La ¨²ltima trinchera yihadista en Mosul
A la desesperada, un pu?ado de combatientes resiste entre los escombros de la ciudad vieja
¡°No se asuste, los morteros los estamos disparando nosotros¡±, tranquiliza un oficial iraqu¨ª al lado de la mezquita de Al Nuri, en el casco viejo de Mosul. S¨®lo despu¨¦s aclara que responden a disparos de francotiradores del Estado Isl¨¢mico (ISIS) que a¨²n resisten dos calles m¨¢s all¨¢, en la zona de Al Maidan, te¨®ricamente liberada el pasado domingo. El sonido seco y cortante de sus balas se oye de forma espor¨¢dica durante toda la ma?ana de este martes. Esos estertores mantienen ocupado a un pelot¨®n del Ej¨¦rcito de Irak al d¨ªa siguiente de que su primer ministro y comandante jefe, Haider al Abadi,?proclamara la ¡°victoria total¡± sobre el ISIS en la ciudad. Es la ¨²ltima batalla.
El ISIS destruy¨® esa aljama, desde la que su l¨ªder, Abu Bakr al Bagdadi, proclam¨® el califato, y el vecino minarete jorobado para privar a las fuerzas gubernamentales de su toma simb¨®lica. Del mismo modo, sus ¨²ltimos combatientes en Mosul intentan ahora deslucir la victoria con una batalla perdida de antemano. Su resistencia, arrinconados en unos pocos metros cuadrados y con escasos v¨ªveres, asombra incluso a sus enemigos. Seg¨²n el oficial citado a¨²n eran dos centenares.
¡°No s¨¦ cu¨¢ntos quedan, pero est¨¢n luchando a muerte los muy jodidos¡±, admite un soldado que se identifica como Nabil. Es mediod¨ªa y ¨¦l y sus hombres han hecho un alto para almorzar. Gordito, camiseta negra, bandana y gafas Oakley, Nabil se muestra inasequible al desaliento. Lleva 23 d¨ªas luchando en este frente y aunque las rotaciones son de 20 d¨ªas, ¨¦l asegura que no va a tomarse el descanso que le corresponde hasta que no acaben con el ¨²ltimo yihadista. ¡°Desconozco el tiempo que nos va a llevar, aunque espero que hayamos terminado con ellos para la puesta del sol¡±, declara.
Nabil tambi¨¦n dice que esos remanentes son ¡°occidentales¡±. ?C¨®mo lo sabe? ¡°He visto sus cad¨¢veres¡±, afirma. Otros compa?eros suyos hablan de ¡°rusos¡±, en referencia a los ciudadanos de las rep¨²blicas exsovi¨¦ticas del C¨¢ucaso. Aunque los equipos de la Defensa Civil han retirado muchos cuerpos, el penetrante olor agridulce de la descomposici¨®n revela que todav¨ªa quedan m¨¢s por recoger. Las trampas explosivas dejadas por los milicianos del ISIS ralentizan la tarea. Es lo que sucede con los dos ¡°chinos¡± del edificio de enfrente, probablemente combatientes uigures. Nadie se atreve a tocarlos mientras no vengan los artificieros.
Todos coinciden sin embargo en que esa resistencia final es cosa de ¡°combatientes extranjeros¡±. No s¨®lo guerrilleros muy ideologizados, sino carentes de toda escapatoria. Mientras los militantes iraqu¨ªes han podido tratar de infiltrarse entre los civiles para escapar del asedio, ellos no tienen otra salida. Han decidido morir matando.
¡°Han sobrevivido escondidos en los t¨²neles que excavaron bajo las casas y esta ma?ana nos han sorprendido disparando y lanzando granadas desde la calle Faruk¡±, cuenta otro uniformado, en referencia a una de las callejuelas que se extienden entre las ruinas de Al Nuri y el r¨ªo Tigris. Varios helic¨®pteros sobrevuelan la zona y de repente se oye el repicar de sus ametralladoras. Poco antes un bombardeo a¨¦reo ha hecho que una columna de humo negro se elevara hacia el cielo.
Este soldado, originario de Diyala, es miembro de una unidad sanitaria de emergencia que atiende a los heridos en el frente. A su alrededor, la desolaci¨®n es absoluta. Cuesta imaginarse con vida esta calle que un d¨ªa estuvo llena de peque?os comercios. Al Sheizani era una de las principales arterias del zoco. Ahora, en los cr¨¢teres de su calzada yacen acostados los restos calcinados de los camiones bomba que los terroristas lanzaron contra los soldados.
Las viejas construcciones del casco antiguo que no han sido alcanzadas por la artiller¨ªa se han derrumbado por las sacudidas. Los enseres de algunas casas se muestran imp¨²dicos a trav¨¦s de los huecos que las bombas han abierto en los muros. Una manta marr¨®n, una silla de pl¨¢stico morada, un colch¨®n en precario equilibrio¡ Es toda la huella de sus habitantes, algunos muertos en los combates; los que lograron huir, convertidos en refugiados en su propio pa¨ªs. Su pasado, enterrado entre los escombros.
¡°Esto ha sido peor que la Segunda Guerra Mundial¡±, asegura el oficial, que no facilita su nombre porque no est¨¢ autorizado a hablar con la prensa.
La conversaci¨®n se interrumpe por la llegada de Chris y Esther. Son dos voluntarios de Global Response Management (GRM), una ONG fundada el pasado enero para ¡°facilitar atenci¨®n de emergencia y cuidados de trauma de alta calidad en ¨¢reas de alto riesgo y pocos recursos¡±. Acaban de encontrar un generador en una casa cercana y tratan de ponerlo en marcha para refrigerar la peque?a cl¨ªnica que, con ayuda del Ej¨¦rcito, han instalado en una antigua carnicer¨ªa, cuyas paredes permanecen milagrosamente en pie.
¡°Es perfecto porque los ganchos [de la carne] nos sirven para colgar las bolsas de suero¡±, asegura Esther, una enfermera de Oreg¨®n que ha venido durante sus dos semanas de vacaciones. ¡°Facilitamos atenci¨®n prehospitalaria; en los casos m¨¢s graves estabilizamos y enviamos al hospital m¨¢s pr¨®ximo¡±, declara indicando la ambulancia militar aparcada enfrente. Durante las ¨²ltimas semanas, ella y sus compa?eros han atendido sobre todo a civiles que lograban escapar del ¨¢rea controlada por el ISIS, ¡°un centenar al d¨ªa¡±.
Hoy no hay civiles a la vista, aunque la coordinadora humanitaria de la ONU para Irak, Lise Grande, ha declarado que a¨²n quedan personas atrapadas en la zona. ¡°Desconocemos el n¨²mero exacto, pero probablemente se trata de algunos centenares que no pueden o no quieren irse¡±, ha precisado Grande a EL PA?S. Se tratar¨ªa sobre todo de discapacitados, ancianos y ni?os que quedaron separados de sus familias.
Aun as¨ª a los voluntarios de GRM no les falta trabajo. Un veh¨ªculo trae a dos soldados que sangran profusamente. Para sorpresa de todos los presentes no se trata de heridos por los francotiradores del ISIS, sino por fuego amigo. ¡°El helic¨®ptero¡±, explica el compa?ero que les ha tra¨ªdo. ?No se comunican entre ustedes? ¡°S¨ª, pero estas cosas suceden¡±, a?ade encogi¨¦ndose de hombros. Uno de ellos ha resultado alcanzado por esquirlas en una mano y la barriga de forma superficial, y es tratado all¨ª mismo. El otro, al que la metralla le ha penetrado en el muslo, lo estabilizan y env¨ªan a un hospital.
Empieza a caer el sol y los deseos del entusiasta soldado Nabil no parecen haberse cumplido. Sigue oy¨¦ndose el repicar espor¨¢dico de las armas. Es cuesti¨®n de horas. Pero tal como ha advertido Karim al Nuri, un destacado pol¨ªtico chi¨ª, la derrota del ISIS en Mosul no significa que se haya acabado con el ¡°terrorismo¡±. El Gobierno, ha dicho, ¡°debe evitar los errores anteriores que llevaron a la emergencia de [ese grupo] y trabajar para eliminar el miedo a la marginaci¨®n y la afiliaci¨®n terrorista de las zonas sun¨ªes¡±.
Amnist¨ªa denuncia ataques desproporcionados
¡°La escala y la gravedad de la p¨¦rdida de vidas civiles durante la operaci¨®n militar para recuperar Mosul debe reconocerse p¨²blicamente de inmediato a los mayores niveles del Gobierno iraqu¨ª y de los estados que forman parte de la coalici¨®n liderada por EE UU¡±, ha pedido Amnist¨ªa Internacional (AI).
Esa organizaci¨®n acusa a las fuerzas iraqu¨ªes y la coalici¨®n internacional que las apoya de violaciones de derechos humanos en la ofensiva. En un informe difundido este martes AI afirma que las tropas que han combatido al ISIS han llevado a cabo ataques ilegales desde enero cuando empezaron las operaciones en el oeste de la ciudad utilizando armas explosivas, con escasa precisi¨®n o sin tomar las precauciones necesarias para evitar las evitar las muertes de civiles.
¡°Incluso cuando los ataques han alcanzado su objetivo militar, el uso de armamento inadecuado o las insuficientes precauciones han causado innecesarias p¨¦rdidas de vidas civiles y en algunos casos han constituido ataques desproporcionados¡±, asegura el texto.
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