EE UU, M¨¦xico y Canad¨¢ arrancan la negociaci¨®n de su tratado comercial lastrados por la pol¨¦mica
Las condiciones laborales y el mecanismo de resoluci¨®n de disputas del futuro TLC ser¨¢n centrales en un debate marcado por un factor de riesgo: la volatilidad de Trump
Estados Unidos, M¨¦xico y Canad¨¢ se sientan desde este mi¨¦rcoles a negociar el tratado comercial que los tres pa¨ªses mantienen desde hace 23 a?os. El proceso se antoja, sin embargo, como un pulso entre los dos primeros, y lo que se juegan, algo que va m¨¢s all¨¢ de un marco de relaciones mercantiles. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha dibujado a su vecino del sur como el villano que lastra la industria americana y ha prometido a sus seguidores unas nuevas reglas de oro para los trabajadores. Mientras, M¨¦xico tratar¨¢ de salvaguardar lo logrado hace m¨¢s de dos d¨¦cadas y evitar que la negociaci¨®n entre en la campa?a presidencial de julio del pr¨®ximo a?o.
La reforma del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte (TLC o Nafta, en sus siglas en ingl¨¦s) nace con el pecado original de la pol¨¦mica. Las proclamas de Trump contra el acuerdo, su alegato de que ha da?ado la econom¨ªa americana y los insultos contra M¨¦xico -muro migratorio, aparte- planean sobre la primera ronda de negociaciones que acaba de arrancar en un hotel de Washington. Lo que hay en juego es una zona de libre comercio en la que viven 450 millones de personas y que movi¨® 1,2 billones de d¨®lares el a?o pasado.
El Gobierno mexicano ha trazado una suerte de l¨ªneas rojas: nada de aranceles ni cambios en el procedimiento de resoluci¨®n de disputas; Estados Unidos ha apuntado a un objetivo principal: abordar unos est¨¢ndares laborales para contener la ventaja competitiva de la mano de obra m¨¢s barata; y el Canad¨¢ de Justin Trudeau se alinea con los mexicanos para defender con u?as y dientes un mecanismo de resoluci¨®n de conflictos de subsidios ilegales y dumping (venta por debajo de precio real), en el que los estadounidenses han salido mal parados muchas veces. A estos elementos se le suman otros muchos, de la agricultura a la manufactura, pasando por la energ¨ªa.
Pero m¨¢s all¨¢ de sectores y porcentajes, el asunto de fondo, a punto de comenzar su contraste con la realidad, es una de las ideas maestras del trumpismo: que el TLC ha destruido millones de empleos estadounidenses bien pagados del sector industrial y provocado el cierre de miles de f¨¢bricas, lo que ha castiga a la clase media americana, pero la renegociaci¨®n del tratado recuperar¨¢ el esplendor manufacturero.
Como ocurre con muchos mensajes de Trump, parten de una base de realidad y derivan en el brindis al sol. En Estados Unidos, solo entre 2000 y 2010, se evaporaron m¨¢s de cinco millones de empleos fabriles, muchas veces por la fuga de producci¨®n a pa¨ªses m¨¢s baratos. La ca¨ªda de las barreras comerciales se ve ¨ªntimamente ligada a la ca¨ªda del poder adquisitivo de los trabajadores estadounidenses y al aumento de las desigualdades, de ah¨ª que el giro en la pol¨ªtica comercial no sea exclusivo de Trump (la propia Hillary Clinton acab¨® rechazando el Tratado Comercial con el Pac¨ªfico que firm¨® Barack Obama y del que el nuevo Gobierno americano se ha apeado).
La inmigraci¨®n y la seguridad planean sobre la negociaci¨®n
El an¨¢lisis trumpista excluye el efecto que la tecnolog¨ªa y la robotizaci¨®n ha tenido en el proceso de desindustrializaci¨®n. Para Trump, la negociaci¨®n empieza en un momento bajo de su joven presidencia. Su otra gran promesa estelar, el derribo de la reforma sanitaria de Obama, ha naufragado en el Congreso y sus ¨ªndices de popularidad exploran nuevos m¨ªnimos. Necesita que la promesa sobre el TLC d¨¦ frutos. El llamado sector centrista -o m¨¢s bien pragm¨¢tico- que rodea al presidente estadounidense, liderado por el hombre de Goldman Sachs, Gary Cohn, ahora su consejero econ¨®mico, hizo de contrapeso y logr¨® que aceptase reformular el pacto, en lugar de enterrarlo.
Muchos expertos, de hecho, ven necesario modernizar un conjunto de normas pactadas antes de la revoluci¨®n digital, aunque los mexicanos se han topado con una negociaci¨®n con la que no ten¨ªa intenci¨®n de lidiar. En los planes del Gobierno de Enrique Pe?a Nieto nunca se baraj¨® la posibilidad de tocar un tratado que ha contribuido a la transformaci¨®n del pa¨ªs en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Y pese a que en muchos aspectos M¨¦xico no saldr¨ªa perjudicado, seg¨²n coinciden analistas econ¨®micos, adaptarse a la nueva coyuntura llevar¨ªa tiempo.
Adem¨¢s, son conscientes de que no solo entrar¨¢n a jugar en la negociaci¨®n factores comerciales. La presi¨®n de Estados Unidos sobre M¨¦xico para un mayor control de las fronteras, muro aparte, y los continuos dardos de Washington en lo relativo a la seguridad de su vecino del sur, sobrevolar¨¢n las reuniones. Ildefonso Guajardo, ministro de Econom¨ªa, fue muy expl¨ªcito la semana pasada: ¡°Si no te tratan bien comercialmente, no deber¨ªan de esperar que los tratemos bien conteniendo la migraci¨®n que viene de otras regiones del mundo y cruzan por M¨¦xico¡±, asegur¨® en una entrevista.
Factor de riesgo: la volatilidad de Trump
Hay otro factor de riesgo en este proceso: la volatilidad de Trump inquieta a los negociadores mexicanos y canadienses. Saben que por mucho que avancen en la mesa de trabajo, un tuit del presidente de Estados Unidos pueden enquistar las negociaciones. Si un pa¨ªs ha sufrido los desmanes verbales de Trump desde su llegada a la Casa Blanca ha sido M¨¦xico. La insistencia en la construcci¨®n de un muro entre ambos pa¨ªses y la tibia reacci¨®n del Gobierno de Pe?a Nieto ¨Ctras la revelaci¨®n de la conversaci¨®n entre ambos mandatarios, en la que el mexicano se mostr¨® firme- ha marcado la relaci¨®n entre ambos pa¨ªses.
Y aun as¨ª, al margen de todos los discursos sobre China o M¨¦xico, el primer pa¨ªs en sufrir efectos tangibles del giro comercial de Trump fue Canad¨¢. En abril, le comunic¨® su intenci¨®n de imponer un arancel del 20%?a las importaciones de madera con un efecto retroactivo de 90 d¨ªas.
El futuro TLC, la nueva Nafta, tambi¨¦n afronta el desaf¨ªo de repartir mejor los beneficios. Si una cr¨ªtica ha traspasado fronteras es que los beneficios se han concentrado en las grandes empresas.
Los tiempos de la negociaci¨®n ser¨¢n tambi¨¦n determinantes. M¨¦xico celebra elecciones presidenciales en julio de 2018 y los partidos ya est¨¢n inmersos en la b¨²squeda de sus candidatos. Hasta ahora, solo hay uno claro, el izquierdista Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, l¨ªder en las encuestas, quien no se ha pronunciado sobre el devenir de la renegociaci¨®n del TLC. El titular de Econom¨ªa conf¨ªa en que antes de final de a?o puedan haberse logrado importantes avances. A partir de marzo, si no antes, la renegociaci¨®n pasar¨¢ a un segundo plano y M¨¦xico podr¨ªa arriesgarse a que tener que concluirla con un Gobierno distinto del actual. Es f¨¢cil que ocurra. El negociador jefe, Robert Lighthizer, ya advirti¨® de que afrontan el proceso ¡°sin plazos artificiales¡±.
Primer gesto de presi¨®n contra China
Aunque en los discursos electorales lo que m¨¢s aparec¨ªa eran M¨¦xico y la Nafta, la bestia negra de Estados Unidos, en d¨¦ficit comercial, es China, pa¨ªs con el que la Administraci¨®n Trump tambi¨¦n ha prometido revisar las reglas de juego. El martes el presidente dio el primer paso, b¨¢sicamente gestual, y autoriz¨® una investigaci¨®n sobre las pr¨¢cticas de China relativas a la propiedad intelectual, con el fin de detectar si abusos o robos sistem¨¢ticos.
"Protegeremos los derechos, patentes, marcas registradas, secretos comerciales y otra propiedad intelectual que es tan importante para nuestra prosperidad y seguridad", dijo Trump ante la prensa, al firmar la autorizaci¨®n.
Lo que molesta en Washington, y ha sido criticado por muchas multinacionales estadounidenses, es la normativa de propiedad intelectual que aplica el gigante asi¨¢tico y que obliga a las multinacionales extranjeras a transferir tecnolog¨ªa a sus socios locales y filiales.
Pek¨ªn manifest¨® su descontento este martes. "China no se rendir¨¢ definitivamente, sino que tomar¨¢ todas las medidas apropiadas para salvaguardar resueltamente sus derechos e intereses leg¨ªtimos", apunt¨® el ministerio de Comercio de China a trav¨¦s de un comunicado.
Trump ha vinculado abiertamente las conversaciones sobre el comercio con el conflicto de Corea del Norte, asunto en el que Washington y Pek¨ªn discrepan.
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