El tirador de Alexandria se hizo pasar por vagabundo durante dos meses para preparar su ataque
James T. Hodgkinson vivi¨® en su furgoneta blanca y se hizo asiduo del campo donde hiri¨® al congresista republicano y otras tres personas
Alexandria (Virginia), un suburbio cercano a Washington donde ayer un empresario jubilado dispar¨® contra una veintena de congresistas republicanos, amaneci¨® este jueves como siempre: con adolescentes esperando al autob¨²s, j¨®venes paseando a perros y adultos corriendo. Pocos parec¨ªan recordar que 24 horas antes James T. Hodgkinson hab¨ªa alterado su tranquila rutina para herir a un l¨ªder republicano del Congreso y otras tres personas. El FBI y las autoridades pasaron la jornada examinando el veh¨ªculo y rastreando los movimientos del atacante en los ¨²ltimos d¨ªas para tratar de destapar m¨¢s detalles sobre el misterioso Hodgkinson, un obsesionado con Trump que pose¨ªa un largo historial de frustraci¨®n hacia los conservadores.
¡°Es un ¨¢rea tranquila¡±, dice Jos¨¦, un mec¨¢nico de la gasolinera Shell situada a dos manzanas del campo de b¨¦isbol donde se produjo el asalto. ¡°Nunca vi al tipo (Hodgkinson) ni su furgoneta blanca¡±, explica. ¡°Ahora habr¨¢ miedo, claro. Cualquiera pensar¨¢ que solo por ir al gimnasio o a jugar al parque le podr¨ªa pasar algo¡±. Dos viandantes caminan por la acerca y al pasar por el per¨ªmetro acordonado en torno al campo de b¨¦isbol y se sorprenden: ¡°Ah, ser¨¢ por el tiroteo¡±, exclama uno.
Al cruzar las cintas de la polic¨ªa que cortan el paso a veh¨ªculos solo se ven peque?os conos blancos y manchas de sangre sobre el terreno de juego. Y decenas de cazadoras de color oscuro con tres letras amarillas en la espalda (FBI) se mueven fren¨¦ticamente entre coches negros.
Por ahora, se sabe que el sexegenario, muerto en el tiroteo, dej¨® su casa en Belleville (Illinois) hace dos meses para mudarse a Alexandr¨ªa. Vivi¨® en su furgoneta blanca, aparcada en la calle East Monroe, donde perpetr¨® el ataque, y por las ma?anas acud¨ªa con frecuencia al centro deportivo YMCA para ducharse. No hac¨ªa deporte, simplemente se sentaba frente a la cristalera y observaba el Simpson Field ¡ªperteneciente al mismo complejo¡ª que d¨ªas despu¨¦s atacar¨ªa.
Ah¨ª le vieron varios vecinos. Stephen Brennwald, un abogado, dijo a The Washington Post que el atacante pasaba horas sentado en el vest¨ªbulo del centro con su ordenador, desde el que meses atr¨¢s hab¨ªa enviado mensajes acusando a Trump de destrozar la democracia estadounidense. El exalcalde de la localidad tambi¨¦n coincidi¨® con ¨¦l. Conversaron numerosas veces y el pol¨ªtico incluso lleg¨® a ofrecerle ayuda para conseguir un empleo al pensar que Hodgkinson era un vagabundo.
A mediod¨ªa, Hodgkinson ¡ªque fue due?o de una empresa de revisi¨®n de hogares en su localidad¡ª almorzaba un s¨¢ndwich en Pork Barrel BBQ y beb¨ªa una lata de cerveza Budweiser, seg¨²n dijo la gerente Jamie Craig. Para el hombre, que fue voluntario de la campa?a electoral del dem¨®crata-socialista Bernie Sanders, la cerveza de barril era una broma.
Las autoridades a¨²n no han dado con una motivaci¨®n. Pero el hermano del Hodgkinson confirm¨® a The New York Times que el tirador estaba muy frustrado con el clima pol¨ªtico desde la elecci¨®n de Trump a la Casa Blanca, la m¨¢s divisoria entre la poblaci¨®n que se recuerda en este pa¨ªs. Adem¨¢s, el perfil de Facebook del agresor, plagado de mensajes contra el presidente y los republicanos, y extremadamente en favor de las pol¨ªticas m¨¢s progresistas que propon¨ªa Sanders sugieren la influencia pol¨ªtica como posible causa. El mi¨¦rcoles, antes de sacudir Washington con un rifle, una pistola y m¨¢s de 50 balas, Hodgkinson pregunt¨® a un congresista que se marchaba del campo: ¡°?Estos son congresistas republicanos o dem¨®cratas?¡±. "Republicanos", le respondi¨®. Luego empez¨® a disparar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.