Trump al director del FBI: ¡°Necesito lealtad. Espero lealtad¡±
James Comey declara este jueves a las 10.00 (hora de Washington) ante el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado. Su testimonio preliminar revela las presiones del presidente
La bomba ha estallado. El destituido director del FBI, James Comey, ha confirmado punto por punto las presiones que sufri¨® por parte del presidente Donald Trump por la investigaci¨®n de la trama rusa. En un meticuloso escrito de siete folios enviado al Comit¨¦ de Inteligencia del Senado, donde este jueves declara a las 10.00 (hora de Washington), Comey repasa las tres reuniones y seis llamadas que mantuvo con el mandatario en cuatro meses. De todas tom¨® nota, y en todas Trump quiso de una forma u otra reducir la presi¨®n de las pesquisas. ¡°Necesito lealtad, espero lealtad¡±, le lleg¨® a decir en una cena privada en la Casa Blanca.
Trump ha encontrado su propio muro. Una barrera que no cede y que puede acabar con ¨¦l. Es James Comey. Un hombre alto, que habla claro y de integridad probada. La declaraci¨®n presentada ante el Senado, y que hoy ser¨¢ le¨ªda ante el Comit¨¦ de Inteligencia, est¨¢ destinada a la historia. De sus palabras puede derivar un caso de obstrucci¨®n. La piedra de toque del impeachment.
El documento es demoledor. Radiograf¨ªa cada encuentro. Las notas las escrib¨ªa nada m¨¢s terminar sus reuniones o charlas con el republicano. La primera vez fue el 6 de enero, cuando Trump no hab¨ªa sido a¨²n investido. Tras informarle del expediente sobre la trama rusa, el director del FBI se meti¨® en su coche y a la puerta de la Trump Tower redact¨® su conversaci¨®n en un ordenador port¨¢til. ¡°Desde entonces, esa fue mi pr¨¢ctica¡±, se?ala.
El resumen pone el ojo en la cerradura de la Casa Blanca y confirma las presiones que ya hab¨ªan sido filtradas a la prensa. No hay desviaci¨®n. Pero s¨ª muchos m¨¢s detalles sobre el hostigamiento presidencial.
La primera reuni¨®n a solas se registr¨® el 27 de enero en la Casa Blanca. El presidente le hab¨ªa invitado personalmente. Era de noche. Acudi¨® solo. ¡°Ocupamos una peque?a mesa oval en el centro del Sal¨®n Verde. Dos asistentes de la Marina nos atendieron. Solo entraban en la habitaci¨®n para servir comida y bebida¡±, escribe Comey.
En este ambiente ¨ªntimo, Trump le dej¨® caer que ¡°muchos quer¨ªan su trabajo y que entender¨ªa que quisiera irse¡±. ¡°Mis instintos me dijeron que en esta comida cara a cara¡ Trump estaba tratando de crear una relaci¨®n tutorial. Eso me preocup¨® mucho, debido a la independencia del FBI¡±, detalla.
Comey intent¨® salir del paso se?alando que ¨¦l ¡°no era fiable en el sentido pol¨ªtico¡±, pero que le pod¨ªa ser sincero. Fue entonces cuando el presidente le espet¨®: ¡°Necesito lealtad, espero lealtad¡±. El director del FBI se neg¨® a contestar. ¡°No me mov¨ª, ni habl¨¦ ni cambi¨¦ mi expresi¨®n facial en el inc¨®modo silencio que sigui¨®. Simplemente nos miramos¡±. Antes de la partida, Trump volvi¨® a insistirle. Comey respondi¨® elusivamente: ¡°Siempre tendr¨¢ mi honestidad¡±.
El siguiente encuentro ocurri¨® el 14 de febrero. Tambi¨¦n en la Casa Blanca. Terminada una reuni¨®n sobre contraterrorismo, el presidente se qued¨® a solas con Comey. Ah¨ª fue cuando el mandatario le pidi¨® que abandonase las pesquisas sobre el consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, destituido la v¨ªspera y personaje central de la trama rusa. ¡°Es un buen tipo. Espero que puedas ver la forma de dejar pasar lo de Flynn, espero que le puedas dejar ir¡±, le dijo Trump. Comey volvi¨® a mostrarse parco: ¡°Efectivamente es un buen tipo¡±, contest¨®.
Nada m¨¢s acabar la reuni¨®n, el director del FBI prepar¨® un memor¨¢ndum. A su juicio, el presidente le hab¨ªa presionado para poner fin a cualquier investigaci¨®n relacionada con Flynn. ¡°Pero no entend¨ª que el presidente estuviese hablando sobre toda la investigaci¨®n de Rusia o posibles v¨ªnculos con la campa?a¡±, detalla Comey.
A lo largo de las conversaciones, Trump siempre defendi¨® su inocencia y manifest¨® su malestar por la ¡°nube¡± que el caso supon¨ªa para su trabajo pol¨ªtico. ¡°El presidente me dijo que de haber sat¨¦lites que hubieran hecho algo mal, ser¨ªa bueno encontrarlos, pero que ¨¦l jam¨¢s hab¨ªa hecho nada malo y que esperaba que yo encontrase la forma de se?alar que no le est¨¢bamos investigando¡±.
De todas estas citas, el director del FBI guard¨® notas que pueden ser requeridas en un juicio. Cada memor¨¢ndum, adem¨¢s, fue discutido con su equipo. Juntos concluyeron que el presidente hab¨ªa tratado de influir en el caso, pero decidieron guardar silencio para no afectar el curso de las indagaciones.
El escrito es clave para determinar si la destituci¨®n el pasado 9 de mayo fue debida a la negativa de Comey a someterse a las presiones. El exdirector del FBI nada dice al respecto. No interpreta. Es puramente denotativo. Pero su malestar resulta patente. En un momento del relato, recuerda que tras la presi¨®n de Trump a favor de Flynn se dirigi¨® al fiscal general, Jeff Sessions, y le pidi¨® que no volviese a dejarle solo otra vez con el presidente. ¡°No ten¨ªa que volver a ocurrir¡±.
En principio, el despido fue atribuido por la Casa Blanca al err¨¢tico comportamiento de Comey en el caso de los correos de Hillary Clinton, pero pronto el mismo Trump hizo saber que lo hab¨ªa fulminado harto de ¡°esa cosa de Rusia¡±. Para remachar, el presidente le llam¨® ¡°fanfarr¨®n¡± y, al d¨ªa siguiente del despido, en una reuni¨®n con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, reconoci¨® que con su marcha se ¡°hab¨ªa quitado mucha presi¨®n de encima¡±.
Bajo estas coordenadas, la defenestraci¨®n de Comey ha sido entendida como un ataque a la l¨ªnea de flotaci¨®n de las investigaciones sobre la trama rusa, el expediente del FBI que intenta determinar si el equipo electoral de Trump se coordin¨® con el Kremlin en la campa?a de desprestigio que sufri¨® Hillary Clinton de la mano de los servicios de inteligencia rusos.
Ahora, con el testimonio de exdirector del FBI apunt¨¢ndole, Trump, que siempre ha negado las presiones, se enfrenta a una tormenta de proporciones desconocidas. Pero no tiene todo perdido. Los expertos se?alan que un caso de obstrucci¨®n necesita m¨¢s pruebas. El despido cae dentro de las atribuciones presidenciales y para que tome cuerpo de delito hay que demostrar la intencionalidad, un paso de enorme complejidad. Paralelamente, se espera que la Casa Blanca reaccione y ataque a Comey bajo el argumento de que si sinti¨® que el presidente estaba cruzando el margen de la ley, tendr¨ªa que haberlo denunciado o dimitido. La batalla tardar¨¢ meses en dirimirse. Las pesquisas de la trama rusa est¨¢n bajo el mando de un fiscal especial, Robert Mueller, y nadie cree que Trump pueda frenarlas. Todo es posible.
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