La islamofobia sacude el Londres multicultural

La peque?a Noha, de dos a?os, sentada en su sillita, aprovecha para esparcir el yogur por todos los recovecos de su ropa mientras su padre, Abdul Salam, dibuja con un rotulador un coraz¨®n alrededor de la frase que acaba de escribir en la pared: ¡°Ver esto me hace tener m¨¢s esperanza en el mundo en el que va a crecer mi hija¡±. Esto es un muro entero lleno de dedicatorias, tarjetas, y montones de flores a la salida de la mezquita de Finsbury Park. Aqu¨ª al lado, hace ahora una semana, Darren Osborne, un gal¨¦s de 47 a?os, estrell¨® una furgoneta contra un grupo de personas que sal¨ªan de rezar, al grito de ¡°quiero matar musulmanes¡±.

Cristianos, jud¨ªos, hind¨²es, agn¨®sticos, futbolistas, escolares, vecinos, turistas, inmigrantes. Uno podr¨ªa pasarse horas leyendo las dedicatorias que han dejado durante toda la semana. El lunes por la noche, 24 horas despu¨¦s del ataque, centenares de personas acudieron a las puertas de la mezquita para ofrecer a los fieles rosas rojas, amarillas y blancas, como s¨ªmbolo del Londres multicultural. El pa¨ªs se ha volcado con la comunidad musulmana de Finsbury Park, un barrio el norte de Londres, paradigma de multiculturalidad.

Esa es una cara de la moneda. La de Darren Osborne es la otra. Solo este mes, una mujer con velo fue atacada con una bolsa de v¨®mito en Lancashire; los fieles de una mezquita de Cambridge encontraron rodajas de jam¨®n pegadas a sus coches; decenas de musulmanes han sido escupidos o insultados, y han recibido cartas en las que les hacen saber que no son bienvenidos en su pa¨ªs. Por todo Reino Unido, los musulmanes denuncian que son objeto de violencia solo por su manera de vestir y de rezar, porque practican una religi¨®n secuestrada por los sanguinarios extremistas del autodenominado Estado Isl¨¢mico.

Los delitos de islamofobia llevan creciendo de manera constante durante los ¨²ltimos 10 a?os. En 2016 hubo 1.219 en Londres, seg¨²n datos la alcald¨ªa, un 17% m¨¢s que el a?o anterior. Las estad¨ªsticas a nivel nacional son m¨¢s complicadas, porque no todos los cuerpos policiales recogen datos sobre estos incidentes. Pero seg¨²n Tell Mama, una organizaci¨®n que recopila denuncias de delitos de odio contra la comunidad musulmana por todo el pa¨ªs, hubo un aumento del 326% en 2015.

Cada vez que hay un ataque terrorista crecen los incidentes de islamofobia. En Londres, en las dos semanas previas a los ataques de Par¨ªs de noviembre de 2015, se reportaron 24 incidentes. En las dos semanas posteriores, 74. El pasado 6 de junio, despu¨¦s del ataque en el Puente de Londres, se registraron 20 incidentes, cuando la media diaria en la capital es de 3,5.

¡°Es lo que pasa cuando alimentamos la noci¨®n de la responsabilidad colectiva, cuando se hace responsable a una comunidad de las acciones de un individuo¡±, explica Joe Mulhall, investigador de la organizaci¨®n antirracista Hope Not Hate. ¡°A ello contribuyen varios factores. Por un lado, est¨¢ el papel del movimiento antimusulm¨¢n organizado. Ya no hay grupos fuertes a escala nacional pero el fen¨®meno se ha fracturado en peque?os grupos a escala regional. Por otro lado, est¨¢n los peri¨®dicos sensacionalistas de derechas, The Daily Mail, The Sun y The Daily Express, que llevan mucho tiempo retratando a los musulmanes como enemigos. Y por ¨²ltimo, hay procesos que hacen que un fen¨®meno que estaba en los m¨¢rgenes pase al centro de la discusi¨®n. Por ejemplo, el Brexit. El debate era tan t¨®xico que acab¨® amparando los prejuicios contra el diferente¡±.

Dos semanas despu¨¦s del ataque en Manchester el mes pasado, miles de personas se manifestaron contra el islam en el centro de la ciudad, lo cual hizo a muchos temer un resurgir de las multitudinarias protestas callejeras contra los musulmanes que vivi¨® el pa¨ªs a principios de esta d¨¦cada. Este mismo s¨¢bado, activistas de diversos grupos de la ultraderecha europea fueron detenido en la frontera cuando se dirig¨ªan a una manifestaci¨®n congtra los musulmanes en Birmungham. Pero esto es solo una parte de la historia. Para comprender la islamofobia, como otros extremismos, hay que conectarse a Internet.

¡°La red permite a individuos de extrema derecha alcanzar a cantidades de gente que nunca habr¨ªan concebido¡±, explica Mulhall. ¡°As¨ª logran manipular la narrativa despu¨¦s de los atentados. Entre los 10 v¨ªdeos m¨¢s vistos en YouTube en Reino Unido el d¨ªa despu¨¦s del ataque de Westminster, estaba uno en el que un l¨ªder de la ultraderecha arremet¨ªa contra los medios que no culpaban al islam¡±.

Las flores y los mensajes de amor tambi¨¦n se amontonan en la pared del centro musulm¨¢n de Finsbury Park, a la vuelta de la esquina de la mezquita. De aqu¨ª sal¨ªa Makram Ali, de 51 a?os, antes de ser embestido por la furgoneta de Osborne. Ali muri¨® en el acto. Los diez heridos, asegura Toufik Kacimi, presidente del centro que lleva en el barrio desde 1973, evolucionan favorablemente, al menos en lo f¨ªsico. ¡°Est¨¢n muy afectados psicol¨®gicamente¡±, explica. ¡°Ha sido una semana muy dura. Te das cuenta de que es muy f¨¢cil matar. La gente se siente vulnerable. A m¨ª propia hija, que lleva hiyab, le asusta salir a la calle. Ese miedo es horrible¡±.

Kacimi advierte de que la islamofobia no es patrimonio de la extrema derecha marginal. ¡°Muchos medios de comunicaci¨®n han alimentado ese odio. Prevent, la estrategia del Gobierno brit¨¢nico para prevenir el extremismo, tambi¨¦n demoniza a los musulmanes. Donald Trump tiene un discurso antimusulm¨¢n y, aqu¨ª, el UKIP ha desempe?ado un papel central en la islamofobia¡±, denuncia.

El UKIP obtuvo uno de cada ocho votos en las elecciones de 2015 con un discurso nacionalista y contra la inmigraci¨®n. Su programa para las elecciones del pasado 8 de junio, las primeras despu¨¦s del triunfo del Brexit, conten¨ªa medidas de tinte islam¨®fobo, como la prohibici¨®n del velo o la implantaci¨®n de pruebas para comprobar si las ni?as en los colegios hab¨ªan sido sometidas a mutilaci¨®n genital. Pero, a pesar de los tres atentados terroristas que se sucedieron antes de las elecciones, el UKIP se estrell¨® en las urnas hasta casi desaparecer como fuerza pol¨ªtica. Tampoco las acusaciones rayanas en la islamofobia de Zac Goldsmith, el candidato conservador a la alcald¨ªa de la capital, pudieron impedir que los londinenses eligieran el a?o pasado a Sadiq Khan, un alcalde musulm¨¢n.

Ante las flores y los buenos deseos que llenan el muro del exterior de la mezquita de Finsbury Park, Abdul Salam trata de quitar el yogur de la ropa de su hija Noha. ¡°Cuando yo crec¨ª, no me preocupaba la islamofobia, me preocupaban las cosas que preocupan a los ni?os¡±, asegura. ¡°Al enterarme del ataque, pens¨¦ en el mundo en que crecer¨¢ a mi hija y me dio mucha tristeza. Pero mirar esto me hace sentir feliz. Me hace tener confianza en el mundo y en esta ciudad¡±.