La ex fiscal general declara que el general Flynn era susceptible de ¡°chantaje¡± por Rusia

El teniente general Michael Flynn era el eslab¨®n d¨¦bil de la seguridad nacional. No s¨®lo ¡°estaba enga?ando a la opini¨®n p¨²blica¡± y al vicepresidente sobre sus conversaciones con el embajador ruso sino que era susceptible ¡°de ser chantajeado¡± por el Kremlin. As¨ª lo expuso hoy la ex fiscal general de Estados Unidos Sally Yates en su crucial declaraci¨®n ante el Subcomit¨¦ Judicial del Senado que investiga la trama rusa. Una declaraci¨®n explosiva que mostr¨® la exasperante lentitud de la Casa Blanca a la hora de cerrar la crisis abierta por las mentiras del consejero de Seguridad Nacional.

El esc¨¢ndalo Flynn tuvo su epicentro a finales del a?o pasado. Donald Trump a¨²n no hab¨ªa asumido el poder, y el presidente Barack Obama iba a hacer p¨²blicas las sanciones contra Rusia por su campa?a de desprestigio contra Hillary Clinton durante las elecciones. En ese momento, el magnate republicano hab¨ªa delegado la relaci¨®n con el Kremlin en el teniente general Flynn. Un militar de 58 a?os tan brillante en el campo de batalla como extremista y rus¨®filo en el terreno ideol¨®gico.

Aunque no se sab¨ªa p¨²blicamente, Flynn era objeto de investigaci¨®n por el FBI: su relaci¨®n con Rusia iba m¨¢s all¨¢ de sus simpat¨ªas por los juegos de poder de Vlad¨ªmir Putin. Entre 2012 y 2014 hab¨ªa dirigido la Agencia de Inteligencia de la Defensa. Su trato tir¨¢nico con superiores y subordinados le granje¨® odios profundos y culmin¨® con su despido. Tras separarse de la Administraci¨®n, lejos de mantener la distancia empez¨® a trabajar como asesor de empresas rusas y en esta aproximaci¨®n incluso hab¨ªa compartido mantel en un acto p¨²blico con Putin.

Pero no eran s¨®lo esas conexiones las que levantaban suspicacias. El propio Obama, seg¨²n fuentes de la Casa Blanca, alert¨® a Trump de que no nombrase para ning¨²n cargo a Flynn por sus modos abusivos.

El republicano desoy¨® el consejo. Confiaba en Flynn para destensar las relaciones con el Kremlin. Y as¨ª ocurri¨® el 29 de diciembre pasado. Ese d¨ªa, Obama anunci¨® la expulsi¨®n de 35 diplom¨¢ticos rusos por las injerencias durante la campa?a. Acto seguido, Flynn llam¨® al embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak. A lo largo de varias conversaciones telef¨®nicas, el ex teniente general dio a entender que si Mosc¨² manten¨ªa la calma y dejaba sin responder las sanciones, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil reequilibrar las relaciones cuando Trump fuese investido. A la ma?ana siguiente, Putin decidi¨® no tomar ninguna represalia.

Tras la toma de posesi¨®n presidencial, el 20 de enero pasado, Flynn fue nombrado consejero de Seguridad Nacional. Al ser interrogado el 24 de enero por el FBI por sus conversaciones con el embajador Kislyak, neg¨® haber tratado las sanciones. Lo mismo dijo p¨²blicamente. Y esa misma versi¨®n fue defendida en varias entrevistas por el vicepresidente, Mike Pence.

Fue entonces cuando intervino la fiscal general interina, Sally Yates, n¨²mero dos de la anterior responsable de justicia, la dem¨®crata Loretta Lynch. El 26 de enero solicit¨® una entrevista con Donald McGahn, consejero de la Casa Blanca. Conocedora de las escuchas que el servicio de inteligencia hab¨ªa hecho por rutina al embajador Sislyak y en las que figuraba la conversaci¨®n con Flynn, la fiscal alert¨® de que el consejero de Seguridad Nacional estaba faltando a la verdad y que, por lo tanto, era susceptible de chantaje por Rusia.

¡°Le dije que la conducta de Flynn era problem¨¢tica, que hab¨ªa enga?ado al vicepresidente y a la opini¨®n p¨²blica y que esto era algo que los rusos tambi¨¦n sab¨ªan. Era un problema porque creaba una situaci¨®n comprometida¡±, declar¨® Yates ante el Senado.

La fiscal y McGahn volvieron a verse al d¨ªa siguiente. ¡°McGahn me pregunt¨® qu¨¦ importaba si un miembro de la Casa Blanca ment¨ªa a otro. Yo le contest¨¦ que cada vez que se repet¨ªa esta falsedad aumentaba la situaci¨®n de riesgo. Y que la informaci¨®n se la daba para que tomasen medidas¡±, afirm¨® Yates.

La advertencia era de una gravedad excepcional. Uno de los m¨¢ximos responsables de la seguridad de Estados Unidos y guardi¨¢n de sus m¨¢s profundos secretos estaba mintiendo, incluso al vicepresidente, sobre su relaci¨®n con el Kremlin. La Casa Blanca rest¨® importancia a la advertencia, consider¨® que se trataba de un caso legal y Trump dej¨® el tiempo pasar. Pero Yates no sobrevivi¨®. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, la fiscal general fue destituida por negarse a defender el pol¨¦mico veto migratorio. Y ¨²nicamente despu¨¦s de que The Washington Post revelase dos semanas m¨¢s tarde las conversaciones con Kislyak, el presidente se deshizo de Flynn.

Desde ese 13 de febrero, Trump no se ha podido librar de la trama rusa. El FBI y dos comit¨¦s de inteligencia investigan si el entorno del republicano se coordin¨® con el Kremlin en el ciberataque contra Clinton. Aunque todav¨ªa no se ha demostrado la conexi¨®n, cualquier nuevo indicio resulta inmensamente t¨®xico para la Casa Blanca. Ca¨ªdo Flynn y sometido a inhabilitaci¨®n parcial el fiscal general, que tambi¨¦n ocult¨® sus conversaciones con el embajador ruso, la pr¨®xima pieza a capturar es el propio presidente.