El cambio pol¨ªtico en Se¨²l altera todos los equilibrios estrat¨¦gicos en la regi¨®n
Moon Jae-in se ha declarado dispuesto a viajar a Pyongyang "si se dan las condiciones necesarias"
En la partida de p¨®ker estrat¨¦gico que se disputa en la pen¨ªnsula coreana, y en la que el premio es el programa nuclear de Kim Jong-un, un jugador ha cambiado todas sus cartas y puede alterar el resultado final. El nuevo presidente surcoreano, el progresista Moon Jae-in, ha dejado claro que quiere acabar la pol¨ªtica de sus predecesores conservadores de mano dura hacia Corea del Norte y pretende abrir la puerta a un di¨¢logo. Es una posici¨®n que conviene a China, su principal socio comercial, pero que deja a Se¨²l en riesgo de chocar contra Estados Unidos, su principal aliado militar.
Moon no ha perdido el tiempo tras las elecciones del martes pasado que le dieron una victoria decisiva. En su discurso de investidura expres¨® ya su disposici¨®n a viajar a Pyongyang ¡°si se dan las condiciones necesarias¡±. En un gesto igualmente importante, en su primer d¨ªa de mandato ha nombrado jefe de los servicios secretos a Suh Hoon, el hombre que encabez¨® las negociaciones para las dos ¨²nicas cumbres intercoreanas que se han celebrado hasta el momento, en 2000 y 2007.
¡°Me mover¨¦ r¨¢pido para resolver la crisis en la seguridad nacional¡±, declar¨® el nuevo jefe de Estado a los parlamentarios en una sencilla ceremonia de toma de posesi¨®n.
El flamante l¨ªder surcoreano es un firme creyente en las bondades de un mayor contacto pol¨ªtico y econ¨®mico con el norte, que cree que servir¨¢ para facilitar una hipot¨¦tica unificaci¨®n con los vecinos y de garante de la paz entre los dos pa¨ªses. Es una pol¨ªtica similar a la que adopt¨® su mentor pol¨ªtico, Roh Moo-hyun, en su presidencia (2003-2008).
Aunque las circunstancias han cambiado desde entonces. Corea del Norte ha acelerado su programa de armamento: solo en la era de Kim Jong-un ha lanzado 49 misiles y completado tres pruebas nucleares. Este pa¨ªs no est¨¢ dispuesto a renunciar a sus armas, y los expertos temen otro pr¨®ximo ensayo at¨®mico. La ONU ha aprobado numerosas sanciones contra el r¨¦gimen de Pyongyang, algo que complica propuestas de Moon como la reapertura y expansi¨®n del pol¨ªgono industrial conjunto de Kaesong, que su predecesora, Park Geun-hye, cerr¨® el a?o pasado.
Como recuerdan en un an¨¢lisis Marcus Noland y Kent Boydston, del Instituto Peterson para la Econom¨ªa internacional (PIIE, por sus siglas en ingl¨¦s), ¡°las propias leyes nacionales de Corea del Sur har¨¢n m¨¢s dif¨ªcil una grandiosa relaci¨®n intercoreana no supervisada¡±. El presidente puede tener tambi¨¦n problemas para conseguir el visto bueno de un Parlamento en el que su Partido Dem¨®crata no cuenta con mayor¨ªa. O incluso de una poblaci¨®n dividida a la hora de abordar el trato al vecino del norte, ese pa¨ªs con el que comparten lazos de sangre pero cuyo arsenal apunta hacia Se¨²l.
El grado de apertura ¡°depender¨¢, en ¨²ltima instancia, de Corea del Norte. Si no hay progresos en la cuesti¨®n de su programa nuclear, los cambios en la pol¨ªtica exterior de Moon ser¨¢n solo relativamente menores¡±, se?ala Chen Xiaohe, de la escuela de estudios internacionales de la Universidad Renmin de Pek¨ªn (China).
Equilibrios con EE UU
El nuevo jefe de Estado tendr¨¢ que encontrar tambi¨¦n c¨®mo hacer su pol¨ªtica aceptable para Estados Unidos. Un problema, quiz¨¢s, a la altura de la cuadratura del c¨ªrculo, visto que el Gobierno del impredecible presidente Donald Trump quiere todo lo contrario: aumentar la presi¨®n sobre Pyongyang mediante mayores sanciones o, si es necesario, incluso la fuerza para obligarle a renunciar a sus bombas nucleares y misiles.
Aunque en su partida contra Kim Jong-un, Trump puede encontrar que se le ha ca¨ªdo un as de la manga: la amenaza de la fuerza ha perdido credibilidad. Si Washington insistiera en lanzar ataques a¨¦reos, ¡°Moon es izquierdista, no va a aprobar algo as¨ª. Y si los estadounidenses fueran a atacar Corea del Norte sin contar con el visto bueno de Corea del Sur, eso supondr¨ªa el final de la alianza¡±, apunta Robert Kelly, profesor de la Universidad Nacional de Pusan.
Por el momento, Moon ha declarado que su intenci¨®n es reforzar la alianza con Estados Unidos. Y Washington le ha devuelto las buenas palabras: en una conversaci¨®n para felicitar al nuevo presidente, Trump le ha invitado a la Casa Blanca. Ambos, seg¨²n Se¨²l, acordaron "colaborar estrechamente para resolver las preocupaciones en la pen¨ªnsula coreana, incluidas las ambiciones nucleares norcoreanas".
Otro pa¨ªs ve con alegr¨ªa la elecci¨®n de Moon: China, el principal aliado del r¨¦gimen de Kim Jong-un. Sin la amenaza de la fuerza estadounidense y con un presidente surcoreano m¨¢s contemporizador hacia Pyongyang, Pek¨ªn tiene menos motivos para preocuparse por las posibles acciones de EE UU o para cambiar su pol¨ªtica hacia su vecino.
La llegada de Moon al poder satisface tambi¨¦n a China en otro aspecto. Pek¨ªn exige la retirada del reci¨¦n desplegado escudo antimisiles estadounidense THAAD de Corea del Sur, y ha emprendido una serie de represalias comerciales contra los productos y servicios de ese pa¨ªs como medida de presi¨®n. Moon no se ha pronunciado espec¨ªficamente contra el THAAD, aunque s¨ª se ha declarado en contra del modo en que se aprob¨® su instalaci¨®n, que considera excesivamente opaco. En su discurso de investidura, Moon ha declarado su intenci¨®n de negociar ¡°sinceramente¡± con Washington y Pek¨ªn para resolver los desacuerdos sobre este escudo antimisiles.
En Pek¨ªn, al menos por el momento, han desaparecido las cr¨ªticas que caracterizaron en los ¨²ltimos meses su relaci¨®n con el Gobierno surcoreano de Park. China, ha dicho el presidente Xi Jinping en su mensaje de felicitaci¨®n a Moon, "est¨¢ dispuesta a colaborar con Corea del Sur para salvaguardar conjuntamente los logros obtenidos en las relaciones bilaterales, sobre la base del entendimiento y el respeto mutuos¡±.
Y en una llamada telef¨®nica, Moon declar¨® a Xi que "entiende el inter¨¦s y las preocupaciones de China en el despliegue del THAAD, y espera que ambos pa¨ªses puedan empezar las comunicaciones para entenderse mejor", seg¨²n Se¨²l. El nuevo presidente tambi¨¦n matiz¨® que las disputas sobre el escudo "solo se resolver¨¢n cuando no haya m¨¢s provocaciones por parte de Corea del Norte".
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