¡°Los venezolanos tenemos que llegar a la mesa de negociaci¨®n¡±
Exmilitar, antigua promesa chavista y figura inc¨®moda tambi¨¦n para la oposici¨®n, Falc¨®n advierte que la confrontaci¨®n "solo promete muertes, luto, tristeza, decaimiento"
Henri Falc¨®n es Gobernador del estado de Lara ¡ªcentrooccidente de Venezuela¡ª?desde 2008, aunque no naci¨® all¨ª sino en Nirgua, una poblaci¨®n rural del vecino estado de Yaracuy, de ¡°un padre campesino y una madre maestra de escuela¡±, como le gusta recordar. Fue elegido para ese cargo ¡ªas¨ª como para la alcald¨ªa de Barquisimeto, capital del estado y cuarta ciudad del pa¨ªs, que desempe?¨® con anterioridad¡ª en las planchas del chavismo, movimiento que le ten¨ªa por una de sus j¨®venes promesas. Sin embargo, en pleno auge de la Revoluci¨®n Bolivariana, en febrero de 2010, rompi¨® p¨²blicamente con el comandante y su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por diferencias de fondo que afloraron, seg¨²n dice, a ra¨ªz de una disputa en torno a unos galpones industriales de Polar, la mayor empresa privada del pa¨ªs, que Hugo Ch¨¢vez en persona quer¨ªa expropiar.
¡°Me le enfrent¨¦, y no fue por defender a una empresa en particular, sino por una defensa al aparato productivo nacional. Y el tiempo nos dio la raz¨®n¡±, explica durante una entrevista con EL PA?S?desde?un hotel de Caracas. ¡°Igual el tiempo nos ha dado la raz¨®n en otras ¨¢reas. ?Recuerdas aquel di¨¢logo con Maduro que televisaron en 2014 desde el palacio de Miraflores? ?Recuerdas aquella frase que dije entonces? ?O dialogamos o nos matamos? Ya nos estamos matando¡±.
Tras su defecci¨®n, el chavismo le guarda la inquina que se le destina a un renegado. El mismo martes de la entrevista, en una transmisi¨®n por cadena nacional de radio y televisi¨®n, el presidente Nicol¨¢s Maduro le dedic¨® en p¨²blico un dardo envenenado: ¡°Que no venga Henri Falc¨®n a decir que ¨¦l es el centro democr¨¢tico; ¨¦l est¨¢ incorporado al plan golpista¡±.
?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo en Colombia? ?D¨®nde termin¨® todo? Donde debi¨® comenzar: en la mesa de negociaci¨®n
A pesar de esos ataques que podr¨ªa exhibir como condecoraciones frente al electorado opositor, y tambi¨¦n a pesar de que junto a su partido Avanzada Progresista (AP) consigui¨® encajar en el alto mando de la Mesa de Unidad democr¨¢tica (MUD), todav¨ªa un ala de la coalici¨®n antigubernamental no deja de verlo como un infiltrado, una c¨¦lula durmiente del oficialismo que en cualquier momento pudiera activarse y causar qui¨¦n sabe qu¨¦ clase de da?os desde el coraz¨®n mismo de la insurgencia.
Falc¨®n atribuye esas percepciones a especies cocinadas en su contra, asegura, en ¡°los laboratorios de las redes sociales¡± por rivales que ver¨ªan con preocupaci¨®n que ¡°un provinciano, con una experiencia puesta all¨ª a la orden de todos, pueda tener alg¨²n liderazgo¡±. Que haya sido suboficial del Ej¨¦rcito, del que se retir¨® como Maestro T¨¦cnico de Tercera, tampoco es algo que contribuya a disipar las dudas en torno a su figura. Insiste el Gobernador que su curr¨ªculo y experiencia vital son mucho m¨¢s amplias que eso: ¡°Es verdad que fui militar, eso no lo puedo negar, as¨ª como tampoco voy a negar que vengo del chavismo. Pero tambi¨¦n a diferencia de muchos, yo vengo de un barrio. Y tambi¨¦n a diferencia de muchos, podemos demostrar que somos sensibles frente a la tragedia de los m¨¢s humildes. Y tambi¨¦n a diferencia de muchos tenemos obra que mostrar. Si yo pas¨¦ por las Fuerzas Armadas, pas¨¦ por la Universidad tambi¨¦n. Soy abogado, tengo dos especializaciones, y tuve la oportunidad de estudiar Ciencias Pol¨ªticas¡±.
Ahora resulta que ese itinerario personal, cuando menos se esperaba, empieza a parecer una ventaja para gestionar la actual crisis pol¨ªtica, en cuya resoluci¨®n tendr¨¢n rol importante los disidentes que ahora se deslindan del oficialismo. La transici¨®n, de ocurrir, no ser¨¢ f¨¢cil y demandar¨¢ de sus l¨ªderes una condici¨®n ambidiestra para buscar apoyos en todos las franjas del espectro pol¨ªtico. ?Una oportunidad para Falc¨®n? ¡°No me veo asumiendo la transici¨®n del pa¨ªs. Pero nosotros s¨ª creemos que hoy est¨¢ en marcha un proceso transicional en Venezuela. Y que ese proceso de transici¨®n demanda un acuerdo de unidad nacional. Que, a su vez, genere un pacto de gobernabilidad para hoy y para despu¨¦s. Nosotros naveg¨¢bamos solos en ese mar hace tres o cuatro a?os. Hoy todo el mundo que se expresa sobre Venezuela, habla de negociaci¨®n, de entendimiento. ?Cu¨¢les son los caminos? ?El camino de la confrontaci¨®n? Ese solo nos promete muertes, luto, tristeza, decaimiento. Y el otro camino es el camino del acuerdo. Es el camino de la confianza, el camino de la tolerancia. ?Qu¨¦ ocurri¨® en El Salvador? Que se percataron de eso despu¨¦s de cien mil muertes. ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo en Colombia? ?D¨®nde termin¨® todo? Donde debi¨® comenzar: en la mesa de negociaci¨®n. All¨ª es donde tenemos que sentarnos nosotros. Que digan lo que digan en Twitter, pero ya van casi cien muertos en 90 d¨ªas de protestas¡±.
Reconoce que se ha reunido a hablar con la rebelde Fiscal General, Luisa Ortega D¨ªaz, ¡°pero solo en t¨¦rminos institucionales¡±. Con ella, asegura, consigui¨® un punto de coincidencia: el rechazo a la Asamblea Nacional Constituyente. ¡°En mi criterio, la Constituyente es un arma letal para la paz del pa¨ªs. Primero, porque no va a resolver los problemas; al contrario, los va a agudizar. Y porque adem¨¢s puede generar una situaci¨®n de mayor confrontaci¨®n que nos puede llevar a una guerra civil. La Constituyente ahora no es la soluci¨®n pero es, adem¨¢s, una complicaci¨®n¡±.
A Falc¨®n se le hace f¨¢cil identificar los motivos por los que importantes figuras se est¨¢n separando del oficialismo pues, cree, son los mismos que le llevaron a hacer distancia en 2010: ¡°El irrespeto a la propiedad privada, la pol¨ªtica de intolerancia impuesta desde el Gobierno, el sectarismo como mecanismo de control abusivo de las instituciones del estado, el lenguaje procaz, el desconocimiento del adversario, y todo este concepto malentendido de la lealtad. Si uno se pone a revisar detenidamente esas caracter¨ªsticas de hace ocho a?os atr¨¢s, no hay duda de que mantienen absoluta vigencia¡±.
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