El fiscal general de EE UU se enfrenta a la trama rusa en el Senado
Jeff Sessions declara hoy ante el Comit¨¦ de Inteligencia sobre sus v¨ªnculos con el Kremlin, las presiones de Trump y el despido del director del FBI
La trama rusa vuelve a tener en vilo a Estados Unidos. El fiscal general, Jeff Sessions, uno de los halcones de Donald Trump, declara hoy (a las 14.30, hora de Washington) a puerta abierta ante el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado. Tras la explosiva comparecencia el jueves pasado del exdirector del FBI, James Comey, que acus¨® al presidente de intentar torpedear la investigaci¨®n, el fiscal general tendr¨¢ que enfrentarse a un escenario hostil. Aunque los republicanos rebajen el tono, los senadores dem¨®cratas dirigir¨¢n las bater¨ªas hacia el despido de Comey, sus oscuras reuniones con el embajador ruso en Washington y su trabajo en campa?a, durante los ciberataques del Kremlin a la candidata dem¨®crata, Hillary Clinton. Cualquier error por su parte abrir¨ªa una brecha directa hacia el presidente de Estados Unidos.
Sessions es una figura en declive. En menos de cinco meses ha sufrido una de las mayores abrasiones del Gabinete. El presidente se ha distanciado de ¨¦l y su capacidad de maniobra resulta muy limitada. En marzo, tras la ca¨ªda del consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, el veneno de la trama rusa le alcanz¨® de lleno. Al descubrirse que hab¨ªa ocultado al Senado sus reuniones con el embajador ruso en Washington, Serg¨¦i Kislyak, se recus¨® de todo lo relacionado con el esc¨¢ndalo. Tomada por pura supervivencia pol¨ªtica, la decisi¨®n dej¨® a la intemperie al presidente.
El fiscal general adjunto Rod J. Rosenstein qued¨® al cargo de las investigaciones y de despachar sobre este asunto con el director del FBI, James Comey. Cuando este fue destituido a cajas destempladas por el presidente, Rosenstein tampoco resisti¨® la presi¨®n. Ante la ola de desprestigio que amenazaba con aplastarle, dio un paso hist¨®rico: para disipar cualquier sospecha nombr¨® fiscal especial del caso al implacable Robert Mueller, director del FBI de 2001 a 2013. La medida, de la que ahora depende el futuro de la presidencia, fue comunicada a la Casa Blanca solo 20 minutos antes de hacerse p¨²blica.
Todo ello abri¨® una inmensa brecha entre Sessions y Trump. El hombre que deb¨ªa ser el baluarte del presidente se hab¨ªa vuelto su eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil. No s¨®lo estaba inhabilitado en todo lo concerniente a la trama rusa, sino que hab¨ªa permitido que se abriesen las puertas a un fiscal especial dispuesto a llegar hasta el fondo del asunto. Trump concluy¨® que era ¡°v¨ªctima de una caza de brujas¡±.
La crisis entre ambos lleg¨® al punto de que el fiscal general ofreci¨® su dimisi¨®n. No le fue aceptada. Pero una vieja amistad hab¨ªa quedado malherida. Cuando en 2015 Trump decidi¨® disputar la Casa Blanca, el entonces senador por Alabama fue de los primeros en brindarle su apoyo al multimillonario. Era una figura de pasado racista y situado en los m¨¢rgenes del tablero pol¨ªtico, pero la aversi¨®n al islam, su tremendismo migratorio y la apuesta por las deportaciones masivas les hicieron m¨¢s que aliados. Juntos inflamaron la campa?a. Y con el apoyo del agitador medi¨¢tico Stephen Bannon y el islam¨®fobo general Michael Flynn condujeron la pol¨ªtica de Estados Unidos a extremos insospechados.
Esta proximidad con el candidato se ha revelado ahora t¨®xica. Sessions fue asesor electoral de Trump y, por tanto, una figura central de las investigaciones que buscan establecer si hubo coordinaci¨®n entre el equipo de campa?a del republicano y el Kremlin durante los ataques del espionaje ruso contra la candidata Hillary Clinton. En ese periodo cr¨ªtico, Sessions se reuni¨® dos veces con el embajador Kislyak. Encuentros que luego, cuando iba a ser nombrado fiscal general, ocult¨® en sus audiencias de confirmaci¨®n en el Senado. Esta relaci¨®n con el Kremlin ser¨¢ uno de los puntos calientes de la comparecencia de hoy. Y con ella la pregunta nunca resuelta, aunque s¨ª sugerida por Comey, de si tuvo otro tipo de contactos con Mosc¨².
En su testimonio tambi¨¦n jugar¨¢ un papel clave su postura sobre las declaraciones del exdirector del FBI. Ante el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado, Comey denunci¨® que el presidente hab¨ªa intentado hundir la investigaci¨®n de la trama rusa. Sessions, como fiscal general, fue su jefe y, aunque se inhibi¨® en el caso, tendr¨¢ que responder si conoc¨ªa estas presiones y qu¨¦ supo del despido de Comey. Un error, un renuncio o simplemente una fisura pueden abrir el camino para intentar derribar al presidente.
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