El desprecio a las mujeres no pasa factura a Trump (ni a su partido)
El ¨²ltimo ataque machista del presidente, el m¨¢s virulento desde que est¨¢ en la Casa Blanca, ha provocado cr¨ªticas de los republicanos, que tienen la vista en las legislativas de 2018
Trump, mujeres y sangre. No es la primera vez que al presidente de Estados Unidos le ocupan estos tres conceptos cuando quiere atacar a una periodista. Hace casi dos a?os, cuando empezaba su carrera por la candidatura republicana a la Casa Blanca, ya prendi¨® la pol¨¦mica cuando atiz¨® a la estrella televisiva Megyn Kelly por considerar que hab¨ªa sido demasiado dura con ¨¦l durante un debate entre los aspirantes conservadores. ¡°Le brotaba sangre de los ojos, le brotaba sangre de... cualquier parte¡±, espet¨®. Aquellas palabras, por el tono, la pausa y el contexto, se interpretaron como una referencia a la menstruaci¨®n y la alteraci¨®n hormonal. La presentadora le hab¨ªa hecho hincapi¨¦ precisamente en otros exabruptos de Trump, que hab¨ªa llamado ¡°gorda¡± y ¡°cerda¡± a la actriz Rosie O¡¯Donell, entre otros casos. Aquello caus¨® el primer alboroto republicano, le retiraron la invitaci¨®n a un acto en el que participaba como ponente y una horda de pol¨ªticos conservadores sali¨® en tromba a criticarle.
Este jueves volvieron las hemorragias, las de Trump con las mujeres y las de republicanos soliviantados. El presidente sacudi¨® a los famosos presentadores de un programa televisivo matinal muy cr¨ªtico con ¨¦l (Morning Joe, de la MSNBC), Joe Scarborough y Mika Brzezinski, aunque opt¨® por cebarse en la mujer: ¡°La loca de Mika, de bajo coeficiente intelectual, y el psic¨®pata de Joe vinieron a pasar tres d¨ªas a Mar-a-Lago [el resort de Trump en Florida] por Nochevieja e insistieron en verme. Ella sangraba mucho por un estiramiento de cara. ?Dije que no!¡±, tuite¨®.
Millonario, incendiario, concienzudamente machista y bendecido por los votantes, es imposible no compararle con Silvio Berlusconi, que se aposent¨® en el Gobierno de Italia durante 17 a?os a prueba de barrabasadas. Esta ¨²ltima astracanada de Trump ha provocado una indignaci¨®n como no se recordaba desde que lleg¨® a la Casa Blanca. M¨¢s all¨¢ de personajes del gremio y rivales pol¨ªticos, varios republicanos han clamado contra su presidente. El senador Lindsey Graham dijo que este tipo de mensaje "representa lo peor de la pol¨ªtica en Am¨¦rica" y Ben Sasse le suplic¨®: ¡°Por favor, pare, esto no es normal y est¨¢ por debajo de la dignidad de su cargo¡±. "Estamos intentando mejorar el tono del debate pero esto no ayuda", lament¨® Paul Ryan, l¨ªder de los conservadores en el Congreso.
?Puede un presidente comportarse as¨ª sin que ocurra nada? ?Qu¨¦ pa¨ªses se imaginan algo as¨ª posible en sus gobernantes? Trump, volc¨¢nico y agresivo en las redes sociales, ataca la pol¨ªtica econ¨®mica de Alemania con la misma ligereza que llama fracasados a peri¨®dicos como The New York Times. El p¨²blico estadounidense, tan orgulloso de su historia y sus instituciones, parece ya resignado a que su presidente se comporte de ese modo, pero este ¨²ltimo dislate machista, tan virulento y dirigido a una persona concreta, parece haber cruzado una l¨ªnea roja.
Lo parece, pero no es as¨ª. A Trump no se le ha resistido frontera alguna hasta ahora. Se impuso con autoridad en las primarias republicanas ante m¨¢s de una docena de rivales pese a todos los excesos machistas y racistas en su haber, y venci¨® luego a Hillary Clinton en las elecciones con nuevos m¨¦ritos en ese terreno, como cuando la interrumpi¨® en un debate diciendo ¡°?Qu¨¦ asquerosa es esta mujer!¡± o se difundi¨® un v¨ªdeo suyo de 2005 en el que, en una pausa de un programa televisivo, se jactaba de poder manosear a las mujeres sin su consentimiento gracias a su fama y poder. ¡°Cuando eres una estrella, te dejan hacerles de todo. Puedes hacer lo que quieras... Agarrarlas por el co?o. Puedes hacer lo que quieras¡±, se jact¨® entre risas. A tres semanas de las elecciones, aquello puso al empresario neoyorquino en el punto m¨¢s cr¨ªtico en su relaci¨®n con el Partido Republicano, cuyos pesos pesados le abandonaron. La reconciliaci¨®n lleg¨® con la victoria electoral.
Ahora es presidente de Estados Unidos y, aunque su nivel de popularidad general est¨¢ en m¨ªnimos de la historia de Am¨¦rica, el porcentaje de aprobaci¨®n entre los propios republicanos resiste por encima del 80% desde que jur¨® el cargo, de la misma manera que m¨¢s del 80% de los conservadores le vot¨® el 8 de noviembre por fidelidad de partido. El empresario ya llegaba a la carrera pol¨ªtica con un historial marcado por acusaciones de acoso o sexismo, tanto por parte de concursante del programa que concurso televisivo (El Aprendiz), como modelos del certamen de Miss Universo.
Los republicanos tienen ahora la mirada puesta en las elecciones legislativas de 2018 y son proclives a soliviantarse cuando creen necesario para su electorado. Algunos expertos se?alan que, en realidad, la personalidad de Trump es tan exagerada que a los conservadores les ayuda a marcar diferencias con el presidente y no les preocupa un voto de castigo. Comprobaron en noviembre que no se da. Llegado a la pol¨ªtica como el candidato de la incorrecci¨®n pol¨ªtica, ha hecho del matonismo una bandera. "Combate el fuego con fuego", justific¨® este jueves la Casa Blanca respecto los insultos a Mika Brzezinski. "Si te atacan, golpe 10 veces m¨¢s fuerte", ha dicho Melania Trump a trav¨¦s de su portavoz, lo que choca en una Primera Dama que ha fijado la lucha contra el bullying como una de sus prioridades.
"?l habla claro"
Algo muy habitual en los m¨ªtines de Trump, o cuando uno viaja a los territorios que le han llevado a la Casa Blanca, es que sus seguidores disculpen estas actitudes machistas (a veces en forma de insulto, a veces en forma de piropo a una reportera que est¨¢ trabajando junto a compa?eros varones). ¡°No es un pol¨ªtico¡¡±, justificaban algunos, como si en realidad el lenguaje natural es el del desprecio a las mujeres y es la correcci¨®n de la comunicaci¨®n pol¨ªtica la que lo atempera. ¡°Claro que no me gusta su estilo, pero le juzgar¨¦ por sus actos¡±, se?alan tambi¨¦n. ¡°?l habla claro, dice lo que los dem¨¢s no se atreven¡±, es otro cl¨¢sico.
Estos comentarios suelen venir de hombres y mujeres. Entre los votantes de Trump conviven los que sienten cierto regocijo revanchista ante las trumpadas, enfadados por lo que consideran un yugo de correcci¨®n pol¨ªtica, los que le quitan hierro a los ataques racistas y machistas y los que no se lo quitan pero priman otros intereses: su defensa del derecho a tener armas, su promesa de rebajar impuestos, la aversi¨®n a Clinton...
El papel que el sexismo ha tenido en las elecciones presidenciales de Estados Unidos se ha analizado mucho, el que penaliz¨® a la dem¨®crata como candidata y el que considera que las actitudes de Trump no son para tanto. La sangre que tanto ocupa a Trump cuando se trata de atacar a las mujeres, en su caso, nunca llega al r¨ªo.
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