El auge de la ultraderecha le estalla a Donald Trump
El presidente recibe un alud de cr¨ªticas por la tibieza de su condena a la violencia de grupos racistas y neonazis, muchos de los cuales le han apoyado. El vicepresidente. Mike Pence, rechaza estos movimientos.
Los graves disturbios de este fin de semana en Charlottesville (Virginia), a ra¨ªz de una marcha de supremacistas blancos, derivaron en un alud de cr¨ªticas contra Donald Trump por la tibieza de su rechazo. Con una v¨ªctima mortal ya confirmada, en su primer gran incidente racista, hab¨ªa equiparado la ¡°violencia de todas las partes¡± sin citar el racismo o el nazismo. Estos grupos han abrazado el trumpismo en su vertiente nacionalista y se han envalentonado con su victoria electoral. La Casa Blanca tuvo que aclarar que la condena del presidente les incluye. El alcalde de Charlottesville le acus¨® de azuzarles. La tragedia ha colocado a Trump ante un espejo inc¨®modo.
La idea de una Am¨¦rica postracial, que se acarici¨® cuando por primera vez un afroamericano llamado Barack Obama lleg¨® a la Casa Blanca, la de una era en la que la cuesti¨®n de la raza pasar¨ªa a un plano secundario, se antoj¨® fantasiosa r¨¢pidamente. Todo el mandato del dem¨®crata estuvo salpicado de incidentes racistas, a veces tragedias, que recuerdan lo viva que sigue la fractura social del pa¨ªs, la mala salud de hierro del viejo racismo.
La marcha de los supremacistas de Charlottesville el viernes ten¨ªa por objeto protestar contra la decisi¨®n del Ayuntamiento -paralizada por la justicia- de retirar una estatua de Robert E. Lee (1807-1870), general del Ej¨¦rcito Confederado durante la Guerra Civil. Algunos consideran la pieza un homenaje al pasado esclavista que borrar, y otros, una pieza de historia que respetar. El conflicto en s¨ª muestra las heridas a¨²n abiertas de un pa¨ªs en el? que negros y blancos siguen separados por enormes barreras socioecon¨®micas.
En los disturbios del s¨¢bado, muri¨® una mujer blanca de 32 a?os, Heather Hayer, atropellada por el coche que se lanz¨® premeditadamente contra los manifestantes antifascistas y que, presuntamente, conduc¨ªa un joven supremacista llamado James Alex Field, ahora detenido. El FBI ha iniciado una investigaci¨®n del caso en el marco de los derechos civiles. El viernes hubo im¨¢genes inquietantes, hombres blancos, viejos y j¨®venes portando antorchas, recordando los tiempos m¨¢s oscuros del Ku Klux Klan (KKK).
"Creo que podemos describirlo a las claras como una forma de terrorismo", dice el consejero de Seguridad Nacional, el general McMaster
La declaraci¨®n de Trump tras el suceso dej¨® silencios tan elocuentes que un portavoz de la Casa Blanca tuvo que salir a aclarar que su rechazo a la violencia inclu¨ªa tambi¨¦n a neonazis, los miembros del KKK y el resto de extremistas representados en la manifestaci¨®n. Y el vicepresidente, Mike Pence, de viaje en Colombia, tambi¨¦n fue expl¨ªcito al recalcar que? "no se puede tolerar el odio, la violencia de grupos neonazis, supremacistas blancos o del Ku Klux Klan".
El alcalde de Charlottesville, el dem¨®crata Mike Signer, no solo critic¨® la tibieza del presidente ¨C¡°fue un acto de terrorismo en el que se us¨® un coche como arma", dijo a la cadena NBC; ¡°corresponde al presidente Trump decir que ya basta¡±, agreg¨®- sino que le apunt¨® con el dedo y le acus¨® de alentar a los grupos racistas. "Miren la campa?a electoral que llev¨® a cabo", dijo.
Ivanka, la primog¨¦nita de Trump, se desmarca: "El racismo, la supremac¨ªa blanca y los neonazis no pueden tener cabida". Ivanka se convirti¨® al juda¨ªsmo al casarse con Jared Kushner.
Senadores de su propio partido le reclamaron una condena cristalina a la violencia racista, empezando por ponerle nombre. ¡°Es muy importante para la naci¨®n oir al presidente describir los acontecimientos como lo que son, un ataque terrorista por parte de los supremacistas blancos¡±, escribi¨® en su cuenta de Twitter Marco Rubio, destacado republicano de Florida. Cory Gardner, de Colorado, tambi¨¦n recalc¨® que ¡°el presidente debe llamar las cosas por su nombre. Estos eran supremacistas blancos y esto era terrorismo dom¨¦stico¡±.
Terrorismo racista, ese es el riesgo que muchos pol¨ªticos han pedido incorporar a la agenda de la amenaza terrorista en Estados Unidos. Lo hizo el consejero de Seguridad Nacional de Trump, el general H. R. McMaster. "Creo que podemos describirlo a las claras como una forma de terrorismo", dijo en la cadena NBC. La propia hija de Trump, Ivanka, que es adem¨¢s asesora presidencial, se desmarc¨® de lde su padre y denunci¨® "el racismo, la supremac¨ªa blanca y los neonazis". Ivanka se convirti¨® al juda¨ªsmo al casarse con Jared Kushner.
Trump se hab¨ªa dejado querer por los supremacistas durante buena parte de la campa?a, sin rechazar su apoyo ni condenar sus ideas, alegando incluso desconocimiento de estos grupos, aunque en marzo de 2016, en una entrevista con la CNN, s¨ª llam¨® a David Duke, exl¨ªder del Ku Klux Klan, ¡°mala persona¡±. Su victoria, aun as¨ª, envalenton¨® a estos movimientos.
Extrema derecha venida a m¨¢s
Richard Spencer, el padre del concepto de alt-right (derecha alternativa, en referencia a la extrema derecha), calific¨® en noviembre de ¡°despertar¡± la victoria electoral de Trump y la celebr¨® con consignas nazis en un acto celebrado en Washington. Lo que une esa derecha con el empresario neoyorquino es su ret¨®rica contra la inmigraci¨®n y la correcci¨®n pol¨ªtica. Y este les ha lanzado gui?os: su exjefe de campa?a y ahora estratega jefe en la Casa Blanca es Steve Bannon, un connotado agitador de la extrema derecha.
En Estados Unidos hay registrados casi un millar de los denominados grupos de odio. En los ¨²ltimos meses ha habido sucesos perturbadores. El 31 de mayo alguien entr¨® en el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana de Washington, se dirigi¨® a la sala dedicada a la segregaci¨®n de los negros y dej¨® una soga. Y la del viernes no fue la primera marcha con antorchas en Charlottsville, hubo otra en la misma ciudad en mayo y una gran concentraci¨®n de extremistas en julio.
Este fin de semana varios de los supremacistas blancos llevaban carteles a favor de Trump. Uno de los congregados era el propio David Duke, quien antes de los disturbios, dijo a la prensa que los manifestantes ¡°iban a cumplir las promesas de Donald Trump¡± de ¡°recuperar de vuelta nuestro pa¨ªs¡±. Pese a la cr¨ªticas de tibieza, la condena por parte del presidente a los sucesos no le gust¨®: ¡°Le recomendar¨ªa que se mirar¨¢ al espejo y recordara que fueron los estadounidenses blancos los que te dieron la presidencia, no radicales izquierdistas¡±, le replic¨®.
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