Lula convierte su declaraci¨®n ante el juez en un despliegue de poder¨ªo pol¨ªtico

Es el tono triunfal que Lula ha decidido imprimir sobre un momento que deber¨ªa ser todo lo contrario. Esta era la primera vez que declara por cualquiera de las tres imputaciones relacionadas con el caso Petrobras, el entramado de corrupci¨®n en la ¨¦lite pol¨ªtica que la inmensa mayor¨ªa de los brasile?os considera una verg¨¹enza nacional. En concreto, ha tenido que afrontar las acusaciones de que en 2009 acept¨® un piso de tres plantas propiedad de una constructora privada que a cambio supuestamente recibi¨® contratos p¨²blicos. Una y otra vez en la deposici¨®n, que la Justicia ha publicado en v¨ªdeo en Internet, Lula niega todos los cargos, siempre fiel al estilo que le han convertido en el pol¨ªtico m¨¢s popular del pa¨ªs a lo largo de los ¨²ltimos 15 a?os. Cuando se recuerda que el piso est¨¢ en Guaruj¨¢, una zona costera de S?o Paulo, brama: ¡°?Si a mi mujer no le gusta la playa!¡±.

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Un ¡®combate¡¯que enciende las calles de Curitiba

Pero la declaraci¨®n era solo parte de lo planeado por el expresidente. En los ¨²ltimos d¨ªas, las calles de Curitiba, una ciudad famosa por su odio a Lula y a su Partido de los Trabajadores, comenzaron a recibir simpatizantes de todo el pa¨ªs, provenientes de sindicatos y movimientos de sociales, seg¨²n informa Felipe Betim. Para cuando lleg¨® ¨¦l, el mi¨¦rcoles al mediod¨ªa, se contaban por miles. La expectaci¨®n por su llegada era tal que el trayecto en coche desde el aeropuerto se retransmiti¨® ¨ªntegro en televisi¨®n. Antes de llegar a los juzgados, se baj¨® del veh¨ªculo y se dio un ba?o de masas, ondeando una bandera de Brasil. Al acabar la declaraci¨®n, los miles de partidarios estaban esper¨¢ndole en una manifestaci¨®n. Sus cr¨ªticos se hab¨ªan reunido en otra, en otro punto de la ciudad. Seg¨²n la polic¨ªa, era de 100 personas.

Muchos observadores han insistido a lo largo de la semana que esta no era una declaraci¨®n normal, sino un pulso de popularidad entre Lula y Moro. Uno que, a meros meses de las elecciones presidenciales de 2018, puede tener consecuencias incalculables. Si Lula es declarado culpable, no podr¨¢ presentarse candidato como ha anunciado que es su intenci¨®n. Pero si se presenta y las encuestas de los ¨²ltimos meses no mienten, tiene todas las de ganar. Moro mand¨® un mensaje por Facebook a sus militantes pidiendo que se alejaran de las calles para no crear un circo. Lula, sin embargo, el animal pol¨ªtico m¨¢s inagotable de Brasil, ha decidido jugar a otro juego, el que nunca le ha fallado: el de reunir masas, ponerse delante de un foco, y mostrar lo alargada que es su sombra.