Apuntes fuera de guion de una corresponsal en las elecciones iran¨ªes
La enviada especial de EL PA?S a Teher¨¢n narra, con relatos breves, la otra cara de los comicios
D¨ªa 7: Fin de fiesta
¡°Se acab¨® la fiesta, se acab¨® la fiesta¡±, pregona sin demasiado entusiasmo uno de los reclutas de la polic¨ªa frente a la sede de campa?a de Rohan¨ª en Yusefabad, un c¨¦ntrico barrio de Teher¨¢n. Si no estuviera haciendo el servicio militar, tal vez ¨¦l mismo se encontrar¨ªa entre esos j¨®venes que han celebrado el triunfo del candidato moderado bailando al ritmo de una m¨²sica atronadora y con luces de colores proyectadas desde el propio edificio. Pero ya se acerca la medianoche, el atasco que han provocado es monumental y los vecinos tienen que dormir.
Disciplinados, los verbeneros empiezan a dispersarse poco a poco. ¡°Gracias se?or polic¨ªa por habernos dejado bailar un rato¡±, le dice una atrevida al oficial encargado de devolver la calma. Es un se?or en la cincuentena, con la t¨ªpica barba de cuatro d¨ªas de los funcionarios iran¨ªes y aspecto de padre de familia. Tal vez ¨¦l tambi¨¦n tenga una hija de la misma edad celebrando en otro lugar de la ciudad.
La duda es ?tendr¨¢n que esperar otros cuatro a?os para volver a divertirse un rato sin cortapisas? ?O habr¨¢n entendido las autoridades que las nuevas generaciones quieren un pa¨ªs normal en el que todo no sea ora et labora? Se lo cuento en la pr¨®xima visita.
?Pero no les dije que me hab¨ªan dado un visado de cinco d¨ªas? ?C¨®mo es esta la s¨¦ptima entrada del diario? El viernes, mientras ¨ªbamos de un colegio a otro, recibimos una llamada anunciando que pusiera lo que pusiera en nuestro pasaporte, los periodistas pod¨ªamos quedarnos hasta el ¨²ltimo d¨ªa del mes iran¨ª (el 31 de ordibehesht), o sea, hoy. ¡°Tal vez les pongan una multa por exceder el visado, pero no tendr¨¢n problemas porque los servicios de seguridad est¨¢n al tanto¡±, asegur¨® la voz al otro lado del tel¨¦fono. Yo, como los iran¨ªes antes de las elecciones, tambi¨¦n cruzo los dedos.?
D?A 6: El anillo del l¨ªder
?De qu¨¦ color es la piedra del anillo del l¨ªder supremo? ?No se han fijado? No se preocupen, yo tampoco hasta ahora. Pero los iran¨ªes se han percatado de que este viernes al acudir a votar llevaba una morada, probablemente una amatista. Y se ha armado un peque?o revuelo en las redes sociales.
Resulta que el morado es el color de la campa?a del presidente Hasan Rohan¨ª, tal como cont¨¦ en este diario hace unos d¨ªas. As¨ª que algunos han visto un mensaje de apoyo al candidato moderado, algo que sin duda contrasta con la convicci¨®n generalizada de que el ayatol¨¢ Ali Jamene¨ª, actual l¨ªder, se decanta por su rival conservador, Ebrahim Rais¨ª. El asunto no dejar¨ªa de ser una an¨¦cdota si no fuera porque la propia Organizaci¨®n para Conservar y Difundir las obras del l¨ªder se ha visto en la obligaci¨®n de emitir un comunicado para desmentir esas interpretaciones, seg¨²n me cuenta nuestro colaborador, Ali Falahi.
No es la primera vez que las sortijas de Jamene¨ª se convierten en un tema viral en las redes sociales. En 2009, durante las protestas que desat¨® la reelecci¨®n de Mahmud Ahmadineyad, el l¨ªder luci¨® un anillo con un tipo de cuarzo, heliotropo, como el que seg¨²n la leyenda llevaba el imam Ali en las guerras para ahuyentar al diablo. Ali, el yerno de Mahoma, es la figura fundacional del islam chi¨ª.
Algunos chi¨ªes atribuyen propiedades benefactoras a las piedras semipreciosas, seg¨²n las fechas y festividades religiosas. La turquesa o el ¨¢gata, por ejemplo, protegen a quienes las llevan.
D?A 5: Noche de fiesta en Teher¨¢n
Con la jornada de reflexi¨®n del jueves se acabaron las verbenas electorales. Pero algunos teheran¨ªes decidieron seguir la juerga en casa. ¡°Es la mejor noche para hacer una fiesta¡±, asegura P., en cuyo jard¨ªn nos damos cita varias decenas de amigos, o de amigos de amigos. Su c¨¢lculo es que las autoridades, deseosas de alentar la participaci¨®n en las elecciones de este viernes, no querr¨¢n incidentes que recuerden las restricciones a la libertad que imponen.
Hay un DJ, canap¨¦s y bebidas, pero sobre todo muchas ganas de bailar y de pasarlo bien (suficiente para que los presentes pudi¨¦ramos acabar en comisar¨ªa y condenados a varias decenas de latigazos). Cada fiesta se disfruta como si no hubiera ma?ana. Pero el ma?ana, que es hoy, preocupa a los presentes, profesionales de mediana edad y clase media alta. En un corrillo dos empresarios comentan su temor a que finalmente gane el conservador Rais¨ª y un consultor europeo sufre un ataque de p¨¢nico. El sue?o de normalidad que est¨¢n viviendo puede desaparecer de nuevo cuando justo empezaban a disfrutarlo.
Entonces, alguien cuenta que los j¨®venes est¨¢n hartos, que han perdido la esperanza, que los m¨¢s preparados s¨®lo quieren emigrar. Otro habla de que el 70% de sus compa?eros de empresa tienen un pasaporte canadiense. Para los iran¨ªes, el segundo pasaporte es un seguro de vida. De repente, cambia la m¨²sica y todos saltan a la improvisada pista de baile en el sal¨®n. Porque tal vez ma?ana, que ya es hoy, no puedan volver a hacerlo. O tal vez s¨ª. ¡°Crucemos los dedos¡±, me dice P. cuando me despido. En el camino al hotel, me cruzo con un destacamento de antidisturbios. La ciudad est¨¢ en alerta. Hoy hay elecciones.
D?A 4: Discotecas electorales
Quien visite Teher¨¢n en estas v¨ªsperas electorales pondr¨¢ en duda todo lo que haya le¨ªdo/o¨ªdo sobre la estricta vigilancia de los comportamientos p¨²blicos de los iran¨ªes. Al caer la noche, las calles se convierten en una fiesta de bocinazos, m¨²sica y banderolas con los colores de los candidatos. Como cada cuatro a?os, los j¨®venes aprovechan el relajo temporal de las autoridades para divertirse con el pretexto de los comicios. En un intento de seducir a esos potenciales votantes, hasta las sedes del candidato ultra Ebrahim Rais¨ª ponen m¨²sica pop.
Pero el se?or Rais¨ª ?no se opon¨ªa a los conciertos y la m¨²sica?, pregunto a uno de los voluntarios de su campa?a. ¡°Bueno, s¨ª, los m¨¢s religiosos no son partidarios, pero aqu¨ª a algunos de nosotros nos gusta la m¨²sica y nos respetan¡±, justifica Ali sobre la marcha. En la megafon¨ªa suena el ¨²ltimo ¨¦xito de Tataloo, un conocido cantante que ha expresado su apoyo al ultra.
Eso no es nada comparado con la animaci¨®n que se vive en las sedes la campa?a de Hasan Rohan¨ª. ¡°Son verdaderas discotecas¡±, me avanza la amiga que me lleva hasta una de ellas en el barrio de Saadat Abad. Sin duda exagera y la juerga que se desborda por el bulevar Dar¨ªa a¨²n queda lejos de la explosi¨®n festiva que se vivi¨® en los d¨ªas previos a las elecciones de 2009. Entonces fueron las calles las que se convirtieron en pistas de baile al aire libre. Los j¨®venes, chicos y chicas juntos, danzaban sin reparo en un pa¨ªs que prohibi¨® semejante perversi¨®n occidental tras la revoluci¨®n de 1979.
D?A 3: Pol¨ªtica de colores
Hace mucho que la imagen de Ir¨¢n dej¨® de ser negra. Desde la llegada a la presidencia de Jatam¨ª en 1997, las mujeres llenaron sus cabezas de pa?uelos de colores. El presidente reformista ni quer¨ªa ni pod¨ªa levantar la imposici¨®n del hiyab que decretaron los dirigentes isl¨¢micos tras la revoluci¨®n, pero nada obligaba a que estos fueran oscuros y tristes. Ni siquiera el ultra Ahmadineyad pudo revertir una tendencia que, con el tiempo y ante el boom juvenil, se extendi¨® por todo el pa¨ªs. En ocasiones incluso se ven coloridos fulares bajo el chador, el manto negro con el que se cubren las m¨¢s piadosas.
As¨ª que me he quedado de piedra cuando un conservador con el que estaba hablando me ha hecho un inusual comentario sobre el color de mi ropa: ¡°Va usted vestida a la moda de Rohan¨ª¡±. No lo hab¨ªa pensado. Mi atuendo lila entra dentro de la gama del morado que es el color de campa?a del presidente. Falahi, el colaborador de EL PA?S en Ir¨¢n, me sugiere que me cambie de ropa antes de acudir a la sede de Rais¨ª para evitar una provocaci¨®n involuntaria.
No es ninguna broma. Desde las protestas de 2009, los colores han adquirido significado pol¨ªtico. Entonces, los reformistas eligieron el verde como signo de esperanza y quedaron identificados como Movimiento Verde. Su contestaci¨®n del resultado electoral convirti¨® el uso de ese color en una muestra de resistencia. Hubo detenidos por vestirlo.
D?A 2: El (obligado) hotel de los periodistas
Algunos conflictos de las ¨²ltimas d¨¦cadas han extendido la idea de que los periodistas, all¨¢ donde vamos, nos alojamos en ¡°el hotel de los periodistas¡±. El desaparecido Commodore en Beirut, el American Colony de Jerusal¨¦n, el Palestina de Bagdad¡ forman ya parte del imaginario popular. En Teher¨¢n, sol¨ªa ser el Laleh, antiguo Intercontinental desde el que los reporteros de medio mundo cubrieron entre 1978 y 1979 el levantamiento popular contra el sha, el regreso del ayatol¨¢ Jomein¨ª y la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica Isl¨¢mica.
Sin embargo, no es ese el motivo por el que los plumillas extranjeros que hemos venido a cubrir las presidenciales iran¨ªes estamos concentrados en el Grand Hotel. A m¨ª, este c¨¦ntrico establecimiento me trae malos recuerdos. En diciembre de 2007, me desapareci¨® misteriosamente la cartera con el pasaporte tras haberme reunido en la cafeter¨ªa de su vest¨ªbulo con varias mujeres activistas que se quejaban de la represi¨®n bajo el entonces presidente Ahmadineyad. Pero no hay elecci¨®n. Un email recibido poco despu¨¦s de obtener el visado me informaba: ¡°No puede ir a ning¨²n otro hotel¡±.
?El motivo? No nos han dado ninguno, pero supongo que para facilitar nuestro control a las agencias con las que se nos obliga a trabajar. ?Y para poder echarnos m¨¢s f¨¢cilmente en caso de que los iran¨ªes decidan salirse del gui¨®n?
D?A 1: Entender Ir¨¢n en cinco d¨ªas
Un chascarrillo de la profesi¨®n asegura que un periodista viaja tres o cuatro d¨ªas a un pa¨ªs y publica un libro; pasa una semana en el lugar, y saca un reportaje; a partir de una estancia m¨¢s larga, ya no escribe nada porque empieza a descubrir la complejidad del lugar. Las autoridades iran¨ªes est¨¢n empe?adas en que todos los reporteros que hemos venido a cubrir las elecciones presidenciales del pr¨®ximo viernes escribamos un libro.
S¨®lo as¨ª se explica el exiguo visado que se ha facilitado a la prensa. Cinco d¨ªas. Ese es todo el tiempo que nos dan para tratar de enterarnos de la complejidad de la pol¨ªtica iran¨ª. Ni siquiera en 2013, las primeras elecciones presidenciales tras las protestas de 2009, fueron tan taca?os. Para quien llegue por primera vez al pa¨ªs, ser¨¢ sin duda suficiente para reproducir todos los estereotipos que lo adornan. Para quien repita, una nueva fuente de frustraci¨®n ante la dificultad de conseguir citas o salirse de los caminos trillados. ?De qu¨¦ tienen miedo?
Deseosa de aprovechar al m¨¢ximo el permiso, he cogido un avi¨®n que aterrizaba en el aeropuerto Imam Khomeini de Teher¨¢n al filo de la medianoche. He caminado despacio por los pasillos, ignorando las colas que me esperaban ante el control de pasaportes, para cruzar cuando los polic¨ªas ya hubieran cambiado la fecha del sello al 15 de mayo, en realidad, el 25 de ordibehesht de 1396, de acuerdo con el calendario persa, en vigor en la Rep¨²blica Isl¨¢mica. Y ahora, a trabajar.
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