?Ay, Barcelona, ay¡!
Los secesionistas pueden provocar da?os imprevisibles para Catalu?a
Me resulta imposible olvidar cuando hace ya casi 80 a?os, en marzo de 1938, Barcelona, entre otras ciudades catalanas, padeci¨® uno de los m¨¢s catastr¨®ficos bombardeos durante la mal llamada Guerra Civil, porque de civil no tuvo absolutamente nada¡ Tampoco puedo dejar fuera del tintero cuando Franco, uno de los m¨¢s brutales dictadores de que se tenga memoria en el siglo XX, solicit¨® a Mussolini y tambi¨¦n a Hitler, que bombardeara a Espa?a, a su propia patria, con tal de derrotar a la joven Rep¨²blica. La aviaci¨®n legionaria italiana dej¨® caer sobre la ciudad condal y en otras ciudades espa?olas, miles de toneladas de obuses, un claro anticipo de lo que ser¨ªa la Segunda Guerra Mundial. En la memoria colectiva catalana permanecer¨¢n esos terribles recuerdos para siempre.
No es mi objetivo en este breve espacio, rese?ar los sufrimientos padecidos por los catalanes antes del siglo XX, baste en este momento, dejar constancia de otra tragedia sufrida siempre inmerecidamente en Barcelona. Me refiero concretamente a otra acci¨®n terrorista, esta vez ejecutada por la banda de ETA, perpetrada en Hipercor, un centro comercial. Los criminales colocaron un potente artefacto explosivo en el interior de la tienda que al explotar caus¨® la muerte de 21 personas, hiri¨® gravemente a 25, destruy¨® al menos 20 veh¨ªculos, sin olvidar los da?os a los inmuebles vecinos ni el p¨¢nico sufrido y el luto en el que volvi¨® a quedar sepultada Barcelona. ?Para qu¨¦ hacer constar m¨¢s atentados terroristas a cargo de ETA en la capital catalana, una ciudad de gran prestigio liberal?
Despu¨¦s ya el mundo fue informado de un nuevo ataque, esta vez cometido por musulmanes fan¨¢ticos el 17 de agoto pasado, en las famosas Ramblas, invariablemente saturadas de alegr¨ªa y calor humano. ?Cu¨¢ndo acabar¨¢n las masacres llevadas a cabo por los italianos fascistas o por los repulsivos nazis o por los b¨¢rbaros etarras y ahora por los yihadistas, quienes todav¨ªa creen que al matar se ganar¨¢n el perd¨®n divino? ?Cu¨¢ndo¡?
Para mi des¨¢nimo, no podr¨ªa descartar otras agresiones de perversa extracci¨®n fan¨¢tica religiosa ni en Espa?a ni otras pobladas capitales europeas. Lo que s¨ª me atrevo a afirmar es que en Barcelona, como si nada fuera suficiente, se est¨¢ tramando ahora la creaci¨®n de un Estado totalitario al deplorable estilo venezolano, ya que el llamado independentismo lanzar¨¢ su ley de ruptura que viola su propio Estatut. De llegarse a aplicar dicho ordenamiento se dejar¨ªa sin efecto no solo la Constituci¨®n espa?ola, sino el propio Estatuto de Autonom¨ªa. En realidad, la aplicaci¨®n de dicha ley implica un golpe de Estado independiente del refer¨¦ndum. Es evidente el enga?o a la sociedad catalana, adem¨¢s del pat¨¦tico desaseo jur¨ªdico.
De la misma manera que Maduro pretende legalizar la dictadura venezolana por medio de una supuesta Asamblea Constituyente encargada de emitir una nueva Constituci¨®n sin la participaci¨®n del Congreso y tratar de lavarse candorosamente la cara ante el mundo con una democracia espuria, Carles Puigdemont pasar¨¢ a la historia como un golpista desde que tambi¨¦n se propone hacerse del poder cuidando, en apariencia, las formas jur¨ªdicas, pol¨ªticas y sociales. Su actuaci¨®n es tan obvia y perversa como cuando se contempla una placa radiol¨®gica a contraluz.
?Ay, Barcelona, ay¡! Por lo visto no fue suficiente el terrorismo nazi ni el italiano ni los horrores padecidos a manos de los etarras y de los fan¨¢ticos yihadistas, no, todav¨ªa sufrir¨¢n, en el mismo siglo XXI, el pesar por los terroristas secesionistas que pueden llegar a provocar da?os imprevisibles en Catalu?a.
Espero que el presidente Rajoy recurra a intensas campa?as de prensa, una pol¨ªtica muy eficiente de comunicaci¨®n para alertar a los catalanes de las consecuencias fiscales, comerciales, financieras y sociales de la aplicaci¨®n de una temeraria ley de ruptura. Falta un mes precioso para la celebraci¨®n del refer¨¦ndum ilegal. Es la hora, tambi¨¦n, de la comunicaci¨®n a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n masiva y de las ¨¢giles redes sociales. ?A crear conciencia de los peligros! Barcelona habr¨¢ de seguir guapa, muy guapa: se lo merece.
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