Trump califica de ¡°estupidez¡± la retirada de s¨ªmbolos confederados
El presidente de EE UU defiende la permanencia de s¨ªmbolos vinculados a la defensa de la esclavitud en la Guerra Civil
Donald Trump ha lanzado su ¨®rdago m¨¢s radical al sentido com¨²n en Estados Unidos. El presidente se ha puesto del lado del supremacismo blanco en su cruzada contra la retirada de s¨ªmbolos que honran a la Confederaci¨®n, el bando derrotado que defendi¨® la esclavitud durante la Guerra Civil americana entre 1861 y 1865.
Sad to see the history and culture of our great country being ripped apart with the removal of our beautiful statues and monuments. You.....
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 17, 2017
"?Qu¨¦ estupidez!", exclam¨® en Twitter este jueves por la remoci¨®n de emblemas de esta clase en varias ciudades. Distintos ayuntamientos adoptaron esta medida tras la jornada de violencia provocada el s¨¢bado por una marcha racista en la localidad sure?a de Charlottesville (Virginia) que dej¨® tres muertos ¨Cuna contramanifestante arrollada por un ultra con su coche y dos polic¨ªas que se estrellaron en un helic¨®ptero¨C y que ha reabierto la herida nunca cicatrizada de la segregaci¨®n racial en la historia americana.
...can't change history, but you can learn from it. Robert E Lee, Stonewall Jackson - who's next, Washington, Jefferson? So foolish! Also...
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 17, 2017
...the beauty that is being taken out of our cities, towns and parks will be greatly missed and never able to be comparably replaced!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) August 17, 2017
Por medio de Twitter, su principal herramienta de comunicaci¨®n y agitaci¨®n pol¨ªtica, el presidente encanden¨® tres mensajes reivindicando la permanencia de los s¨ªmbolos vinculados al esclavismo confederado. "Es triste ver la historia y la cultura de nuestro gran pa¨ªs desgarr¨¢ndose con la retirada de nuestras hermosas estatuas y monumentos", escribi¨® en el primero. En el segundo sustuvo que "no se puede cambiar la historia, sino aprender de ella" y se pregunt¨® si tambi¨¦n se acabar¨¢n quitando estatuas de presidentes constitucionales de tiempos de la esclavitud como George Washington o Thomas Jefferson ¨Ca lo que a?adi¨® el ofensivo broche de la "estupidez"¨C. En el tercer mensaje Trump trat¨® los s¨ªmbolos racistas desde un punto de vista meramente est¨¦tico y lament¨®: "Echaremos mucho de menos la belleza que se le est¨¢ quitando a nuestras ciudad, pueblos y parques y nunca podremos reemplazarla por nada que se le parezca".
La erupci¨®n ultraderechista de Charlottesville ha creado una ola de repudio oficial al racismo de este a oeste en ayuntamientos de Estados Unidos. En Baltimore, una ciudad con un 63% de poblaci¨®n negra, empleados municipales se llevaron a un almac¨¦n estatuas de los generales confederados Robert E. Lee y Thomas Stonewall Jackson. En un cementerio de Nueva York tambi¨¦n se retir¨® una placa en memoria de Lee, el comandante en jefe del ej¨¦rcito sudista que est¨¢ en el centro de la controversia nacional, pues la marcha racista del s¨¢bado ¨Cpoblada por miembros del Ku Klux Klan y el Partido Nazi¨C eligi¨® Charlottesville porque su alcald¨ªa planea sacar de un parque una estatua del ic¨®nico militar. Seg¨²n un recuento de The New York Times se han retirado o se planea retirar s¨ªmbolos confederados de una treintena de ciudades, y todo apunta a que el fen¨®meno seguir¨¢ al alza.
Bannon alimenta el desconcierto
Cuando menos se esperaba, el estratega jefe de Trump, Steve Bannon, connotado ide¨®logo de la llamada alt-right o derecha alternativa, ha calificado en una entrevista de "payasos" y "perdedores" a los nacionalistas blancos. Exdirector del portal derechista Breitbar News, Bannon defini¨® el "etnonacionalismo" como "un elemento marginal", critic¨® a los medios por magnificarlo y afirm¨®: "Tenemos que ayudar a aplastarlo".
Lejos de rectificar su discurso, Trump ha optado por enrocarse. El s¨¢bado se refiri¨® a los hechos de Charlottesville evitando condenar a los racistas y equiparando su culpa de lo ocurrido a la de los contramanifestantes antirracistas. El lunes pareci¨® dar un paso atr¨¢s ante el aluvi¨®n de cr¨ªticas ¨Cincluidas las de la c¨²pula de su Partido Republicano¨C y afirm¨® que el racismo era "el mal", pero el martes en rueda de prensa y con tono agresivo volvi¨® a repartir responsabilidades entre bandos y opin¨® que en ambos hab¨ªa "buenas personas".
Trump se resiste a situar al supremacismo blanco como enemigo suyo, del inquilino de la Casa Blanca, y por tanto de la democracia estadounidense. Convencido de que el rencor pol¨ªtico nacional lo aup¨® a la presidencia en 2016 y deber¨ªa ser su gran baza para intentar ser reelegido en 2020, cuida su sinton¨ªa con los radicales de derecha. Voces extremistas como el exl¨ªder del Ku Klux Klan David Duke o el ide¨®logo del racismo Richard Spencer lo han alabado por su consideraci¨®n con las bases ultras. Mientras directivos de corporaciones, mandos militares y correligionarios de su partido le afean su tibieza ante el racismo, Trump, fiel a sus instintos, mueve la carta de la crispaci¨®n.
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