¡°No me toques, me estoy muriendo¡±
El hurac¨¢n Harvey mat¨® a m¨¢s de 60 personas de muchas maneras. La historia de Andrew Pasek, electrocutado, muestra que el peligro no se acaba cuando para de llover
Cuando la tormenta Harvey mat¨® a Andrew Pasek, ya no llov¨ªa. Era el martes 29. El viento y la lluvia hab¨ªan pasado, pero para algunos barrios del oeste de Houston quedaba lo peor. Las autoridades empezaron a soltar agua de las presas Addicks y Barker en la madrugada del lunes para evitar que se rompieran. Fue entonces cuando esas familias tuvieron que evacuar. La hermana de Andrew, Alyssa, hab¨ªa salido de la casa despu¨¦s de subir todos los muebles de valor al segundo piso, en previsi¨®n de la inundaci¨®n artificial. Se llev¨® dos perros y todo lo que pudieron cargar en dos coches a casa de unos amigos. ¡°Pero no ten¨ªan transporte para gatos¡±, explica Jodell Pasek. ¡°La dejaron en el segundo piso con agua y comida¡±. Al d¨ªa siguiente, ¡°como era scout y amante de los animales, Andrew reclut¨® a su amigo Sean para que le acompa?ara a rescatar a la gata¡±, contaba este lunes Jodell Pasek, su madre, con enorme entereza.
¡°Fueron a pie, sin equipo. Supongo que cuando llegaron se dieron cuenta de que era muy profundo. As¨ª que iban caminando por los jardines de las casas, donde hab¨ªa menos agua. Llegaron a mitad de camino y hab¨ªa un farol de jard¨ªn, con la luz dada. Seg¨²n lo que nos ha contado Sean, Andrew iba caminando delante y sinti¨® la corriente. Hace a?os se hab¨ªa roto el tobillo y ten¨ªa una placa y clavos. La electricidad fue a su tobillo. Empez¨® a dar saltos. Perdi¨® el equilibrio y cay¨® junto a la farola. Cuando Sean fue a ayudarle, Andrew le dijo: ¡®No me toques, me estoy muriendo¡±. As¨ª cuenta Jodell Pasek la muerte de su hijo de 25 a?os.
Sean gritaba desde el otro lado de la calle para que alguien llamara a los servicios de emergencia. Una se?ora finalmente llam¨® al 911. Pararon dos barcas de rescate que estaban cerca, pero no pod¨ªan tocar el cuerpo. Andrew Pasek estuvo una hora y media en el agua hasta que pudieron cortar la luz de la casa y sacarlo de all¨ª.
Jodell Pasek ha contado la historia de su hijo estos d¨ªas para que el que la oiga sea consciente de que en una inundaci¨®n, y Harvey es ya oficialmente la inundaci¨®n m¨¢s grande registrada en EE UU, el peligro no se acaba cuando deja de llover. ¡°Mientras las compa?¨ªas de la luz mantengan el servicio, la gente no se va, simplemente no lo hace. Ese d¨ªa hab¨ªa gente fuera que sab¨ªa que les iba a entrar el agua y hab¨ªa ni?os jugando en la calle¡±, asegura Pasek. ¡°Si puedo salvar una vida¡ solo quiero que la gente sepa el peligro que hay¡±.
A Jodell Pasek solo se le quiebra la voz al tel¨¦fono cuando cuenta que ya hab¨ªa perdido un hijo antes. ¡°Fue en 1993, mi hijo mayor, de mi primer matrimonio, muri¨® en un accidente de tr¨¢fico. Entonces ten¨ªa hijos de dos y cuatro, que eran Andrew y Alyssa. Y pens¨¦ que no me pod¨ªa paralizar el dolor, que ten¨ªa que seguir adelante por mis hijos. Esto es lo que me hace seguir adelante y lidiar con el dolor. Ya lo he hecho antes¡±. La gata sobrevivi¨® a Harvey. Pas¨® la inundaci¨®n escondida detr¨¢s de un armario en el segundo piso de la casa de Alyssa Pasek. Ya est¨¢ con la familia.
El n¨²mero de v¨ªctimas mortales relacionadas directamente con la inundaci¨®n del siglo en EE UU alcanz¨® este lunes las 60 personas, seg¨²n un nuevo recuento de la oficina forense. El lunes, fue recuperado del agua el cuerpo de Alonso Guill¨¦n, de 31 a?os. Guill¨¦n se subi¨® a una barca con dos amigos para tratar de rescatar a gente en una autopista inundada. La barca choc¨® con un puente y volc¨®. Uno de ellos sobrevivi¨®. El cad¨¢ver del tercero, Tom¨¢s Carre¨®n, lo encontraron el viernes flotando en un arroyo. La familia de Guill¨¦n cont¨® al Houston Chronicle que hab¨ªa nacido en Piedras Negras, M¨¦xico, y ten¨ªa protecci¨®n temporal contra la deportaci¨®n, el programa DACA.
Estados Unidos escuch¨® aterrado la semana pasada la historia de la familia Sald¨ªvar. Dos abuelos, un hijo y cuatro nietos, tratando de escapar de las primeras horas de la tormenta en una furgoneta. La corriente arrastr¨® el veh¨ªculo a una cuneta. El hijo, Sammy Sald¨ªvar, logr¨® salir del veh¨ªculo pero no pudo salvar a sus padres y sus cuatro sobrinos, entre 6 y 16 a?os, que gritaban dentro. Los vio ahogarse delante de sus ojos.
Harvey ha matado de muchas formas. Hubo personas mayores ahogadas en sus casas. Un beb¨¦, al que la corriente arranc¨® de brazos de su madre cuando intentaban ponerse a salvo. Colette Sulcer, de 41 a?os, que muri¨® tratando de salvar a su hija, de tres. Los equipos de rescate encontraron a la ni?a flotando en la corriente el pasado martes, abrazada al cad¨¢ver de su madre. El mi¨¦rcoles, cuando Harvey hizo su segunda entrada en tierra, una pareja muri¨® al caerles un ¨¢rbol sobre el coche en plena autopista, arrancado por el viento. Una se?ora mayor muri¨® en su casa al pararse su m¨¢quina de ox¨ªgeno por un corte de electricidad. Dos hombres cayeron al agua y murieron cuando iban en una barca de que volc¨® por una descarga el¨¦ctrica al tocar un poste de la luz.
Una semana despu¨¦s de morir, Harvey amenaza con seguir matando. El Beaumont, una ciudad de m¨¢s de 100.000 habitantes al este de Houston, no hay agua corriente desde hace d¨ªas. El olor en las calles inundadas es nauseabundo, al igual que en las zonas que siguen con agua en la ciudad, como el barrio donde muri¨® Andrew Pasek. La mezcla de agua de lluvia estancada con las aguas fecales de las alcantarillas ha disparado los niveles de bacterias. La Agencia de Protecci¨®n Ambiental inform¨® el domingo de que 800 plantas de depuraci¨®n de aguas no est¨¢n funcionando por los da?os del hurac¨¢n y advirtieron de los riesgos para la salud. Los vecinos que se han metido en esa agua para ver c¨®mo estaba su casa tienen llagas en la piel al cabo de un rato.
Y adem¨¢s, est¨¢ la fauna. La oficina del sheriff del condado de Fort Bend, donde est¨¢n las zonas inundadas artificialmente por el alivio de las presas, pidi¨® a la gente que est¨¦ preparada para encontrarse cualquier cosa en sus casas, desde serpientes hasta cocodrilos y colonias de hormigas de fuego. Ya ha habido varios encuentros con cocodrilos en las tareas de rescate. Una semana despu¨¦s de llover, la cifra de 60 muertos sigue siendo provisional.
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