La UE y Reino Unido constatan sus diferencias sobre el Brexit
La factura para Londres y los derechos de los europeos en las islas son las principales discrepancias
Bruselas ha puesto sobre la mesa la factura del Brexit: 100.000 millones, una cifra ¡°disparatada¡± para el Gobierno brit¨¢nico. Y Londres ha hecho una oferta sobre los derechos de los ciudadanos europeos en las islas que tampoco gusta en Bruselas. La segunda ronda de negociaciones empez¨® este lunes en medio de fuertes tensiones en el seno del Ejecutivo de Theresa May. ¡°Es hora de identificar las diferencias para tratar de avanzar¡±, explic¨® el negociador jefe de la UE, Michel Barnier. Pero nadie espera grandes resultados a estas alturas del partido.
El negociador brit¨¢nico, David Davis, hizo este lunes una visita rel¨¢mpago a Bruselas para hacerse la foto de familia con su hom¨®logo europeo, Michel Barnier, y volvi¨® a Londres a toda velocidad. Un en¨¦rgico apret¨®n de manos, una instant¨¢nea en la mesa de negociaciones ¡ªsin un solo papel en el lado brit¨¢nico¡ª y de vuelta a las islas a lidiar con una situaci¨®n pol¨ªtica endiablada: ese es el resumen sucinto del estreno de la segunda ronda de conversaciones sobre el Brexit. Un a?o despu¨¦s de que los brit¨¢nicos votaran en refer¨¦ndum salir de la UE, Londres sigue en permanente estado de excepci¨®n. No hay nada m¨¢s all¨¢ de declaraciones subidas de tono. ¡°Es hora de empezar a trabajar¡±, dijo Davis, cuyo Gobierno lleva d¨ªas negando que haya divisiones internas al respecto.
M¨¢s all¨¢ de los incendios ret¨®ricos, poco o ning¨²n acuerdo. Los brit¨¢nicos acusan a los europeos de la factura ¡°disparatada¡±, ¡°exorbitante¡± que han puesto sobre la mesa, que va de 60.000 a 100.000 millones de euros. No hay atisbo de fumata blanca por ese lado. Barnier ha asegurado que la oferta brit¨¢nica para los m¨¢s de tres millones de europeos que viven y trabajan en suelo brit¨¢nico se queda muy por debajo de las expectativas continentales, aunque ah¨ª, al menos, los negociadores aspiran a ¡°identificar las diferencias¡± para seguir avanzando. Londres tampoco quiere o¨ªr hablar de seguir bajo la jurisdicci¨®n de la corte europea de justicia. El ¨²nico asunto en el que hay algo parecido a un consenso es en la necesidad de evitar el regreso de una ¡°frontera dura¡± entre la Rep¨²blica de Irlanda e Irlanda del Norte. Aunque si Londres abandona finalmente la uni¨®n aduanera y el mercado interior no ser¨¢ f¨¢cil mantener el grado de apertura actual.
Sin un solo papel en la negociaci¨®n
Periodo de transici¨®n
Nadie espera, en fin, grandes pasos adelante en la ronda negociadora que termina el pr¨®ximo jueves. ¡°El tiempo corre¡±, ha reiterado Barnier, consciente de que ni la batalla pol¨ªtica interna en Londres ni las serias diferencias que han salido a la luz sobre las posiciones a ambos lados del canal de la Mancha permiten albergar grandes esperanzas.
¡°Para Europa es imprescindible lograr avances. Identificar las diferencias para resolverlas y las similitudes para reforzarlas. Es hora de empezar a trabajar, de entrar a fondo en el asunto¡±, explic¨® Barnier. Davis hizo una declaraci¨®n parecida. Pero el ruido de sables en el Gobierno brit¨¢nico impide nada m¨¢s: Londres deber¨¢ solucionar primero la batalla interna entre los ministros que defienden una estrategia de negociaci¨®n dura ¡ªcon la lengua afilada del titular de Exteriores, Boris Johnson, siempre dando guerra¡ª y quienes reclaman un acuerdo de transici¨®n de varios a?os que permita reducir el impacto econ¨®mico del divorcio.
Entre la firma del divorcio y la puesta en marcha de un acuerdo comercial Reino Unido-UE empieza a calar la idea de que deber¨ªa haber un periodo de transici¨®n de al menos dos a?os. Hasta Londres, a trav¨¦s del ministro de Finanzas, Philip Hammond, ha dejado entrever esa necesidad. Durante ese plazo, los brit¨¢nicos seguir¨ªan de facto en la Uni¨®n, con sus aportaciones al presupuesto y el acceso al mercado ¨²nico.
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