Los pa¨ªses miembros del Acuerdo de Par¨ªs contra el Cambio Clim¨¢tico piden a Trump que no lo abandone
El equipo del mandatario republicano decidir¨¢ este martes si permanece en un pacto que ya critic¨® como candidato
Donald Trump est¨¢ a punto de tomar una de las decisiones m¨¢s importantes que puede tomar al inicio de su presidencia, tanto para su pa¨ªs como para el resto del mundo. La Administraci¨®n republicana determinar¨¢ este martes si permanece en el Acuerdo de Par¨ªs contra el Cambio Clim¨¢tico, ratificado en 2015 por el expresidente Barack Obama. Durante la reuni¨®n de Naciones Unidas en Alemania, los principales pa¨ªses miembros del Acuerdo de Par¨ªs contra el Cambio Clim¨¢tico han pedido a Estados Unidos que no lo abandone. A ellos se han sumado tambi¨¦n inversores y empresarios que han pedido p¨²blicamente a Trump que no abandone el pacto por las consecuencias que puede tener ante el avance de los efectos por el calentamiento global.
El Gobierno de EE UU, sin embargo, ha dado ya varias se?ales de que podr¨ªa incumplir el acuerdo, por el que se comprometi¨® a reducir un 14% las emisiones contaminantes para 2025. La decisi¨®n ser¨¢ tomada por los principales asesores del presidente, as¨ª como los responsables del Departamento de Energ¨ªa y la Agencia de Protecci¨®n Ambiental. La reuni¨®n ser¨¢ liderada por la hija y asesora del presidente, Ivanka Trump, seg¨²n ha informado la Casa Blanca. Su esposo Jared tambi¨¦n estar¨¢ presente.
La primera se?al en contra del acuerdo fue el nombramiento de Scott Pruitt como responsable de la Agencia de Protecci¨®n Ambiental. En contra de lo que dice la ciencia, Pruitt niega que el cambio clim¨¢tico est¨¦ relacionado con las acciones humanas. El director ha recortado un 40% el presupuesto de la agencia, ha eliminado la secci¨®n sobre cambio clim¨¢tico de la p¨¢gina web institucional y, seg¨²n revel¨® este domingo The New York Times, ha despedido a casi una docena de cient¨ªficos de su consejo cient¨ªfico para reemplazarlos con miembros de la industria de energ¨ªas contaminantes.
La Administraci¨®n Trump ha derogado tambi¨¦n las medidas impulsadas por Obama para luchar contra el cambio clim¨¢tico y lograr una reducci¨®n hist¨®rica en el nivel de emisiones t¨®xicas. Esta decisi¨®n significa que, incluso si EE UU permanece en el Acuerdo de Par¨ªs, tendr¨¢ muy dif¨ªcil alcanzar el recorte de emisiones. El argumento de Trump es que mantener el pacto tendr¨¢ duras consecuencias econ¨®micas para EE UU, mientras que otras naciones como China y Rusia ¡°no contribuyen nada¡±.
Trump ha basado toda su pol¨ªtica ambiental en dos argumentos: la ruptura dr¨¢stica con las pol¨ªticas de su antecesor y el impulso de la creaci¨®n de empleo en el sector del ¡°lindo carb¨®n¡±, en palabras del mandatario. ¡°Yo les hice esta promesa. Vamos a volver a ponerles a trabajar¡±, dijo el mandatario al firmar un texto que promet¨ªa lograr la ¡°independencia energ¨¦tica¡± de Estados Unidos, ¡°crear empleo e incrementar nuestra riqueza¡±.
La realidad del sector del carb¨®n demuestra por el contrario que esos puestos de trabajo son pr¨¢cticamente imposibles de recuperar tras la ca¨ªda en la demanda y la transformaci¨®n tecnol¨®gica. Trump ha declarado el fin de ¡°la guerra contra el carb¨®n¡± y defiende que el principal culpable del declive en este sector son las pol¨ªticas ambientales del expresidente Obama. Pero las medidas m¨¢s restrictivas del dem¨®crata nunca llegaron a entrar en vigor y fueron aprobadas despu¨¦s de que los principales productores de carb¨®n del pa¨ªs se hubieran declarado en bancarrota.
Poco puede hacer Trump ahora para revertir su situaci¨®n. El avance de la tecnolog¨ªa en el sector del carb¨®n y la alternativa de las energ¨ªas limpias y el gas natural ha hecho que EE UU dependa cada vez menos de este recurso f¨®sil. Desde 2012, el impulso a las extracciones de gas natural se ha sumado al declive en la demanda de carb¨®n por parte de China, que parece dispuesto a asumir el liderazgo en la lucha por recortar las emisiones contaminantes.
La ¨²ltima v¨ªctima estadounidense de este descenso fue Peabody Energy Corp, la empresa privada m¨¢s grande del mundo en el sector del carb¨®n, que se declar¨® en bancarrota en abril de 2016. Robert Murray, presidente de Murray Energy, culp¨® a Obama de ¡°destruir virtualmente¡± a la industria, pero su deterioro tiene m¨¢s que ver con un cambio fundamental en el sector y menos con las medidas del mandatario dem¨®crata para reducir las emisiones.
En los ¨²ltimos cinco a?os, la proporci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica procedente del carb¨®n descendi¨® de un 53% al 35% en EE UU. Los puestos de trabajo relacionados con las renovables crecieron doce veces m¨¢s que el resto de la econom¨ªa estadounidense, seg¨²n un informe del Environmental Defense Fund, un 6% entre 2012 y 2015, mientras que los vinculados a las energ¨ªas f¨®siles se redujeron en un 4,5%.
Las medidas de Trump permitir¨¢n retrasar el cierre de algunas de las plantas contaminantes, pero mientras crezca el mercado de las renovables y siga descendiendo la demanda de carb¨®n, la promesa de devolver al sector los miles de puestos de trabajo con los que cont¨® hace varias d¨¦cadas es imposible de cumplir. Seg¨²n datos del Censo de 2014, la industria empleaba a 76.000 personas, muy por debajo de la de los casinos (99.000), parques tem¨¢ticos (143.000) o limpiadores de coches (150.000).?
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