El fiscal especial investiga al presidente Trump por posible obstrucci¨®n a la justicia
Robert Mueller llama a altos cargos de inteligencia para determinar si el presidente quiso impedir la investigaci¨®n de la trama rusa. Trump insiste en que es "una caza de brujas"
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya est¨¢ en la diana. El fiscal especial Robert Mueller le est¨¢ investigando por un posible delito de obstrucci¨®n a la justicia y ha llamado a altos cargos de inteligencia para comprobar si trat¨® de socavar las pesquisas de la trama rusa. La medida, adelantada anoche por The Washington Post, implica un paso de gigante y, en caso de que derive en una acusaci¨®n, puede abrir la puerta del impeachment.
"Est¨¢n presenciando la mayor caza de brujas en la historia pol¨ªtica de Am¨¦rica, dirigida por gente muy mala y conflictiva", ha respondido esta ma?ana en un tuit Trump. "Construyeron una falsa colusi¨®n con la historia rusa, no hallaron pruebas, y ahora buscan la obstrucci¨®n a la justicia con la historia falsa", remach¨®.
Bajo la direcci¨®n del FBI, la investigaci¨®n de la trama rusa se hab¨ªa limitado a determinar si el equipo electoral de Trump se coordin¨® con el Kremlin en la campa?a de desprestigio lanzada contra la candidata dem¨®crata Hillary Clinton. Pero el presidente, tal y como reconoci¨® el anterior director del FBI, James Comey, no figuraba en las indagaciones.
Las tornas cambiaron radicalmente con la destituci¨®n de Comey el pasado 9 de mayo. Aunque en un principio, la Casa Blanca aleg¨® que el despido fue motivado por su err¨¢tica conducta en el tortuoso asunto de los correos de Hillary Clinton, el propio Trump reconoci¨® en una entrevista que se debi¨® ¡°a esa cosa rusa¡±. Luego, en un encuentro en la Casa Blanca con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, admiti¨® que la salida le ¡°hab¨ªa quitado mucho peso de encima¡±.
Todo ello ha sido recogido ahora por el fiscal especial. Hombre de integridad probada, que dirigi¨® el FBI desde 2001 hasta 2013, Mueller ha puesto el foco en el presidente a ra¨ªz de este despido. Un acto de enorme trascendencia pol¨ªtica y que llev¨® a Comey a declarar el jueves pasado en el Comit¨¦ de Inteligencia del Senado. Ante una naci¨®n conmocionada, el exdirector del FBI acus¨® al presidente de ¡°mentir y difamar¡±, de intentar ¡°darle directrices¡± para desviar la investigaci¨®n sobre el teniente general Michael Flynn e incluso de pedirle favores a cambio de mantenerle en el puesto. Fue una carga de profundidad bien calculada para armar una posible acusaci¨®n de obstrucci¨®n.
Pero el trabajo de Mueller, mentor y amigo Comey, sobrepasa el juego de declaraciones y busca corroboraciones en otros espacios. Para ello ha citado esta misma semana al director de Inteligencia Nacional, Daniel Coats, y al responsable de la Agencia Nacional de Seguridad, el almirante Mike Rogers. Ambos supuestamente recibieron llamadas de Trump para presionar a Comey. Ninguno lo ha reconocido p¨²blicamente, pero se han mostrado dispuestos a declarar.
Toda la investigaci¨®n se est¨¢ llevando en secreto y sin dejar de lado la trama rusa. El objetivo de Mueller, que tiene poder para formular cargos, es delimitar si en el comportamiento del presidente hubo ¨¢nimo real de impedir las pesquisas. Este factor es fundamental en tanto que en el delito de obstrucci¨®n se tiene que demostrar la intencionalidad.
Los cr¨ªticos se?alan que hasta ahora no hay caso, ya que el despido cae dentro de las atribuciones presidenciales y las declaraciones de Comey, por s¨ª mismas, carecen de peso en tanto que es su palabra contra la de Trump. Un empate t¨¦cnico que s¨®lo se resolver¨ªa con pruebas externas. Justo las que ahora persigue Mueller.
La Casa Blanca no hizo declaraciones ante las revelaciones de The Washington Post. Todo el asunto ha quedado en manos de Mark Kasovitz, abogado privado de Trump. Su l¨ªnea de defensa se basa en restarle credibilidad a Comey y sostener que su versi¨®n carece de fundamento factual. ¡°No hubo colusi¨®n, no hubo obstrucci¨®n. Estoy dispuesto al 100% a declarar¡±, ha dicho p¨²blicamente el presidente quien se considera v¨ªctima de la "mayor caza de brujas en la historia de Am¨¦rica".
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