El hurac¨¢n Irma embiste Florida
La gigantesca tormenta, que ha sido rebajada a la categor¨ªa 3, impacta en los Cayos y se dirige por la costa oeste hacia Tampa
Florida ha entrado en el ojo del hurac¨¢n. Bajo vientos de 200 kil¨®metros por hora, el monstruo meteorol¨®gico en que ha devenido Irma ha impactado en Estados Unidos. No por Miami, donde se tem¨ªa una embestida masiva, sino por el suroeste de la pen¨ªnsula. Primero Los Cayos y a medida que pasen las horas en direcci¨®n norte hacia Naples, Fort Myers y Tampa. Una vertical de zonas residenciales, donde cientos de miles de jubilados buscan paz y descanso. En ese espacio dorado, con una de las mayores rentas per c¨¢pita del estado, se prev¨¦ que el hurac¨¢n desate su furia y ponga a prueba el ¨¦xito o fracaso de una de las mayores evacuaciones de la historia de EEUU.
Todos los ojos est¨¢n clavados en Florida, pero el p¨¢nico va m¨¢s all¨¢. A 540.000 personas se les ha solicitado que abandonen la costa de Georgia. Y en Alabama, Carolina del Norte y Carolina del Sur ha sido decretado el estado de emergencia. ¡°El poder destructivo de esta tormenta es enorme¡±, ha sentenciado el presidente Donald Trump.
El hurac¨¢n, cuya fuerza ha bajado a la categor¨ªa 3, todav¨ªa trae consigo el ej¨¦rcito de tormentas, r¨¢fagas explosivas y marejadas que han sembrado la devastaci¨®n por donde ha pasado. Cuba, Barbados, San Mart¨ªn y las Islas V¨ªrgenes han sentido su huella. Y ahora le ha llegado el turno al sureste estadounidense. Con 21 millones de habitantes, el cuarto Estado m¨¢s poblado de la naci¨®n ha emprendido una gigantesca operaci¨®n de evacuaci¨®n y acogida. A m¨¢s de seis millones de personas se les ha pedido que abandonen sus hogares y decenas de miles han buscado techo en los 385 refugios p¨²blicos habilitados para evitar una cat¨¢strofe.
Pero con Irma ya definitivamente erguida sobre Florida, la capacidad de maniobra se ha vuelto escasa, casi nula. Tras intensos d¨ªas de preparaci¨®n, alerta y movilizaci¨®n, la suerte est¨¢ echada. Es el turno de los elementos. M¨¢s 1,3 millones de personas se han quedado sin fluido el¨¦ctrico y se teme por inundaciones masivas. ¡°Miren por sus vecinos, por su familia. Ahora ya todo depende de nosotros¡±, afirm¨® el gobernador Rick Scott.
El recorrido del hurac¨¢n, aunque a¨²n es susceptible de variaci¨®n, afecta ¨¢reas especialmente sensibles. El archipi¨¦lago de los Cayos inaugur¨® el ataque. Con un largo historial de huracanes y desastres, el ¨²ltimo en 1998 con Georges, su exposici¨®n a los vientos y al mar ha sido una v¨ªctima perfecta. Azotado por r¨¢fagas de 215 kil¨®metros por hora y bajo una intensa marejada, los islotes quedaron en gran parte inundados y tres personas murieron en accidentes de tr¨¢fico.
Ya en la pen¨ªnsula, se prev¨¦ que el hurac¨¢n recorra la costa oeste. Largas urbanizaciones que como islas de felicidad se van extendiendo hacia el norte creando un pujante polo de desarrollo en el que la opulencia se mezcla con las zonas ocupadas por los inmigrantes dedicados al campo y la construcci¨®n.
En esta franja hay al menos dos puntos susceptibles de devastaci¨®n. El primero es la ciudad de Naples, cuyo anillo es destino de miles de jubilados. Gente adinerada, mayoritariamente votante de Trump y con una especial predilecci¨®n por el golf. Y el segundo, ser¨ªa Tampa y su ¨¢rea de influencia: m¨¢s de cuatro millones de habitantes.
El miedo en la franja es que Irma eleve el nivel del mar hasta cuatro metros y deje a miles de casas bajo el agua. Un escenario terrible que traer¨ªa consigo la muerte y dejar¨ªa sin hogar a miles de familias que no han asegurado sus viviendas.
"Mi casa para vale m¨¢s que cualquier indemnizaci¨®n millonaria, muchacho. Yo soy esa casa", dice el vecino de Naples Peter Akey, 64 a?os, bronceado y con el pelo revuelto de color plata. Tambi¨¦n andan preocupados John Flaherty, 75 a?os, y su esposa Joanne. Pareja de jubilados de Boston retirados en Naples, poseen una casa "manufacturada" en un puerto con un peque?o bote. Ante el hurac¨¢n se han ido a un hotel. Lo que m¨¢s les preocupa es su vivienda, pero tambi¨¦n les dar¨ªa mucha l¨¢stima perder su barquito."A ver si el de arriba se levanta por la ma?ana y decide salvar mi botecito del ojo del hurac¨¢n", bromeaba ¨¦l. Salieron de casa aprisa este s¨¢bado por la ma?ana y se trajeron lo que ellos consideran "b¨¢sico"."Unas chanclas, mi esmoquin negro y suficiente vino para sobrevivir al peor hurac¨¢n de la historia", dijo ¨¦l, y brindaron sonriendo.
El alcance final de la destrucci¨®n es un enigma. S¨®lo con el paso de las horas se conocer¨¢ hasta d¨®nde llega el zarpazo del hurac¨¢n. Las medidas adoptadas han sido m¨²ltiples y las alertas intensas. Posiblemente el coste en vidas humanas sea menor que en otras cat¨¢strofes similares. Con Andrew, en 1992, fallecieron 65 personas, se perdieron 65.000 viviendas y los da?os superaron los 26.000 millones de d¨®lares. El balance de Irma a¨²n tardar¨¢ en conocerse. Pero ahora mismo ya se puede sentir su efecto devastador.
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