Trump desaf¨ªa a China al mandar un buque de guerra a aguas en disputa
La incursi¨®n junto a las islas Spratly es la primera durante el Gobierno del republicano, que busca un acercamiento a Pek¨ªn
Como era de esperar, Pek¨ªn ha reaccionado con considerable irritaci¨®n a la incursi¨®n de un buque de guerra de Estados Unidos en los alrededores de un grupo de islas artificiales que construye en el mar del sur de China. Su Ministerio de Defensa ha advertido que la maniobra ¡°socava la paz y la estabilidad de la regi¨®n¡±. El Ministerio de Exteriores ha considerado que ¡°perjudica los intereses de soberan¨ªa y seguridad¡± de este pa¨ªs.
El destructor Dewey naveg¨® este mi¨¦rcoles a menos de doce millas n¨¢uticas del arrecife Mischief en las islas Spratly. Era el primer desaf¨ªo de este tipo desde que Donald Trump asumi¨® en enero la presidencia estadounidense, y se produce cuando ambas partes, socios comerciales y rivales estrat¨¦gicos, intentan una dif¨ªcil aproximaci¨®n.
El Pent¨¢gono denomina estas incursiones ¡°operaciones de libertad de navegaci¨®n¡± y oficialmente buscan contrarrestar los supuestos esfuerzos de Pek¨ªn de limitar el flujo mar¨ªtimo en esas aguas estrat¨¦gicas. En la pr¨¢ctica, buscan mandar un severo mensaje de disuasi¨®n al creciente expansionismo chino en el mar del sur, donde Pek¨ªn ha instalado equipos militares en varias islas artificiales. La ¨²ltima de ellas se llev¨® a cabo en octubre, tras aprobarla el entonces presidente Barack Obama.
Pek¨ªn suele protestar en¨¦rgicamente en esas ocasiones, y esta no ha sido una excepci¨®n. El portavoz de Exteriores, Lu Kang, insisti¨® en que el buque de guerra estadounidense se hab¨ªa adentrado en esas aguas ¡°sin permiso¡± y los barcos chinos le reclamaron que diera media vuelta.
Este tipo de actos ¡°es muy probable que causen accidentes inesperados, mar¨ªtimos o a¨¦reos¡±, subray¨® Lu, que exigi¨® que Washington ponga fin a sus ¡°acciones provocadoras¡±. En el Ministerio de Defensa, el portavoz Ren Guoqiang ha indicado que China ha presentado una protesta oficial ante Estados Unidos.
Que el destructor se haya dirigido a esas aguas en estos momentos es significativo. A finales de la pr¨®xima semana se celebrar¨¢ en Singapur la nueva edici¨®n del Di¨¢logo Shangri-La, que cada a?o re¨²ne a ministros y jefes de Estado Mayor de todo el mundo en el principal foro sobre seguridad y defensa en Asia Pac¨ªfico. En las ¨²ltimas ediciones se ha hecho habitual que los representantes de Estados Unidos y de China intercambien en sus intervenciones duros mensajes sobre la libertad de navegaci¨®n en el mar del sur.
China se atribuye cerca del 90% de esas aguas, en reclamaciones que se solapan con las de otros cinco pa¨ªses costeros: Filipinas, Vietnam, Brun¨¦i, Malasia y Taiw¨¢n. Washington asegura que no toma partido en las disputas de soberan¨ªa pero defiende la libertad de navegaci¨®n por unas aguas por las que pasa cerca de un tercio del comercio mundial, en torno a los cinco trillones de euros anuales.
Jamie Davis, portavoz del Pent¨¢gono, evit¨® confirmar la operaci¨®n alegando que el resumen de todas ellas se anuncia anualmente. Pero defendi¨® el derecho de Washington a actuar. ¡°Las fuerzas de EE. UU. operan diariamente en la regi¨®n de Asia Pac¨ªfico, incluyendo el mar del sur de China. Todas las operaciones se llevan a cabo de acuerdo con la ley internacional¡±, se?al¨® en un correo electr¨®nico.
Davis subray¨® que las operaciones de navegaci¨®n no van dirigidas contra ning¨²n pa¨ªs concreto sino que, aleg¨®, buscan ¡°retar reclamaciones mar¨ªtimas excesivas con el objetivo de preservar los derechos, libertades y usos del mar y el aire garantizados a todas las naciones bajo la ley internacional¡±.
El buque estadounidense naveg¨® dentro de un ¨¢rea a 12 millas n¨¢uticas de distancia de las islas Spratly. Las 12 millas de distancia determinan por ley el territorio mar¨ªtimo de un Estado. Seg¨²n la convenci¨®n de ley mar¨ªtima de la ONU, ese l¨ªmite no es aplicable a islas levantadas sobre arrecifes previamente sumergidos, lo que lleva a EE. UU. a argumentar que cumple la ley.
Desde que se reuni¨® en abril en Florida con el presidente chino, Xi Jinping, Trump ha aparcado su ret¨®rica agresiva contra Pek¨ªn, que antes de su toma de posesi¨®n como mandatario incluy¨® un acercamiento a Taiw¨¢n y amenazas de imponer elevados aranceles comerciales a China y declararla como manipuladora de su moneda. El republicano ha frenado desde entonces todas esas ofensivas con el objetivo de que el Gobierno de Xi se involucre m¨¢s en la resoluci¨®n de la crisis nuclear de Corea del Norte. Y ambos gigantes han logrado recientemente acuerdos en material comercial.
Aunque en enero Rex Tillerson cuando era el nominado a ser secretario de Estado de Trump, hab¨ªa lanzado una dura advertencia. ¡°Vamos a tener que mandar a China una se?al clara de que, primero, se ha acabado la construcci¨®n de islas y, segundo, tampoco su acceso a esas islas tampoco se va a permitir¡±, dijo. Por ahora, Washington no ha tomado ninguna medida para frenar ni la construcci¨®n ni el acceso chino a esas islas. Entonces, Pek¨ªn replic¨® a Tillerson que podr¨ªa abrir ¡°el camino a una confrontaci¨®n devastadora.
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