Por qu¨¦ Directas Ya
Hay que interrumpir la creciente debilitaci¨®n de la democracia para recuperar la capacidad de imaginar un pa¨ªs
El voto en Brasil hoy vale muy poco. Y tiene que volver a valer. Ante un agujero tan hondo, que no para de agrandarse, refundar la democracia depende de que la poblaci¨®n retome el poder de escoger a quien la representa. Este ser¨ªa solo el principio. Pero, sin ¨¦l, seguiremos girando en falso. Incluso aquellos que creen que controlan las vueltas se enga?an. Lo que sucede hoy en Brasil no empez¨® ayer ni terminar¨¢ ma?ana. Nos asombrar¨¢ durante mucho tiempo. Es urgente que el poder de decidir qui¨¦n gobierna y con qu¨¦ programa gobierna vuelva a manos de la poblaci¨®n como primer movimiento. Es necesario que Michel Temer renuncie, sea destituido o apartado, y que se celebren elecciones directas. No se trata solo del futuro: el presente es el que est¨¢ obstruido. Y por eso es tan urgente. El presente no volver¨¢ a ser posible antes de que se recupere la capacidad de imaginar un pa¨ªs.
Decir que hoy el voto vale muy poco en Brasil no es una figura ret¨®rica. Ni un lugar com¨²n. Es un hecho, producido tanto por el oportunismo como por la irresponsabilidad de grupos de poder. Y un hecho que tiene que ser entendido m¨¢s all¨¢ de lo que se suele llamar "polarizaci¨®n".
El voto, en Brasil, fue traicionado dos veces en la historia reciente. Una en el fraude electoral promovido por Dilma Rousseff, justo al inicio de su segunda legislatura, cuando la presidenta adopt¨® el programa de los adversarios. Otra cuando fue destituida sin que el motivo alegado justificara una medida tan extrema. Y la traici¨®n todav¨ªa puede ampliarse muchas veces cuando la contemplamos por el ¨¢ngulo de la corrupci¨®n que atraviesa tanto el poder ejecutivo como el legislativo.
Sobre la primera traici¨®n, el Partido de los Trabajadores (PT) ni siquiera hizo autocr¨ªtica. Nada indica que pretenda hacerla mientras tenga la oportunidad de volver al poder. O incluso despu¨¦s. La segunda traici¨®n al voto no para de ampliarse. Michel Temer, hoy investigado por corrupci¨®n pasiva, obstrucci¨®n a la justicia y organizaci¨®n criminal, se convirti¨® en presidente por la fuerza de una destituci¨®n que no se sosten¨ªa. Y lo acaba de salvar un tribunal presidido por un magistrado, Gilmar Mendes, que corroe la noci¨®n de justicia un poco m¨¢s cada d¨ªa en un pa¨ªs en que la justicia falta tanto. Todo agravado por un Congreso dominado por investigados, que, en el mostrador, negocian reformas que alteran profundamente la vida de la poblaci¨®n. Reformas, cabe recordar, que la poblaci¨®n no escogi¨® al elegir la coalici¨®n Dilma-Temer.
El PT tiene que responsabilizarse por la parte que le corresponde en la corrosi¨®n de la democracia
Es importante comprender que las traiciones al voto son dos, para no seguir girando en falso. El hecho de que sean dos es tambi¨¦n lo que profundiza la crisis y dificulta que se salga de ella. La destituci¨®n de una presidenta elegida democr¨¢ticamente sin raz¨®n que justificara un acto tan extremo, tanto que Dilma Rousseff ni siquiera perdi¨® el derecho a disputar elecciones y ocupar cargos p¨²blicos, es m¨¢s traum¨¢tica que la traici¨®n cometida por esta misma presidenta al programa que la eligi¨®. Y podemos suponer que sea m¨¢s grave. Pero una traici¨®n no absuelve la otra. Ambas producen efecto sobre la p¨¦rdida de importancia del voto y, por lo tanto, de la democracia. Y la p¨¦rdida de importancia del voto tiene consecuencias profundas ¨Cy largas¨C en la vida del pa¨ªs.
Es importante entender que son dos las traiciones al voto porque Brasil tiene un problema cr¨®nico de memoria. Si el PT quiere recuperar alg¨²n respeto, la autocr¨ªtica no es opcional. La autocr¨ªtica es una cuesti¨®n de responsabilidad. Tambi¨¦n es una deuda con los electores, pero no solo con ellos. Es una deuda con la poblaci¨®n del pa¨ªs que el partido gobern¨® durante m¨¢s de 13 a?os, porque la mayor¨ªa le dio la confianza de su voto. El PT tiene que responsabilizarse por la parte que le corresponde en la corrosi¨®n de la democracia.
Es importante entender que son dos las traiciones al voto por una tercera raz¨®n: para ubicar d¨®nde, de hecho, se encuentra la oposici¨®n. La "polarizaci¨®n" que se presenta como realidad obscurece demasiadas cosas. Y las borra. Por eso, el PT no puede solo colocarse autom¨¢ticamente en la oposici¨®n, como si no tuviera nada que ver con el actual proyecto en el poder o como si el impeachment lo absolviera de todo. Borrar la memoria es una estrategia que solo usan los criminales o los canallas. Hay muchos en el PT, pero tambi¨¦n hay mucha gente honesta. Aparentemente, los honestos contin¨²an sin tener una voz decisiva en el partido, o pocos est¨¢n dispuestos a usarla.
Si Dilma Rousseff fue destituida sin que el motivo alegado en aquel momento justificara una medida tan extrema, es obvio que la permanencia de Michel Temer en la presidencia es insostenible. O deber¨ªa ser insostenible. Cada d¨ªa que permanece en el palacio del Planalto, la vida en Brasil empeora un poco m¨¢s. La absoluci¨®n de la coalici¨®n Dilma-Temer por parte del Tribunal Superior Electoral (TSE) el pasado viernes (9/06) ha dejado todav¨ªa m¨¢s clara la profunda crisis ¨¦tica del pa¨ªs, y ha dejado todav¨ªa m¨¢s expl¨ªcito que el poder judicial est¨¢ lejos de escapar del tufo.
Adem¨¢s del p¨¦simo estilo de la ret¨®rica de los magistrados que votaron para salvar al presidente que no tiene salvaci¨®n, la l¨®gica pas¨® lejos de sus argumentos. Como estaba previsto, Gilmar Mendes desempat¨® la votaci¨®n diciendo exactamente lo contrario de lo que hab¨ªa dicho antes; porque si antes interesaba hundir a Dilma Rousseff, ahora interesaba salvar a su amigo Michel. Es la politizaci¨®n del poder judicial hasta un punto que parec¨ªa inimaginable hasta entonces.
Gilmar Mendes se ha vuelto para el poder judicial, con relaci¨®n a la imagen y la responsabilidad p¨²blica, lo que Eduardo Cunha fue para el poder legislativo
Gilmar Mendes se convierte, hora tras hora, en un personaje cada vez m¨¢s nocivo para Brasil. En un art¨ªculo bien fundamentado, Conrado H¨¹bner Mendes, profesor de derecho constitucional de la Universidad de S?o Paulo (USP), afirm¨®: "Gilmar Mendes no es 'pol¨¦mico', ni 'controvertido', ni 'valiente'. Eufemismos period¨ªsticos solo obscurecen el problema. El derecho no es indiferente a la anti¨¦tica de Gilmar Mendes: su comportamiento es ilegal".
Y eso que el art¨ªculo se public¨® antes del juicio en el TSE. Las acrobacias ret¨®ricas de Gilmar Mendes para absolver a Temer han recordado a otro personaje de este momento hist¨®rico, capaz de decir cualquier absurdo con todo el ¨¦nfasis y sin pesta?ear. Gilmar Mendes se est¨¢ volviendo para el poder judicial, con relaci¨®n a la imagen y la responsabilidad p¨²blica, lo que Eduardo Cunha fue para el poder legislativo. As¨ª como Eduardo Cunha estaba lejos de ser "el" problema del Congreso, Gilmar Mendes tambi¨¦n est¨¢ lejos de terminar con los problemas del Supremo Tribunal Federal. Pero ambos encarnan la deformidad de los poderes que representan y la exponen para que la atraviese la luz del d¨ªa. Ahora son dos villanos de Batman en Brasilia City (aunque uno de ellos est¨¦ pasando una temporada en un clima m¨¢s fr¨ªo).
Cada vez que los hechos son torturados, el voto de la poblaci¨®n pierde m¨¢s importancia. Y la democracia se debilita. Se destituye a una presidenta por lo que se denomin¨® "pedaladas fiscales", con grupos que lideran a una masa que sale a la calle en nombre del combate a la corrupci¨®n, y un presidente investigado por corrupci¨®n, obstrucci¨®n a la justicia y organizaci¨®n criminal ocupa hoy el poder sin que los mismos grupos salgan a la calle.
?C¨®mo se puede justificar lo injustificable? El d¨ªa a d¨ªa en Brasil ha demostrado que justificar lo injustificable (y continuar autoproclam¨¢ndose "ciudadano de bien") se ha convertido en un deporte nacional. El pato de la Federaci¨®n de las Industrias del Estado de S?o Paulo (Fiesp), como ya han comentado tantos, pero no cuesta recordarlo, somos nosotros. Es importante diferenciar la masa que sali¨® a la calle en 2015 y 2016 de los grupos que lideraron las manifestaciones. Es posible suponer tambi¨¦n que, por la popularidad de Temer, pr¨®xima a cero, los que salieron a la calle a pedir la destituci¨®n de Dilma Rousseff no est¨¢n satisfechos con lo que vino despu¨¦s.
La profunda distorsi¨®n que marca esta ¨¦poca, con gran responsabilidad por parte de los tres poderes de la Rep¨²blica y tambi¨¦n de los grupos de la sociedad civil, ampl¨ªa la percepci¨®n de que el voto ¨Cpara muchos, toda la participaci¨®n democr¨¢tica¨C ya no vale nada. Y eso es un golpe para nuestra fr¨¢gil democracia, un golpe con brazos largos en el tiempo. Y tambi¨¦n por eso las elecciones directas se hacen imperativas.
La narrativa de la polarizaci¨®n sirve para borrar las semejanzas en lugar de vocalizar las diferencias
Es importante recordar que esta trama, sobre la progresiva p¨¦rdida de importancia del voto, se desarroll¨® en un momento muy particular. En las manifestaciones de junio de 2013, una multitud en la calle indicaba justamente que el voto era insuficiente como instrumento de participaci¨®n democr¨¢tica. As¨ª como tambi¨¦n pon¨ªa en jaque la representaci¨®n de los partidos, que ya no consegu¨ªa canalizar las ansias de la poblaci¨®n de mejorar de vida. El fen¨®meno tiene conexiones globales, pero en cada pa¨ªs evolucion¨® de forma particular.
?Y qu¨¦ sucedi¨®? En lugar de escuchar la polifon¨ªa de las calles y debatir formas de ampliar los mecanismos de participaci¨®n democr¨¢tica, los dos "polos pol¨ªticos" ¨Cel PSDB y el PT¨C optaron tanto por reprimir como por desacreditar a quien protestaba. Si el PSDB de Geraldo Alckmin enseguida ech¨® a la Polic¨ªa Militar encima de los manifestantes, como en el ejemplo emblem¨¢tico de S?o Paulo en junio de 2013, la elecci¨®n del PT de Dilma Rousseff se hizo expl¨ªcita especialmente en las manifestaciones contra el Mundial, en 2014. De nuevo, la narrativa de la polarizaci¨®n sirve para borrar las semejanzas cuando finge vocalizar las diferencias.
En la revista Piau¨ª de junio, hay un art¨ªculo escrito por Fernando Haddad, exalcalde del PT de S?o Paulo, a partir de una serie de declaraciones que dio al periodista Ivan Marsiglia. En un momento en que se alaba tanto la ignorancia y el marketing rastrero, leer un texto construido por quien est¨¢ dispuesto a pensar la experiencia pol¨ªtica vivida infunde aliento. "Sent¨ª en la piel lo que aprend¨ª en los libros" es un texto obligatorio para quien quiere entender Brasil. Pero, si tiene muchas cualidades (que las tiene), es una pena que Haddad se haya dedicado un poco menos a pensarse en este contexto.
El an¨¢lisis carece de autocr¨ªtica, aunque quiz¨¢s llegue en un pr¨®ximo cap¨ªtulo. Pero su entendimiento de junio de 2013 y de sus consecuencias empeque?ece lo que sucedi¨® all¨ª y que repercute hasta hoy. Y Haddad, alcalde de S?o Paulo en aquel momento, fue un protagonista demasiado importante. Hab¨ªa decisiones que tomar y muy poco tiempo para entender lo que hasta hoy nadie ha entendido por completo. Hay que pensar en ellas sin autoindulgencia por todos los motivos, y tambi¨¦n para expresar los l¨ªmites tanto de la persona como del gobernante en momentos tan intensos.
En aquella ocasi¨®n, el PT tuvo una oportunidad a nivel local, en el caso de S?o Paulo, y principalmente a nivel nacional. Y la perdi¨®. Ya hab¨ªa perdido las calles y, en lugar de escucharlas y reflexionar sobre los porqu¨¦s, prefiri¨® aliarse progresivamente a la truculencia del PSDB y al camino autoritario. Y eso hace corresponsable al partido por todo lo que vino despu¨¦s. Las manifestaciones de junio reverberar¨¢n durante mucho tiempo y hay mucho que comprender. No se puede borrar que, al oponerse al aumento del billete de autob¨²s y reivindicar la tarifa cero, las manifestaciones eclosionaron por un deseo de reapropiarse de la ciudad y de la posibilidad de moverse por ella. Lo cual es bastante significativo.
Belo Monte, m¨¢s que Petrobras, tiene todas
No sirve de nada desviar errores y contradicciones e intentar convertirlos en aciertos y victimizaciones. Es mejor asumirlos y pensar sobre ellos. Y el PT tiene mucho que reflexionar sobre su papel en 2013 y 2014. Cuando hoy los sindicalistas y las organizaciones vinculadas al partido denuncian la criminalizaci¨®n de los movimientos sociales por parte del actual Gobierno, no podemos olvidar que Dilma Rousseff sancion¨® la ley antiterrorista que abri¨® la puerta para criminalizar a manifestantes y manifestaciones.
Quien sigui¨® el proceso de la construcci¨®n de la central hidroel¨¦ctrica de Belo Monte, en el r¨ªo Xing¨², en la Amazonia del Estado de Par¨¢, fue testigo de que las contradicciones del PT en el poder tuvieron lugar mucho antes, en una obra en la que se mezclaron lo p¨²blico y lo privado. Atraer a los movimientos sociales para minar la resistencia a la obra; dividir a los l¨ªderes ind¨ªgenas y su instituci¨®n con una mensualidad para las aldeas; violar los derechos humanos m¨¢s b¨¢sicos al presionar a analfabetos a firmar papeles que no eran capaces de leer, perdiendo casas, islas y tierras; colocar la Fuerza Nacional al servicio de la empresa para reprimir las quejas de los afectados y los paros de los trabajadores; construir una central mediante la fuerza del instrumento autoritario de la suspensi¨®n de la seguridad, con la connivencia de presidentes de tribunales. Y, atraves¨¢ndolo todo, el "sobornoducto", hoy investigado en la operaci¨®n Lava Jato.
Toda la anatom¨ªa del gobierno PT-PMDB-Constructoras estaba all¨ª para quien estuviera dispuesto a verlo. Pocos lo estaban. Y, en el fondo, una gigantesca traici¨®n al voto. No hay autocr¨ªtica posible del PT, ni asunci¨®n de la responsabilidad de todos los implicados, sin enfrentar Belo Monte. Mucho m¨¢s que Petrobras, la empresa, Belo Monte, la obra, se convierte en un monumento que tiene todas las caras de las contradicciones. Y, una vez m¨¢s, adversarios en todo lo dem¨¢s se unen en el esfuerzo de borrar ese cap¨ªtulo monstruoso (o superarlo), ahora con el discurso de ¡°hecho consumado¡±.
En 2013, las calles expresaron, no solo, sino tambi¨¦n, que el voto es insuficiente como principal instrumento de participaci¨®n democr¨¢tica. Y expresaron, no solo, sino tambi¨¦n, que los partidos ya no son capaces de representar ansias, aunque sean dispares. En lugar de actuar para fortalecer el voto, as¨ª como para ampliar las formas de representaci¨®n, lo que sucedi¨® a partir de entonces fue lo opuesto: la p¨¦rdida de importancia tanto del voto como de la capacidad de representaci¨®n por la v¨ªa partidaria. Ambos agravados por la corrupci¨®n diseminada por los principales partidos, expuesta por la Lava Jato. Tambi¨¦n por este motivo, que la decisi¨®n de qui¨¦n va a gobernar el pa¨ªs vuelva a manos de la poblaci¨®n, por medio del voto, es esencial en este momento de Brasil. Las elecciones indirectas solo profundizar¨ªan todav¨ªa m¨¢s las fracturas del pa¨ªs y debilitar¨ªan todav¨ªa m¨¢s una democracia cada vez m¨¢s desacreditada.
La creciente debilitaci¨®n de la democracia en el interior de corazones y mentes, enraizada en el d¨ªa a d¨ªa,
Lo que antes era rebeli¨®n, hoy roza la apat¨ªa. Esta es una de las hip¨®tesis posibles para explicar por qu¨¦ el clamor del "Directas Ya" todav¨ªa no ha tomado las calles con una fuerza capaz de sacudir Brasilia, aunque la mayor¨ªa de la poblaci¨®n est¨¦ a favor de las elecciones directas en las encuestas. Hay mucho ruido en las redes sociales sobre lo que se vive hoy en el pa¨ªs, pero nada sucede de hecho si no sucede tambi¨¦n en la calle. No fueron peque?as las ¨²ltimas manifestaciones de "Fuera Temer" y "Directas Ya", en especial en R¨ªo de Janeiro y S?o Paulo. Pero todav¨ªa no son lo suficientemente grandes ni han unido una poblaci¨®n con dificultades para compartir el espacio p¨²blico por sus diferencias. Lo que no significa que las manifestaciones no puedan crecer si imputan a Temer y lo procesan o si surgen nuevas denuncias, ambas posibilidades bastante probables.
No se cree en la pol¨ªtica ni en los pol¨ªticos, no se cree en los partidos. Y hay una sensaci¨®n diseminada de que, de alguna forma, el voto cada vez se traicionar¨¢ m¨¢s. Y, de alguna forma, los grupos de poder van a terminar haciendo lo que les d¨¦ la gana, independientemente de las movilizaciones, lo que la poblaci¨®n comprueba en la pr¨¢ctica del d¨ªa a d¨ªa. Y, siendo as¨ª, cada uno se va a cuidar de sus asuntos, cada vez menos convencido de que puede haber una salida por la v¨ªa de la pol¨ªtica y del voto. Esta creciente debilitaci¨®n de la democracia en el interior de corazones y mentes, enraizada en el d¨ªa a d¨ªa, es la m¨¢s peligrosa. Y tambi¨¦n por eso la decisi¨®n sobre qui¨¦n gobernar¨¢ el pa¨ªs, en caso de que salga Michel Temer, debe ser del pueblo y de las urnas.
Lo que reverbera hoy en Brasil tiene mucho de particular y mucho de la propia crisis de la democracia como fen¨®meno global. Se ha escrito mucho sobre este tema. Me gusta particularmente un peque?o libro, Babel (2015), una conversaci¨®n bastante iluminadora entre el soci¨®logo polaco Zygmunt Bauman, que falleci¨® en enero de este a?o, y el periodista italiano Ezio Mauro. Discuten sobre c¨®mo la pol¨ªtica acaba siendo el "t¨®tem corrompido" de un mundo que no funciona. Y alertan sobre el hecho de que "despu¨¦s de haber derrotado las dictaduras, la democracia no se instala en el control para siempre".
Ezio Mauro define con precisi¨®n el sentimiento del ciudadano que "cuenta solo como uno, sin capacidad de sumarse a los otros": "no se siente decepcionado, sino rebelde, protagonista de una especie de sucesi¨®n republicana, casi un nuevo s¨²bdito pol¨ªtico en la contrapol¨ªtica del rechazo. Pero no entiende que tampoco ¨¦l tiene inter¨¦s para el Estado, excepto como n¨²mero que se registra en los estudios, sin rostro y sin historia. No entiende, en otras palabras, que en el momento en que su libertad se convierte en asunto privado y ¨¦l empieza a ejercer sus derechos solo como individuo, en el momento en que libertad y derechos son ambos incapaces de aglutinarse en cualquier tipo de proyecto con los dem¨¢s, ambos se vuelven irrelevantes y est¨¦riles a los ojos del poder, ya que han perdido su capacidad de poner lo que sea en movimiento. El Estado sabe que estoy estad¨ªsticamente presente, pero tambi¨¦n sabe que solo cuento como uno y no tengo capacidad de sumarme a los dem¨¢s".
Quiz¨¢s el movimiento de las Directas Ya se encuentre en un callej¨®n sin salida. Aunque existan voces fuertes luchando por ellas en textos y manifiestos, as¨ª como en los altavoces de los camiones y en el Congreso, ?las elecciones directas podr¨ªan realizarse de hecho, en un sentido m¨¢s profundo, sin una presencia representativa en la calle? Es m¨¢s: ?el clamor de las Directas Ya ser¨ªa capaz de significar la retomada de la reinvenci¨®n de la pol¨ªtica? ?O la par¨¢lisis gritada, enmascarada de movimiento, seguir¨¢ ocupando el d¨ªa a d¨ªa? El tiempo dir¨¢.
La creciente debilitaci¨®n de la democracia en el interior de corazones y mentes, enraizada en el d¨ªa a d¨ªa, es la m¨¢s peligrosa
Continuando todav¨ªa con esta conversaci¨®n tan interesante, Bauman hace una pregunta ret¨®rica para expresar la incredulidad de la poblaci¨®n en la capacidad que tiene la pol¨ªtica para responder a las ansias de la vida: "En realidad, por qu¨¦ habr¨ªas de movilizarte, preocuparte e interesarte si lo que se hace solo tiene, si la tiene, una relaci¨®n remota con lo que quieres que se haga y que no alivia en casi nada los problemas que te afligen y los miedos que te asombran?".
Y entonces Bauman hace una referencia que parece describir el Brasil actual: "Siempre que intentamos diagnosticar la presente crisis de la democracia, la verdad de los hechos nos redirige hacia la r¨¢pidamente deteriorada confianza en la capacidad que tienen las instituciones pol¨ªticas existentes de hacer lo que los ciudadanos exigir¨ªan en caso de que todav¨ªa creyeran que las peticiones ser¨ªan escuchadas y tomadas en serio. Sin embargo, ya no lo creen. Por lo menos la mayor¨ªa, y la mayor parte del tiempo, no lo cree. Algunos cazadores de votos, que se presentan como outsiders, intocados por la podredumbre y por la par¨¢lisis 'que est¨¢n ah¨ª', consiguen capitalizar la soledad del electorado y captar la simpat¨ªa de algunos de sus miembros, haciendo promesas que ellos saben ¨Cy la mayor¨ªa de las personas desconf¨ªa¨C que no ser¨¢n capaces de cumplir si salen elegidos. (...) Sin embargo, en general, la frustraci¨®n los alcanzar¨¢ poco despu¨¦s de las elecciones. Los tiempos de desesperanza est¨¢n repletos de tumbas de profetas deshonestos y falsos salvadores".
Y Mauro completa: "Seguramente hay un camino. Pero corremos el riesgo de no encontrarlo, ya que el interregno es tambi¨¦n un periodo en que la irracionalidad de la decadencia germina sin restricci¨®n, en una rebeli¨®n m¨¢s motivada por angustias que por libertad verdadera; un periodo en que surgen figuras cham¨¢nicas que reducen el mecanismo pol¨ªtico a su carisma, apelan a nuestros instintos, emocionalmente, y engendran miedos para transformarlos en grandes trivialidades, como si fuera posible que hubiera soluciones simples para problemas complejos".
En la cotidianidad de excepci¨®n que hoy vivimos en Brasil, es necesario interrumpir el proceso continuo de p¨¦rdida de importancia del voto por todos los motivos y por uno en particular. El hecho de que una presidenta elegida democr¨¢ticamente haya sido destituida del poder de forma tan ligera ha fortalecido, en grupos cuya violencia se manten¨ªa todav¨ªa bajo alg¨²n control, la seguridad de que todo vale. Que el resultado en las urnas no es soberano y que la democracia es una cuesti¨®n de interpretaci¨®n. Cuando el vice que se convirti¨® en presidente por la fuerza del impeachment es investigado por cr¨ªmenes graves y, aun as¨ª, se mantiene en el poder, rodeado por un ministerio de investigados, esa percepci¨®n solo se fortalece. Se transforma en convicci¨®n. Todo parece depender de la ocasi¨®n y de qui¨¦n puede m¨¢s, no de la ley.
¡°Los tiempos de desesperanza est¨¢n repletos de tumbas de profetas deshonestos y falsos salvadores¡±
Esta convicci¨®n se demuestra en la confabulaci¨®n de los parlamentarios ruralistas, que lideran las votaciones en el Congreso para desproteger tierras p¨²blicas para ampliar su explotaci¨®n privada. Y ya avanza en el intento de cambiar el mapa de Brasil, al aprobar la mutilaci¨®n de la selva y legalizar la apropiaci¨®n de tierras. Y esa convicci¨®n se realiza con un aumento de violencia. Los que se apropian de las tierras se las arreglan visiblemente mejor en la selva amaz¨®nica, avanzan con m¨¢s ¨ªmpetu sobre las unidades de conservaci¨®n y las tierras ind¨ªgenas, seguros de que van a quedar impunes. Personajes que se manten¨ªan en estado de latencia, como algunos par¨¢sitos que habitan en nuestro intestino, volvieron a irrumpir en la superficie del tejido social. La eclosi¨®n de la violencia en las periferias est¨¢ ¨ªntimamente relacionada con la fragilidad de las instituciones en el centro. Como ya escrib¨ª en la columna anterior, los fr¨¢giles mueren primero. Lejos sucede primero.
En la cotidianidad de excepci¨®n que hoy vivimos en Brasil, interrumpir el proceso continuo de p¨¦rdida de importancia del voto es solo el principio. El camino ser¨¢ largo y dif¨ªcil. Por varios motivos y tambi¨¦n porque el principal proyecto de pa¨ªs de la historia reciente, simbolizado por el PT, se corrompi¨® y se desmoron¨®. El camino ser¨¢ largo y dif¨ªcil, independientemente del escenario. Pero es importante escoger la salida capaz de interrumpir el proceso de debilitaci¨®n de la democracia. Es importante que la resistencia democr¨¢tica se convierta en acto: el acto de votar, la responsabilidad de la elecci¨®n.
Las elecciones directas, por la v¨ªa constitucional, no son un atajo irresponsable, como dicen algunos. Sino una reparaci¨®n responsable de la democracia, en proceso acelerado de p¨¦rdida de importancia, por obra de una corrosi¨®n promovida por los dos lados de la llamada polarizaci¨®n. Una nueva idea de Brasil no est¨¢ all¨ª ni aqu¨ª, sino en m¨²ltiples lugares. Brasil necesita que lo vuelvan a imaginar. Y para eso se necesita que el voto vuelva a valer.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - O Avesso da Lenda, A Vida que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum.
La eclosi¨®n de la violencia en las periferias est¨¢ ¨ªntimamente relacionada con la fragilidad de las instituciones en el centro
Traducci¨®n: Meritxell Almarza
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