¡°La UE no aceptar¨¢ retrasos en el Brexit porque provocan inestabilidad¡±
A una semana para la fecha te¨®rica del inicio de las conversaciones con Reino Unido, nadie en Bruselas sabe a qu¨¦ atenerse
El Brexit va camino de convertirse en un thriller existencial. Antes siquiera de empezar la negociaci¨®n, el primer divorcio de la UE en seis d¨¦cadas provoc¨® una crisis de identidad a este lado del Canal, pero en la otra orilla se ha llevado por delante a un primer ministro brit¨¢nico, el conservador David Cameron, y va camino de dejar tocada de muerte a su sucesora, Theresa May.
Michel Barnier, negociador jefe de la Uni¨®n, recibe en su despacho a varios diarios europeos ¡ªentre ellos, EL PA?S¡ª en plena resaca de las elecciones brit¨¢nicas, que han generado una sacudida pol¨ªtica formidable. May convoc¨® elecciones con el objetivo de lograr un mandato rotundo para negociar el Brexit, pero lo ¨²nico que ha conseguido es una dosis extra de incertidumbre. En su primera entrevista en el cargo, Barnier zarandea a los brit¨¢nicos con un discurso cargado de dureza que va soltando a r¨¢fagas: ¡°Estamos perdiendo el tiempo¡±, dice sobre la ausencia de un interlocutor al otro lado de la mesa tres meses despu¨¦s de haber activado la separaci¨®n. ¡°No vamos a conceder retrasos en las fechas para llegar al acuerdo de divorcio¡±.
El reloj est¨¢ en marcha: los tratados fijan un m¨¢ximo de dos a?os ¡ªque vencen en marzo de 2019¡ª para establecer las condiciones de la separaci¨®n. ¡°Cualquier aplazamiento provocar¨ªa incertidumbre, es una fuente adicional de inestabilidad¡±, a?ade rebel¨¢ndose contra un retraso que muchos dan por seguro. Antes de las elecciones parec¨ªa claro que Londres y Bruselas iban camino de un Brexit duro: Theresa May asegur¨® que no le importa perder el acceso al mercado ¨²nico (¡°un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo¡±, lleg¨® a decir), y los Veintisiete han dado sobradas muestras de que no son partidarios de hacer concesiones, al menos inicialmente.
Barnier ha optado por un tono conciliador en las ¨²ltimas semanas, y en medio de la charla se lanza a por una taza que lleva grabado el lema Mant¨¦n la calma y negocia. Pero sorprende la aspereza de su discurso, tanto en los tiempos como en el contenido de la futura negociaci¨®n: ¡°Reino Unido ha subestimado las consecuencias del Brexit. No ha explicado las consecuencias del divorcio. Fueron los brit¨¢nicos quienes decidieron irse de la UE: ahora tienen que asumir las consecuencias¡±. ¡°El Brexit tendr¨¢ consecuencias jur¨ªdicas, t¨¦cnicas y tambi¨¦n econ¨®micas, sociales y humanas. Es hora de explicarlas¡±, remacha.
?Duro, blando, sin acuerdo? Bruselas ¡°se est¨¢ preparando para todas las opciones, incluida la de un no acuerdo¡±, asegura. ¡°No llegar a un acuerdo de divorcio ser¨ªa particularmente grave para Reino Unido, pero tambi¨¦n para la UE. Francamente, no es la opci¨®n que m¨¢s nos conviene a ambos. Pero estamos preparados para todo¡±, avisa, consciente de que todo es posible a tenor del grado de incertidumbre pol¨ªtica en Londres. Incluso el aplazamiento al que se opone tajante: queda una semana para la fecha te¨®rica del inicio de las conversaciones y nadie en Bruselas sabe a qu¨¦ atenerse. ¡°No puedo negociar conmigo mismo¡±, ironiza el excomisario franc¨¦s, que vuelve una y otra vez sobre ese asunto.
Barnier se reuni¨® este lunes con dos t¨¦cnicos del Ejecutivo brit¨¢nico para empezar a establecer las condiciones de la negociaci¨®n. Pero dada la ¡°gravedad¡± del Brexit y el ¡°desaf¨ªo¡± que supone por sus m¨²ltiples efectos potenciales, defiende que hay que empezar a negociar ¡°lo antes posible¡±, y se queja de no tener todav¨ªa un interlocutor al otro lado, pero sobre todo de la falta de claridad de los brit¨¢nicos. ¡°El Gobierno brit¨¢nico public¨® un Libro Blanco y la carta del divorcio enviada al Consejo Europeo en marzo, pero carece de una delegaci¨®n con un mandato que pueda detallar y especificar su posici¨®n¡±. ¡°Necesitamos empezar a conversar cuanto antes, pero para ello necesitamos una delegaci¨®n brit¨¢nica, con un jefe negociador estable, que pueda rendir cuentas y que disponga de un mandato para negociar. Esa es mi preocupaci¨®n despu¨¦s de las elecciones¡±.
Fronteras irlandesas. Pero no hay nada de eso en el lado brit¨¢nico. Al contrario: May empieza a tener aut¨¦nticos problemas con su propio partido, y ha tenido que echar mano del DUP, el partido unionista norirland¨¦s, para tratar de formar gobierno. El DUP puede ser un socio de lo m¨¢s inc¨®modo para Londres, pero tambi¨¦n para Bruselas: ¡°La decisi¨®n de Reino Unido de abandonar la UE ha provocado enormes incertidumbres. Nuestras prioridades son los derechos de los ciudadanos ¡ªdar claridad a los m¨¢s de cuatro millones de brit¨¢nicos que viven en la UE y de europeos que habitan en las islas¡ª, y acordar los t¨¦rminos del acuerdo financiero, pero inmediatamente despu¨¦s est¨¢ el asunto de las fronteras, y en particular la cuesti¨®n irlandesa. No vamos a hacer nada que afecte los Acuerdos del Viernes Santo, pero hay que buscar la manera de respetar las reglas del mercado ¨²nico, de controlar la gente y los bienes y servicios que entran y salen de la UE¡±.
La clave de las recientes elecciones en las islas es c¨®mo va a afectar al Brexit. Y ah¨ª Barnier no da demasiadas pistas. ¡°No s¨¦ qu¨¦ significa eso de Brexit duro o blando. El Brexit es la salida de Reino Unido de la UE: hay que organizar ese divorcio sin esp¨ªritu de venganza, sin castigos y contando la verdad. Pero tampoco seamos na¨ªf: el Brexit tendr¨¢ impacto. Ha sido decisi¨®n de los brit¨¢nicos, y ahora les toca asumir las consecuencias¡±.
El negociador jefe europeo se declara abierto a todas las opciones posibles, pero aclara que cada una de esas opciones ¡°comporta derechos y obligaciones¡±: Londres reitera su voluntad de controlar la inmigraci¨®n y no le importa abandonar el mercado ¨²nico, pero no les ha contado a los brit¨¢nicos las consecuencias para sus exportaciones o el impacto del recorte migratorio sobre el sistema educativo o la sanidad p¨²blica. ¡°Las cuatro libertades van juntas¡±, reitera Barnier. ¡°Si Reino Unido decide seguir el modelo noruego, por ejemplo, eso supone estar dentro del mercado ¨²nico y, por lo tanto, aceptar las cuatro libertades; supone acatar las reglas y, si hay salida de la UE, no poder vetarlas ni negociar¡±, afirma rotundo.
¡°Pero mi preocupaci¨®n es que el tiempo vuela y seguimos sin poder negociar. Hacia octubre o noviembre de 2018 debemos tener listo el acuerdo de divorcio, porque necesitamos medio a?o para ratificarlo; y algunas de las condiciones de ese pacto ser¨¢n desagradables, como lo son todos los divorcios. En ese momento habr¨¢ un periodo transitorio, cuya naturaleza depende de la futura relaci¨®n UE-Reino Unido. Cuando conozcamos el marco de esa futura relaci¨®n podremos discutir los detalles, en el oto?o de 2018: para eso habr¨¢ m¨¢s tiempo, pero antes hay que llegar a acuerdos sobre derechos ciudadanos, presupuestos y fronteras¡±.
Nada de dramas. ¡°No va a haber ning¨²n tipo de drama por mi parte. Reino Unido ha decidido marcharse: conozco la dimensi¨®n emocional y pol¨ªtica de ese desaf¨ªo, soy un pol¨ªtico. Pero deber¨ªamos gestionar esto de forma seria: los hechos, las cifras, los fundamentos jur¨ªdicos, y no perder m¨¢s tiempo¡±, destaca. Eso s¨ª, ¡°la secuencia ¡ªacuerdo de divorcio sobre derechos de la ciudadan¨ªa y presupuesto, marco de la futura relaci¨®n y acuerdo transitorio¡ª no es negociable para nosotros¡±.
?Generosidad de Londres? Londres anuncia que presentar¨¢ una propuesta ¡°generosa¡± relativa a los derechos de la ciudadan¨ªa, despu¨¦s de flirtear en varias ocasiones con lo contrario. Barnier se revuelve en la silla y da una ¨²ltima muestra de cu¨¢n enconadas empiezan las negociaciones: ¡°Realmente no s¨¦ qu¨¦ significa esa generosidad. Nuestro objetivo es preservar los derechos de los brit¨¢nicos en suelo europeo, y de los ciudadanos de los Veintisiete en suelo brit¨¢nico. Con el mismo marco que tenemos hoy. Veremos cu¨¢l es la propuesta definitiva, pero m¨¢s que una oferta generosa espero una propuesta justa. Legal y humanamente¡±, cierra.
Gibraltar, cuesti¨®n bilateral
¡°Gibraltar dejar¨¢ la Uni¨®n Europea al mismo tiempo que el Reino Unido; eso es todo lo que puedo decir¡±, afirma Michel Barnier al final de una entrevista en la que prefiere conducirse en un franc¨¦s salpicado de tecnicismos en ingl¨¦s. Barnier cierra filas con las directrices del Consejo Europeo sobre la negociaci¨®n, que dan a Espa?a una suerte de derecho de veto ¡ªa pesar de la reacci¨®n iracunda en los medios e incluso de alg¨²n pol¨ªtico brit¨¢nico¡ª sobre el acuerdo de divorcio para blindar la cuesti¨®n gibraltare?a. Y a?ade que ¡°podr¨¢ haber discusiones bilaterales sobre Espa?a y Reino Unido¡± en torno al Pe?¨®n, justo antes de repetir el sonsonete que el Gobierno espa?ol quiere o¨ªr alto y claro, una y otra vez: ¡°Gibraltar abandonar¨¢ la Uni¨®n Europea al mismo tiempo que el Reino Unido¡±. La UE ha dejado de lado en ese asunto su tradicional equidistancia para abrazar las peticiones del pa¨ªs que se queda, Espa?a, en contra de los intereses del socio que se va, Reino Unido. Gibraltar, adem¨¢s, ha provocado una extra?a unidad entre los Veintisiete, incluso con aliados tradicionales de Londres como los n¨®rdicos. Esa misma unidad es la t¨®nica en las primeras fases del divorcio, cuando a¨²n no ha empezado la negociaci¨®n, pero la UE quiere imponer sus l¨ªneas rojas. ¡°La unidad no cae del cielo¡±, afirma Barnier, sabedor de que ese es uno de sus grandes activos, pero consciente de que m¨¢s adelante saldr¨¢n a flote diferencias entre los europeos. ¡°Llevamos seis meses construyendo esa unidad y no ha sido sencillo: mi misi¨®n es conservarla y buscar opciones justas para todos¡±, dice el negociador jefe de la Uni¨®n.
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