado y los guerrilleros que lucharon contra ellos en la clandestinidad. Pero tambi¨¦n hay una reclamaci¨®n de una parte importante de la sociedad para que se condene la violencia que estos guerrilleros perpetraron en los a?os anteriores a la dictadura.
Lo que la mayor¨ªa de los argentinos no parece aceptar es la idea de una reconciliaci¨®n mientras los militares sigan sin ayudar a encontrar a los desaparecidos y a sus hijos. M¨¢s de 300 abuelas buscan a¨²n a sus nietos, entregados ilegalmente a familias cercanas a la dictadura. Meijide lo tiene claro: no es el momento. "Ahora no es posible. De la reconciliaci¨®n, si llega, se encargar¨¢n otras generaciones. Mejor ocup¨¦monos de la grieta en serio que hay con el 33% de pobreza que tenemos".
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