El polic¨ªa argentino desaparecido que levant¨® la alarma estaba en un casino
¡°No logro recordar cuando me perd¨ª¡±, dice Oscar Alvarenga tras pedir perd¨®n a los oficiales que lo buscaban desde hac¨ªa cinco d¨ªas
El martes se encendieron todas las alarmas. Un polic¨ªa retirado que trabaja para el ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires hab¨ªa desaparecido. Su familia poste¨® en Facebook un mensaje pidiendo por su paradero, y el ministro Cristian Ritondo anunci¨® en una rueda de prensa la activaci¨®n de un operativo de b¨²squeda. El caso de Oscar Alvarenga mereci¨® la atenci¨®n p¨²blica porque coincidi¨® con la explosi¨®n de bidones de gasolina frente a la sede del ministerio en La Plata, capital de la provincia. Ritondo neg¨® cualquier relaci¨®n entre los dos casos, pero Argentina es adicta a las conspiraciones y elementos no faltaron para armar una buena historia. Pero todo se derrumb¨® el domingo. Alvarenga apareci¨® sano y salvo frente a las m¨¢quinas tragamonedas del hip¨®dromo de Palermo, en la capital. Atento al revuelo que hab¨ªa causado su aventura l¨²dica, dijo en su defensa que no recordaba desde cuando estaba ¡°perdido¡±.
Alvarenga es suboficial mayor de la polic¨ªa Bonaerense. Tiene s¨®lo 45 a?os, pero tuvo que jubilarse hace nueve por una herida que recibi¨® en servicio. Su trabajo en el ministerio era el de nexo entre las autoridades y los polic¨ªas que, como ¨¦l, fueron retirados por incapacidad f¨ªsica. Ritondo lo consider¨® un colaborador y puso a la fuerza que comanda al servicio de la familia de Alvarenga. "Es una persona del equipo, un ex polic¨ªa que falta a la casa. Lo estamos buscando con la familia", dijo.
El hijo del polic¨ªa, Marcos, fue el primero en advertir de la desaparici¨®n con un mensaje en Facebook. ¡°No sol¨ªa desaparecer. Estamos muy preocupados, no sabemos para d¨®nde arrancar, no tenemos ninguna certeza de nada", dijo Marcos. El joven cont¨® que el tel¨¦fono de su padre se hab¨ªa apagado el martes y desde entonces ¡°no hubo m¨¢s rastros¡±. Los medios de comunicaci¨®n argentinos replicaron r¨¢pidamente la noticia. Marcos y su madre, Laura, pasaron horas frente a las c¨¢maras de televisi¨®n pidiendo por el expolic¨ªa. La espera termin¨® finalmente el domingo. La polic¨ªa encontr¨® la camioneta del suboficial estacionada frente al hip¨®dromo de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires. All¨ª estaba Alvarenga.
El expolic¨ªa public¨® m¨¢s tarde una carta en su cuenta en Facebook. ¡°No fui mi intenci¨®n provocar esta conmoci¨®n, no fui consciente de la magnitud del problema que originaba, pero no logro recordar en que momento me perd¨ª¡±, escribi¨®, ya consciente de las energ¨ªas que oblig¨® a desplegar. Luego pidi¨® perd¨®n de todas las formas posibles y alert¨® sobre un ¡°problema personal¡±, sin mayores precisiones: ¡°Padezco un problema personal que deber¨¦ abordar con la contenci¨®n de mi familia y la ayuda de mis amigos. Hay cuestiones de las que no se sale solo y eso es lo que aprend¨ª".
Alvarenga se encuentra ahora con su familia. Su esposa no detall¨® qu¨¦ pudo haber pasado con Alvarenga, pero intent¨® despejar cualquier duda acerca de las intenciones de su marido. ¡°Es como cualquier persona normal, una persona de laburo. Sali¨® a una reuni¨®n y no s¨¦, le fall¨® la cabeza. Estaba perdido, nunca jam¨¢s se imagin¨® esto. No se acuerda de nada¡±, dijo. Menos comprensivo fue el hermano de Alvarenga, tambi¨¦n polic¨ªa: ¡°Estoy contento porque apareci¨® pero tengo ganas de darle una patada en el orto, por lo que sufri¨® su familia¡±.
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