Trump enciende la pol¨¦mica al atribuirse ¡°plenos poderes para perdonar¡± delitos
La alusi¨®n aumenta el temor de que el presidente de EEUU prepare la exoneraci¨®n de su c¨ªrculo y de ¨¦l mismo en la trama rusa
Las alarmas han saltado. Las sospechas de que Donald Trump pueda decidir exonerar a sus allegados y a s¨ª mismo en la trama rusa han tomado cuerpo. En un tuit lanzado el s¨¢bado por la ma?ana, el presidente de Estados Unidos se atribuye ¡°plenos poderes para perdonar¡±. Aunque el mandatario no precisa los casos, la se?al no ha pasado inadvertida. Desde hace d¨ªas, los medios estadounidenses apuntan que Trump ha mantenido reuniones con sus asesores legales para conocer los l¨ªmites del perd¨®n presidencial. Dada la autoridad de la que est¨¢ investido, su concesi¨®n presenta pocos obst¨¢culos en el caso de terceros, pero hay enormes dudas sobre su autoaplicaci¨®n. La medida carecer¨ªa de precedentes s¨®lidos y, en cualquier caso, supondr¨ªa un esc¨¢ndalo dif¨ªcilmente asumible en una democracia basada en la divisi¨®n de poderes y el respeto a la ley.
While all agree the U. S. President has the complete power to pardon, why think of that when only crime so far is LEAKS against us.FAKE NEWS
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 22, 2017
En este contexto, la frase de Trump (¡°Mientras todo el mundo acepta que el presidente tiene plenos poderes para perdonar, por qu¨¦ pensar en eso si hasta ahora el ¨²nico delito son las filtraciones contra nosotros¡±) est¨¢ dirigida a alimentar el debate. No s¨®lo sostiene que sus poderes son plenos, sino que ¡°todo el mundo est¨¢ de acuerdo¡± en referencia a un consenso que no existe.
Los asesores de la Casa Blanca han intentado quitar hierro al asunto. Para ellos, la reuniones mantenidas solo ten¨ªan car¨¢cter ¡°te¨®rico¡±. La sospecha, sin embargo, se dirige hac¨ªa otra direcci¨®n. El Despacho Oval ha iniciado un giro en su estrategia frente a la trama rusa y ha empezado a cuestionar el trabajo del fiscal especial, Robert Mueller. Le ha atacado por la supuesta parcialidad de sus colaboradores y considera que est¨¢ dejando fuera el periodo en que la investigaci¨®n de la injerencia electoral rusa estuvo bajo el mando de Barack Obama.
Este viraje ha coincidido con cambios en el mismo equipo legal y la sensaci¨®n, cada vez m¨¢s n¨ªtida, de que Mueller, quien durante 13 a?os lider¨® el FBI, investiga al presidente y su entorno no s¨®lo por la supuesta colaboraci¨®n con el Kremlin en su campa?a contra Hillary Clinton, sino por sus conflictos de inter¨¦s financieros. En este sentido, el fiscal especial ya ha solicitado oficialmente informaci¨®n de las cuentas de los familiares del presidente y se presume que tambi¨¦n est¨¢ revisando las conexiones de su imperio con empresas vinculadas a Rusia. Si los temores de la Casa Blanca se confirman, se abrir¨ªa una doble crisis. Una legal y enraizada en un elemento tan l¨ªquido en el universo Trump como el dinero. Y otra pol¨ªtica, por el da?o que causar¨ªa a los republicanos la imagen nixoniana de un presidente en combate con el fiscal especial.
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