Reino Unido busca dejar atr¨¢s una etapa de gran turbulencia pol¨ªtica

El 8 de mayo de 2015, a las puertas del 10 de Downing Street, David Cameron comparec¨ªa ante el atril de las grandes ocasiones, arropado por una inesperada mayor¨ªa absoluta en las elecciones del d¨ªa anterior, y confirmaba que el pa¨ªs celebrar¨ªa un refer¨¦ndum sobre la permanencia en la Uni¨®n Europea. El 24 de junio de 2016, un d¨ªa despu¨¦s de perder dicho refer¨¦ndum, Cameron abandonaba el mismo atril tarareando una cancioncilla tras anunciar su dimisi¨®n como primer ministro. Una derrota que las encuestas no hab¨ªan logrado anticipar y que ha hecho m¨¢s dif¨ªcil constatar la fiabilidad de los sondeos previos.

Ese d¨ªa de junio Reino Unido emprend¨ªa ese d¨ªa un ins¨®lito camino de turbulencias pol¨ªticas. El Gobierno que salga del Parlamento elegido el jueves tendr¨¢ una prioridad: tratar de normalizar el escenario pol¨ªtico de un pa¨ªs, sacudido por el terrorismo, que se enfrenta al mayor reto de su historia reciente con su salida de la Uni¨®n Europea.

La dimisi¨®n de Cameron sumi¨® al Partido Conservador en el caos. Se abr¨ªa una batalla por la sucesi¨®n de la que iban descolg¨¢ndose quienes hab¨ªan abanderado el Brexit, mientras emerg¨ªan las mentiras que sustentaron la campa?a. Al final, tras la retirada de todos sus rivales, se impuso Theresa May. Una mujer avalada por seis a?os al frente del Home Office, que hab¨ªa apoyado la permanencia en la UE, tomaba las riendas del pa¨ªs sin haber defendido un proyecto propio para hacerlo. Reino Unido encaraba una etapa crucial en su historia con una l¨ªder no electa. Pero Theresa May insist¨ªa en que no adelantar¨ªa las elecciones.

Mientras tanto, el laborismo se hund¨ªa en la crisis. Segunda batalla por el liderazgo en dos a?os y segunda victoria de Jeremy Corbyn, un l¨ªder enfrentado a su propio grupo parlamentario. Pero su crisis palidec¨ªa en comparaci¨®n con la del UKIP. El partido populista antieuropeo, que hab¨ªa marcado la agenda pol¨ªtica en los ¨²ltimos a?os, directamente implosionaba una vez conseguido su objetivo de sacar al pa¨ªs de la UE.

May, mientras tanto, promet¨ªa activar el art¨ªculo 50, que iniciar¨ªa el proceso del Brexit, antes del final de marzo. Y as¨ª lo hizo. Pero despu¨¦s de que la Justicia dictara una sentencia hist¨®rica contra el Gobierno, oblig¨¢ndolo a someter el inicio de las negociaciones a la aprobaci¨®n del Parlamento.

El Gobierno activaba al final el art¨ªculo 50 el 29 de marzo. Apur¨® el plazo al l¨ªmite porque las cosas se pon¨ªan feas en el frente del norte: el anuncio de otro refer¨¦ndum de independencia en Escocia abr¨ªa una crisis que a¨²n hoy sigue sin cerrarse.

Activado el art¨ªculo 50, los primeros contactos con Bruselas resultaron, cuando menos, poco prometedores. El 26 de abril May invitaba a cenar en Downing Street a Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisi¨®n Europea, y este sal¨ªa con la conclusi¨®n de que la primera ministra ¡°vive en otra galaxia¡±.

Llegaron las vacaciones de Pascua y, justo al volver, la primera ministra anunciaba el adelanto de elecciones que reiteradamente hab¨ªa descartado. El 3 de mayo se disolv¨ªa el Parlamento y empezaba la campa?a. Esta no ha sido como hab¨ªa planeado May que, aunque favorita hasta el final, perdi¨® apoyo en las encuestas seg¨²n avanzaban las semanas.

Terrorismo en escena

De repente, el terrorismo islamista. Tres atentados en menos de tres meses. Uno en las puertas del Parlamento. Otro a la salida de un concierto lleno de adolescentes en M¨¢nchester y, por ¨²ltimo, otro m¨¢s en un centro de ocio nocturno de la capital, al final de la campa?a. 36 muertos que colocan la seguridad nacional en la primera p¨¢gina de la agenda del pr¨®ximo Gobierno. Una p¨¢gina donde figuran tambi¨¦n el Brexit, el desaf¨ªo escoc¨¦s, la inc¨®gnita norirlandesa, la gesti¨®n del liderazgo en el partido. Y, despu¨¦s de todo eso, el cumplimiento de las promesas del programa electoral.

Hoy buena parte de las miradas se volver¨¢n hacia la libra, como forma de medir c¨®mo interpretan los inversores y los mercados los resultados electorales.