Cristina Kirchner vuelve a la pol¨ªtica argentina con un ba?o de masas
Al grito de "vamos a volver" miles de personas la alientan a presentarse como senadora para volver al poder en 2019
Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner ha vuelto. A¨²n no se sabe al 100% si ser¨¢ candidata a senadora en octubre, pero su regreso a la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica es definitivo. Pese a las enormes cr¨ªticas recibidas, pese a los esc¨¢ndalos, a los procesos por presunta corrupci¨®n y a la derrota electoral de 2015 frente a Mauricio Macri, la expresidenta conserva un enorme n¨²mero de fieles. Y miles de ellos se congregaron en el estadio Julio Grondona, en Sarand¨ª, el coraz¨®n del conurbano de Buenos Aires, la zona obrera y pobre del pa¨ªs donde ella tiene un respaldo de hasta el 40%. ¡°Lo importante es canalizar esta fuerza, esta decisi¨®n ciudadana en organizar a la sociedad, por eso convoco y los convoco a la unidad ciudadana, a la unidad de todos los argentinos y argentinas. Porque estoy convencida de que esta etapa hist¨®rica de agresi¨®n neoliberal a todos los estamentos de la sociedad no es una cuesti¨®n de partidos pol¨ªticos¡±, dijo Kirchner en el arranque de su discurso.
Cristina Kirchner tiene fieles, muchos fieles, pero ya no tiene poder y ni siquiera partido. Con tal de no enfrentarse en unas primarias al que ella considera su "empleado", el exministro Florencio Randazzo, la expresidenta ha decidido salir del Partido Justicialista, el peronismo que le sirvi¨® a ella y a su marido, N¨¦stor Kirchner, para alcanzar el poder primero en Santa Cruz y despu¨¦s en todo el pa¨ªs. Por eso, porque es una dirigente sin partido, ella dio una orden clara que todos los suyos cumplieron como siempre de forma casi militar: no hab¨ªa banderas de diferentes agrupaciones, como es costumbre. "Solo banderas argentinas", orden¨® ella, precisamente en el d¨ªa de la bandera, festivo en todo el pa¨ªs. Y as¨ª fue, con algunas excepciones, como el grupo Kolina.
Pol¨ªtica personalizada
La peque?a tarima desde la que habl¨® Cristina Fern¨¢ndez qued¨® chica por un momento. Fue cuando subi¨® una veintena de personas que la expresidenta present¨® con nombre y apellido y explic¨® al p¨²blico de qu¨¦ manera eran afectados por las pol¨ªticas que "le desorganizaron la vida a la gente".
En el estadio cada historia se recibi¨® con indignaci¨®n y muchos se vieron reflejados en esos dramas. Una de esas historias fue la de Mar¨ªa Ca?ete, una mujer que levant¨® un comedor infantil en su propia casa del asentamiento Villa Monte Matadero, en la localidad de Quilmes, a unos 10 minutos de Sarand¨ª. La mujer dijo que ya no recibe alimentos para darle de comer a unos 340 ni?os y que se las arregla con su propia pensi¨®n y donaciones de vecinos m¨¢s acaudalados.
Otra fue Guadalupe Garc¨ªa, una investigadora del Conicet que trabaj¨® la experiencia de mujeres con VIH en el conurbano bonaerense. Es uno de los 500 casos que perdieron la beca. A su lado estaba Ver¨®nica Sosa, propietaria del Frigor¨ªfico Pilar, de Avellaneda, que en 2012 contaba con 50 empleados y hoy tiene apenas 15.
Ella estaba sola, sin teloneros, nada. Ella y los suyos, sin partidos. Era una Cristina diferente, menos agresiva, que intenta limitar el enorme rechazo que genera su nombre en algunos sectores. Una y otra vez repet¨ªa que la crisis y la subida de tarifas decretada por el Gobierno afecta por igual a kirchneristas y macristas. Y cuando el p¨²blico empez¨® a insultar a Macri, ella los fren¨®: "Nada de insultos, hemos venido a construir una unidad ciudadana". La campa?a de los Kirchner parece haber tomado ideas que le han funcionado al macrismo: solo banderas y el himno argentino como colof¨®n, sin marchas peronistas.
Todo era distinto a la escenograf¨ªa cl¨¢sica. La expresidenta hizo subir al escenario a un grupo de hombres y mujeres afectados por la crisis: estudiantes, cient¨ªficos, maestras, peque?os empresarios, madres de siete hijos, voluntarias de un comedor, jubilados, inmigrantes bolivianos. A todos los que present¨® con nombre y apellido y una peque?a historia de vida, una t¨¦cnica que tambi¨¦n utiliza su rival, Macri, asesorado por el gur¨² ecuatoriano Jaime Dur¨¢n Barba. Kirchner usa as¨ª lo que funciona de su contrincante. La expresidente enumer¨® los pesares de esos ciudadanos, uno por uno, como ejemplo de lo que ella quiere denunciar, ¡°la realidad que tenemos que encarar y modificar¡±. Algunos en el p¨²blico lloraban con las historias. Todo parec¨ªa medido para lograr un relato: Argentina era un pa¨ªs que funcionaba y Macri lo destruy¨®. La realidad es mucho m¨¢s compleja, pero los m¨ªtines no son lugar para matices. ¡°Si tenemos que traer a todos los sectores con problemas seguimos ac¨¢ ma?ana¡±, dijo ella, mientras ped¨ªa m¨¦dicos para personas que se desmayaban. ¡°?Qu¨¦ les pasa? Es que hoy hace mucho fr¨ªo¡±, comentaba.
¡°Lo que necesitamos es ponerle un l¨ªmite en las pr¨®ximas elecciones, ponerle un freno a este gobierno y al ajuste. No le hagamos el juego a los que intentan confundir hablando del pasado, claro que tenemos pasado, pero con ellos no tenemos futuro, ese es el verdadero problema. Tenemos que poner un freno a tanto disparate. As¨ª no se puede seguir¡±, dijo Kirchner. El estadio, no muy grande, se desbord¨® enseguida y se vivieron escenas de tensi¨®n con la gente que quer¨ªa entrar superando el aforo. Algunos se colocaron en las colinas de alrededor para seguirlo. Incluso los trenes de cercan¨ªas que pasan lindante al estadio aminoraban su marcha para verla. "A volver, vamos a volver", gritaban todos.
¡°Tengo 3 hijos y soy abuelo y es realmente muy complicado vivir porque no hay trabajo. Mi hijo cobra el salario en tres cuotas mensuales, dicen que hay una mejora pero es virtual. Yo en este momento no veo mejora¡±, dice Jos¨¦ Sinfr¨®n, un taxista de 56 a?os. Raquel Gonz¨¢lez lleg¨® desde San Mart¨ªn, en el extrarradio de Buenos Aires. ¡°Vine a apoyar a Cristina porque con ella est¨¢bamos mejor y me alcanzaba para comer. Hoy solo puedo hacerlo una vez al d¨ªa porque no hay trabajo. El kirchnerismo tiene que volver distinto, con otra gente, m¨¢s joven, y otra mentalidad¡±, dice.
Cuando el kirchnerismo perdi¨® el poder no s¨®lo en el pa¨ªs sino tambi¨¦n en la provincia de Buenos Aires, algo inesperado, parec¨ªa en desbandada. La guerra por la sucesi¨®n era brutal, mientras ella se reclu¨ªa en su refugio de El Calafate, al lado del glaciar Perito Moreno. Pero 16 meses despu¨¦s, los malos datos econ¨®micos de Macri, la inflaci¨®n y la crisis que afecta sobre todo al conurbano de Buenos Aires, y la incapacidad del peronismo para encontrar un relevo han vuelto a ilusionar a los kirchneristas. Creen que es posible que ella gane en la provincia de Buenos Aires, se convierta en senadora y desde ah¨ª pueda dar el salto a la presidencia en 2019. El Gobierno de Macri est¨¢ convencido de que eso es imposible y m¨¢s con la divisi¨®n del peronismo.
Los antikirchneristas sue?an con una derrota, la primera de su carrera, que acabe con ella definitivamente. A la misma hora en que ella hablaba, frente a la sede de los tribunales federales que instruyen sus causas por presunta corrupci¨®n, manifestantes antikirchneristas reclamaban a los jueces que tomen decisiones ya, que act¨²en contra la corrupci¨®n.
Cristina Kirchner no deja indiferente a nadie. Tiene fieles pero tambi¨¦n muchos que la detestan. Las encuestas que maneja la Casa Rosada la dan perdedora, y por eso a¨²n creen que a ¨²ltima hora -el s¨¢bado es la fecha l¨ªmite- no se presentar¨¢. Pero ninguno de los miles de personas que fueron al estadio a verla se plantea siquiera esa posibilidad. Para ellos, Cristina ha vuelto, y no hay marcha atr¨¢s. Cualquiera que haya estado en ese mitin multitudinario pensar¨ªa que se presenta y ese era el inicio de su campa?a. Pero en Argentina, y m¨¢s en el mundo de la expresidenta, hacer previsiones de m¨¢s de dos horas es muy arriesgado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.