Los abogados a los que China teme casi tanto como a Liu Xiaobo
La mayor¨ªa de los 300 letrados que defend¨ªan a disidentes o l¨ªderes religiosos detenidos en una redada en 2015 han sido excarcelados pero padecen secuelas de salud y ostracismo
El c¨¦lebre abogado de derechos humanos chino Li Heping por fin regres¨® a casa en mayo. Hab¨ªa pasado 22 meses detenido como sospechoso de ¡°subversi¨®n contra el Estado¡±. Su mujer, Wang Qiaoling, no le reconoci¨® al principio. La hija de ambos, tampoco. ¡°Cre¨ª que era alg¨²n amigo que le acompa?aba. Parec¨ªa uno de aquellos presos liberados de un campo nazi¡±, recuerda la esposa. En los huesos, exang¨¹e, con el pelo casi completamente blanco, era una sombra del otrora elegante letrado, de cabello negro azabache y que jam¨¢s dejaba de aparecer en p¨²blico vestido de chaqueta y corbata.
El r¨¦gimen chino ha dejado claro que no est¨¢ dispuesto a transigir con aquellos que considera una amenaza para la estabilidad. El premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, el hombre al que Pek¨ªn percibe como su enemigo pol¨ªtico n¨²mero uno y condenado a 11 a?os de c¨¢rcel por subversi¨®n, muri¨® este jueves bajo custodia sin que el Gobierno le permitiera viajar y morir en el extranjero, como deseaban el disidente y su familia. Liu era el m¨¢s prominente pero no el ¨²nico. El profesor Ilham Tohti, defensor de los derechos de los uigures (una minor¨ªa de musulmanes), cumple condena a cadena perpetua desde 2014 en una c¨¢rcel de Xinjiang. Y esta semana se ha cumplido el segundo aniversario de su amplia campa?a contra los abogados de derechos humanos, incluido el ahora encanecido Li Heping.
M¨¢s de 300 activistas, especialistas en derecho o representantes religiosos fueron detenidos en lo que se conoce en China como la campa?a 709, por el 9 de julio, el d¨ªa de 2015 en que comenzaron los arrestos. Aunque la mayor¨ªa han sido gradualmente excarcelados, cinco a¨²n no han recuperado la libertad: dos a¨²n est¨¢n en prisi¨®n. Dos m¨¢s se encuentran a la espera de juicio. Del quinto, Wang Quanzhang, no ha habido noticia alguna en dos a?os. Muchos de los que han vuelto han denunciado torturas y sufren problemas de salud. E incluso tras su puesta en libertad, contin¨²a el hostigamiento de las autoridades, que les impide desarrollar una vida normal.
Li Heping, condenado a tres a?os de c¨¢rcel en abril y en libertad condicional desde el mes siguiente, era uno de los m¨¢s prominentes. Cristiano practicante, al frente de la firma Feng Rui, a lo largo de 15 a?os asumi¨® la defensa de activistas pol¨ªticos y medioambientales, practicantes de la secta Falun Gong y el c¨¦lebre disidente ciego Chen Guangcheng, exiliado ahora en EEUU. Fue detenido el 10 de julio de 2015.
¡°Los primeros seis meses fueron los peores. S¨ª, le torturaron. No le dejaban dormir. Le obligaban a permanecer inm¨®vil durante 12, 15 horas seguidas, sentado o en posturas forzadas. Si se mov¨ªa, le castigaban terriblemente. Hasta durmiendo ten¨ªa que estar inm¨®vil, o le despertaban. Le encadenaron de pies y manos, oblig¨¢ndole a estar encogido. Pero, sobre todo, le obligaron a tomar un medicamento. Un hombre de bata blanca vino y le dijo que ten¨ªa tensi¨®n alta. ?Pero ¨¦l nunca ha tenido presi¨®n alta! Aquella medicina, que nunca hemos sabido qu¨¦ era, le caus¨® visi¨®n borrosa y mucho dolor muscular. Al salir, los amigos le preguntaban, Heping, ?pod¨ªas leer en la c¨¢rcel? ?l les contestaba que no pod¨ªa, las medicinas le hab¨ªan alterado la vista¡±, cuenta su esposa.
Las detenciones de estos profesionales ¡°han tenido un efecto paralizante sobre las ONG y otros grupos¡± del tejido social chino, opina en conversaci¨®n telef¨®nica el abogado y activista Teng Biao, exiliado en Estados Unidos. Teng recalca que la campa?a contra los abogados ha coincidido con la aprobaci¨®n de una serie de leyes, desde ciberseguridad a la lucha contra el terrorismo, que buscan un creciente control sobre la ciudadan¨ªa.
En el ¨¢nimo del liderazgo chino est¨¢n muy presentes acontecimientos hist¨®ricos como la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica o los alzamientos populares de la Primavera ?rabe. Pek¨ªn quiere evitar a toda costa ese tipo de escenas en su territorio. Y a ojos de las autoridades, puntualiza uno de los letrados que intent¨® defenderlos, los abogados, como defensores de quienes reclaman sus derechos y protestan contra los abusos, ¡°representan un desaf¨ªo directo a los l¨ªderes¡±. Aunque simplemente se limiten a exigir justicia con la ley en la mano.
Li, que a¨²n hoy sufre de descalcificaci¨®n por falta de luz solar durante su detenci¨®n, no es el ¨²nico que ha sufrido torturas. El abogado Xie Yang, otro miembro del colectivo, denunciaba a trav¨¦s de su abogado en enero palizas, posiciones forzosas y privaci¨®n constante de sue?o. El hermano de Li Heping, Li Qunfu, tambi¨¦n empleado en la firma Feng Rui, regres¨® poco antes que ¨¦l, en un estado mucho m¨¢s deplorable: ¡°Al principio ten¨ªa episodios de esquizofrenia. Ten¨ªa mucho miedo, gritaba que ten¨ªamos que estar siempre dentro de la zona de vigilancia¡±. Volvi¨® con fracturas en las rodillas y la cadera, y el p¨¢ncreas castigado: ¡°Tiene un car¨¢cter mucho m¨¢s testarudo. Exigi¨® que los guardias le hablaran con respeto¡ Se lo llevaron a la habitaci¨®n de las calderas y empezaron a pegarle¡±, cuenta Wang, su cu?ada, una mujer risue?a y extrovertida que, admite, en otros tiempos nunca imagin¨® que cambiar¨ªa su papel de ama de casa por el de l¨ªder de una campa?a para liberar a su marido y sus colegas.
Sin embargo, Wang Qiaoling insiste en que continuar¨¢ su activismo hasta que el ¨²ltimo de los detenidos haya regresado a casa.
Y al colectivo de abogados especialistas en derechos humanos se siguen sumando j¨®venes interesados en defender la justicia. Aquellos a¨²n capaces de ejercer continuar¨¢n aceptando casos dif¨ªciles. Pese a las presiones, el panorama a¨²n arroja esperanzas para esta profesi¨®n. Seg¨²n sostiene el exiliado Teng Biao, ¡°saben los riesgos. Son conscientes de que existe la posibilidad de presiones, hostigamiento, la c¨¢rcel. Pero si no seguimos nuestros principios, nuestra conciencia, si no luchamos por los derechos humanos y la libertad, el coste ser¨¢ muy alto¡±.
En libertad pero no libres
Siempre sospechosos incluso despu¨¦s de su puesta en libertad, los detenidos a¨²n no son libres ni pueden integrarse en la sociedad. No solo es improbable que se les permita volver a ejercer. Wang Qiaoling denuncia que ya se ha visto obligada a cambiarse dos veces de casa, despu¨¦s de que su casero recibiera presiones para echarla. ¡°Han instalado una c¨¢mara delante de la puerta; hay gente constantemente vigilando la entrada para saber qui¨¦n entra y qui¨¦n sale. Cuando salgo siempre me sigue alguien¡±, cuenta. Su esposo ha recibido instrucciones de no hablar con la prensa, especialmente la extranjera.
Li Wenzu, la esposa del desaparecido Wang Quanzhang, se encuentra en condiciones similares. Ha debido mudarse en varias ocasiones, y a su hijo se le deniega plaza en guarder¨ªas p¨²blicas o privadas. Wang Yu, la abogada cuya desaparici¨®n supuso el comienzo de la campa?a, est¨¢ en arresto domiciliario junto a su esposo y su hijo en su hogar ancestral de Mongolia Interior.
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