Los diputados ¡®tories¡¯ cierran filas en torno a una May debilitada

Cuando Theresa May lleg¨® a las 17.07 a la sala n¨²mero 14 de la C¨¢mara de los Comunes, los periodistas aguzaron el o¨ªdo y empezaron a contar los segundos. El Comit¨¦ 1922, el influyente ¨®rgano que agrupa a todos los diputados tories sin cargo en el Gobierno, tiene la costumbre de recibir a la primera ministra con golpes en la mesa. Un secretario del Comit¨¦ hab¨ªa de advertido que esta vez, en consideraci¨®n a los 33 compa?eros que perdieron el esca?o por la desastrosa apuesta de May, habr¨ªa silencio. Pero hubo golpes. Veinticinco segundos. Luego m¨¢s tandas, cada una un poco m¨¢s fuerte que la anterior. ?Prueba superada? Al menos, un poco de ox¨ªgeno para May.

El Comit¨¦ 1922 es un ¨®rgano poderoso en el Partido Conservador. Encarna el estado de ¨¢nimo y la opini¨®n del grupo parlamentario. En el a?o que le da nombre acab¨® con una coalici¨®n con los liberales y, en 2003, se carg¨® al l¨ªder Iain Duncan Smith. Era una prueba de fuego para Theresa May, que lucha por permanecer en su puesto desde que, el pasado viernes, se confirm¨® que las elecciones que hab¨ªa adelantado para fortalecer su posici¨®n le hab¨ªan costado la mayor¨ªa absoluta.

¡°Yo os he metido en este l¨ªo y yo os sacar¨¦¡±, dijo May a sus diputados. Pidi¨® perd¨®n. Estuvo natural, seg¨²n relataron los legisladores que sal¨ªan de la reuni¨®n a puerta cerrada, no fue la May rob¨®tica de la campa?a. ¡°He servido al partido desde que ten¨ªa 12 a?os. Os servir¨¦ tanto tiempo como quer¨¢is que lo haga¡±, a?adi¨®, exhibiendo una humildad que miembros del comit¨¦, en las horas previas, hab¨ªan dejado claro que exigir¨ªan. Los diputados, seg¨²n iban contando quienes sal¨ªan de la reuni¨®n, dejaron claro que no hay apetito para una nueva batalla por el liderazgo en un momento en que Reino Unido debe empezar a negociar en Bruselas su salida de la UE.

Pero eso no quiere decir que el fiasco electoral le vaya a salir gratis. De las declaraciones de diferentes figuras de su partido se desprende que, para garantizar su supervivencia, May deber¨¢ realizar varias concesiones. Deber¨¢ cambiar el estilo autoritario con el que, seg¨²n sus cr¨ªticos, ha llevado el Gobierno y el partido hasta ahora. Deber¨¢ revisar algunos puntos del programa electoral, que muchos consideran catastr¨®fico. Y deber¨¢ plantearse una flexibilidad en su postura en favor de un Brexit radical, que algunos creen que ha sido rechazado por los votantes en las urnas.

Varios miembros del Gobierno, incluido el canciller del Exchequer, Philip Hammond, presionan a la primera ministra para aceptar una salida de la UE que priorice el empleo y la econom¨ªa sobre el control de la inmigraci¨®n. Y esperan que May abandone su postura, reiterada durante la campa?a, de que acabar las negociaciones sin acuerdo es mejor que aceptar uno malo. El portavoz de la primera ministra asegur¨® que su postura ¡°no ha cambiado¡±, pero que ¡°obviamente habr¨¢ conversaciones en el Gabinete¡±.

Antes de las elecciones, May parec¨ªa haber logrado unificar al partido alrededor de su proyecto de un Brexit duro. Pero la humillaci¨®n electoral ha alterado el equilibrio, obligando a una primera ministra debilitada a volver a buscar una postura consensuada con la que sentarse en la mesa negociadora la semana que viene.

El consenso deber¨¢ alcanzarse tambi¨¦n con el DUP, el inc¨®modo partido norirland¨¦s cuyos diez esca?os May necesita para sacar adelante su Gobierno en minor¨ªa. La primera ministra se reunir¨¢ el martes con la l¨ªder unionista en Londres.

De la complejidad de la tarea en la que est¨¢ embarcada May da fe el hecho de que se ha visto obligada a retrasar el discurso de la reina, el acto solemne en el que Isabel II lee en el Parlamento un resumen del programa del Gobierno. Previsto inicialmente para el lunes pr¨®ximo, ser¨¢ demorado ¡°unos d¨ªas¡±, con el potencial de fastidiar a la anciana monarca las carreras ecuestres de Ascot, que se celebran a partir del martes que viene.