As¨ª fue la explosiva propagaci¨®n del fuego que mat¨® a 64 personas en Portugal
El incendio originado por una tormenta seca y la confluencia de factores ambientales deriv¨® en un fen¨®meno menos habitual conocido como tormenta ¨ªgnea
El brutal incendio de Pedr¨®g?o Grande que ha sumido a Portugal en el duelo tras la muerte de 64 personas deja tambi¨¦n una pregunta sin respuesta que los principales medios lusos llevaban a sus portadas impresas este lunes: ¡°?C¨®mo fue posible?¡± ?C¨®mo puede una tormenta seca, primera causa a la que han apuntado las autoridades, derivar en una lengua de fuego tan violenta e imprevisible que sorprendi¨® en sus casas y coches a tanta gente?
La prensa portuguesa recuerda que, como ocurri¨® en la tragedia forestal que el pa¨ªs vivi¨® en 2003, varias circunstancias ambientales se aliaron en esta ocasi¨®n: aire muy c¨¢lido, altas temperaturas, vientos fuertes y tormentas secas. Hace 14 a?os, los efectos devastadores de las llamas se extendieron durante varios d¨ªas y a lo largo de cientos de miles de hect¨¢reas. Quince personas murieron en aquel agosto fat¨ªdico, cifra muy inferior al estremecedor balance del s¨¢bado pasado.
En este caso se apunta como factor agravante al ¡°barril de p¨®lvora¡± que representa la masa boscosa de pinos y eucaliptos de la zona y a las carencias en la coordinaci¨®n entre las entidades de vigilancia, prevenci¨®n y protecci¨®n civil. Pero queda por explicar la inusitada y explosiva propagaci¨®n del fuego en un contexto y escenario (tormentas el¨¦ctricas sobre el bosque) habituales en la regi¨®n y en toda la pen¨ªnsula ib¨¦rica durante el verano.
Seg¨²n los expertos consultados, que uno o varios rayos caigan sobre el bosque durante una tormenta entra dentro de la normalidad. ?Qu¨¦ ocurri¨® entonces para que las llamas resultantes se convirtieran en un torbellino de fuego descomunal e impredecible? Estas son las claves:
1. Temperaturas anormalmente elevadas
Al igual que en el resto de la Pen¨ªnsula, la ola de calor de los d¨ªas precedentes hab¨ªa dejado en la zona unos registros de temperatura anormalmente elevados (m¨¢s de nueve grados por encima de la media) y una pr¨¢ctica ausencia de precipitaciones, tal y como destaca Ana Casals desde la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa (AEMET). El nivel de sequedad era por tanto muy alto y el calor, extraordinario, lo que cre¨® un ambiente propicio para las tormentas.
2. Tormenta seca
El contraste t¨¦rmico entre el aire de superficie (caliente) y el de altura (fr¨ªo) provoca la formaci¨®n de cumulonimbos, las nubes responsables de las tormentas de verano. No siempre, como en este caso, se producen precipitaciones (si el ambiente es muy seco, el agua se evapora antes de alcanzar la superficie terrestre), por lo que solo hay carga el¨¦ctrica con rayos que impactan sobre la masa forestal, adem¨¢s de mucho viento.
Como destaca el meteor¨®logo Daniel Santos, ¡°estas tormentas son especialmente peligrosas en zonas boscosas. Si la masa forestal estaba previamente muy seca, cualquier rayo que alcance el suelo aumenta notablemente las posibilidades de que se desencadene un incendio¡±.
3. Tormenta ¨ªgnea
Cuando uno o varios de los rayos producen fuego bajo estas condiciones extremas, a?ade Ana Casals, ¡°el aire que las llamas calientan asciende bruscamente en vertical y es reemplazado por el aire circundante¡± (m¨¢s fr¨ªo), que viene a aportar ox¨ªgeno y por tanto ¡°combustible¡± extra para el fuego.
En este contexto de sequedad y calor que presentaba la zona afectada en Portugal, esta din¨¢mica circular se aceler¨® y deriv¨® en la formaci¨®n de violentos v¨®rtices o remolinos de fuego en movimiento que hicieron imposible predecir la evoluci¨®n de las llamas. El aire de ¡°reemplazo¡± llega de todas partes, aclara Casals, lo que probablemente explique la muerte de varios bomberos sorprendidos por el avance de las llamas. Las temperaturas que alcanza el fuego en estos casos son extremas, lo que eleva su poder destructor y de propagaci¨®n.
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