El Donald Trump colombiano (Santa Rosa de Cabal, Risaralda)
La devastadora victoria de Trump sirvi¨® para aclarar que el viejo mundo no ha dejado de hacer parte del mundo
Volvamos atr¨¢s. Hace diez meses apenas, en noviembre de 2016, ser el Donald Trump colombiano era una buena idea de mala persona: para ser presidente de un pa¨ªs en duelo ¨Cpensaron un par de c¨ªnicos¨C bastaba servirse de la crispaci¨®n perpetua de buena parte del electorado, del fanatismo religioso que salva a tantos defraudados de la desilusi¨®n, de aquella polarizaci¨®n que es una puesta en escena de los recaudadores de votos, del miedo y del odio que hay que saber atizar. Hace dos meses nom¨¢s, en junio de 2017, ya se sab¨ªa a las claras que ser el Donald Trump de aqu¨ª era gritar mentiras, supersticiones e intolerancias en un pa¨ªs violento, pero el exprocurador Ord¨®?ez, que perdi¨® su cargo por irregularidades en su elecci¨®n, lanz¨® su campa?a presidencial con las palabras ¡°estoy de acuerdo con Trump en la mayor¨ªa de las cosas¡±: ¡°hay que imitarlo¡±.
Ord¨®?ez ha sido y es y ser¨¢ un vendedor de odio: de misoginia, de homofobia, de estigmatizaci¨®n, de persecuci¨®n al periodismo. Pero la semana pasada no le sali¨® bien su papel¨®n de ultraderecha porque se le not¨® demasiado el truco.
El lunes 14 de agosto arruin¨® una importante sesi¨®n del Concejo Municipal de la ciudad de Santa Rosa de Cabal, en Risaralda, porque a su candidatura se le ocurri¨® entrar a saludar: el concejal Toro le pidi¨® respeto, ¡°ojal¨¢ no sea presidente¡¡±, cuando not¨® que la inesperada visita de campa?a hab¨ªa aplazado una discusi¨®n sobre los recursos que necesita un colegio. El jueves 17 le tir¨® el tel¨¦fono al periodista N¨¦stor Morales, de Blu Radio, luego de negarle una verdad inocultable en una entrevista a muerte: en febrero de 2010, cuando era ese vigilante implacable pero selectivo del Estado, Ord¨®?ez nombr¨® en un puesto de enorme importancia a la esposa de un magistrado de apellido Bustos que es el protagonista del peor esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en la historia de la rama judicial colombiana.
El viernes 18 el Trump colombiano lanz¨® por Twitter una sarta de mentiras contra el brillante abogado Rodrigo Uprimny, un hombre ajeno a las mezquindades, por recordar la verdad: que el se?or Bustos fue parte de la Corte Suprema de Justicia que tern¨® a Ord¨®?ez para su reelecci¨®n ¨Cluego anulada¨C como procurador. El s¨¢bado 19 en la ciudad de Popay¨¢n, en Cauca, la emprendi¨® contra los periodistas que siguieron pregunt¨¢ndole por Bustos: se puso a hablar, en una bocanada de furia digna de cualquier Maduro o de cualquier Correa, de un periodismo vendido al Gobierno, entregado a causas il¨ªcitas, irresponsable y sectario, ¨¦l, que se ha pasado su campa?a rid¨ªcula aclarando que no quemaba libros sino revistas cuando era un muchacho de treintipico. Qui¨¦n sabe qu¨¦ har¨ªa el domingo, pero el que peca y reza empata.
Hoy es claro que se ha puesto el peluqu¨ªn de Donald Trump, el peluqu¨ªn de un racista imperdonable, el biso?¨¦ de un caradura capaz de incendiarlo todo con tal de subir ¨Cquiz¨¢s en este caso sea ¡°bajar¡±¨C al poder, pero tambi¨¦n es evidente que est¨¢ sali¨¦ndole muy mal.
Podr¨¢ estar azuzando a quienes han cre¨ªdo que la mejor defensa ¨Cde la tierra, de la familia, de Dios¨C es el ataque, pero lo est¨¢ haciendo en un mundo y en un pa¨ªs que tambi¨¦n se ve cansado de la estrategia del odio, de la industria de la calumnia. La devastadora victoria de Trump sirvi¨® para aclarar que el viejo mundo no ha dejado de hacer parte del mundo, y sirvi¨® para recordar que los liberales pierden cuando deciden que sus enemigos en realidad son los liberales menos liberales, pero ahora, cuando ya ha sido probado lo que pasa al entregarle un pa¨ªs a un d¨¦spota que miente y arremete, tiene que servir para desvirtuar ese discurso ama?ado que ¨Ccomo el de Ord¨®?ez¨C pide tolerancia con la intolerancia y llama punto de vista a la violencia.
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