Trump a?ade Corea del Norte, Chad y dirigentes chavistas al nuevo veto migratorio
La orden afecta a ocho pa¨ªses, pero los trata de forma diferenciada. En el caso de Venezuela, la prohibici¨®n se aplica a cargos gubernamentales
Donald Trump ha levantado un nuevo y gigantesco muro. Expirada la vigencia del pol¨¦mico veto migratorio, el presidente lo ha reemplazado con un texto de car¨¢cter indefinido, que suma tres nuevos pa¨ªses (Chad, Corea de Norte y Venezuela) e impone masivas restricciones de entrada a EE UU. El mayor impacto lo sufrir¨¢n los ciudadanos de Ir¨¢n, Libia, Siria, Yemen, Somalia, Chad y Corea del Norte, mientras que en el caso de Venezuela el veto recaer¨¢ en cargos gubernamentales y sus familias, aunque el resto de la poblaci¨®n se ver¨¢ sometida a mayor control. ¡°Hacer Am¨¦rica m¨¢s segura es mi prioridad n¨²mero uno. No admitiremos el ingreso de aquellos que no podamos escrutar con certidumbre¡±, proclam¨® Trump.
La nueva orden se har¨¢ efectiva el pr¨®ximo 18 de octubre. A diferencia de la anterior, que solo ten¨ªa una duraci¨®n de tres meses, esta carece de plazo. La lista, de la que ha quedado fuera Sud¨¢n, ser¨¢ revisada cada 100 d¨ªas y la salida de ella depender¨¢, seg¨²n la Administraci¨®n Trump, de la mejora en los ¡°problemas detectados¡±.
Making America Safe is my number one priority. We will not admit those into our country we cannot safely vet.https://t.co/KJ886okyfC
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) September 24, 2017
En la selecci¨®n de los ocho pa¨ªses, la Casa Blanca asegura que ha empleado un triple criterio: el riesgo que entra?an para la seguridad nacional estadounidense, la fiabilidad de los pasaportes y documentos de identidad, y la fluidez en el intercambio de informaci¨®n sobre sospechas terroristas y antecedentes criminales.
Un cambio b¨¢sico respecto a la primera orden radica en que cada naci¨®n es tratada de forma diferenciada. Venezuela lo ilustra. La prohibici¨®n de entrada se basa en los fallos en el flujo de informaci¨®n antiterrorista y la falta de cooperaci¨®n de Caracas a la hora de comprobar riesgos para la seguridad nacional. ¡°Esto no impide, sin embargo, que se pueda verificar por fuentes alternativas la ciudadan¨ªa e identidad de los venezolanos. Por tanto, las restricciones impuestas en esta proclamaci¨®n se centran en los cargos del Gobierno de Venezuela responsables de los fallos detectados¡±, indica la orden. Pese a esta reducci¨®n del per¨ªmetro de la restricci¨®n, el texto advierte que los poseedores de visados ser¨¢n sometidos a medidas adicionales.
Distinto y m¨¢s radical es el trato a Corea del Norte. Washington considera que no cumple ninguno de los criterios y, por tanto, proh¨ªbe el paso a sus ciudadanos, ya sean inmigrantes o no. Ir¨¢n tambi¨¦n sufre un veto casi absoluto, aunque se permite que prosigan los programas de intercambio de estudios. Y en el caso de los somal¨ªes se les impide emigrar, pero se les autoriza la visita bajo fuerte controles.
El alcance completo de las restricciones se ir¨¢ conociendo conforme pasen los d¨ªas. El primer veto, emitido el pasado 27 de enero, cuando a¨²n se o¨ªan los tambores de campa?a, desat¨® una gigantesca ola de protestas. La amplitud de las restricciones, su sesgo islam¨®fobo y el propio vitriolo de Trump mostraron al mundo el rostro m¨¢s feroz y xen¨®fobo de la nueva Administraci¨®n.
El rechazo fue recogido por los jueces de primera instancia y dio pie a una casi inmediata paralizaci¨®n del veto. La Casa Blanca respondi¨® con una versi¨®n m¨¢s moderada. Pero nuevamente fue frenada en apelaci¨®n. Solo la entrada en juego del Tribunal Supremo, despu¨¦s de la designaci¨®n del conservador Neil Gorsuch, desbloque¨® la orden.
La corte, aunque impuso limitaciones para evitar los casos m¨¢s sangrantes, admiti¨® como argumento la amenaza para la seguridad y concedi¨® que el inter¨¦s nacional deb¨ªa prevalecer sobre el posible da?o que pudiese causar el veto a viajeros y refugiados. No fue una decisi¨®n final, sino preliminar a la vista que se debe celebrar en las pr¨®ximas semanas, pero permiti¨® que la segunda orden entrase en vigor a finales de junio. Su vigencia era de 90 d¨ªas.
Ahora, la Casa Blanca ha presentado el recambio. El ¨²ltimo texto ha pasado m¨¢s filtros internos y su lectura revela una mayor elaboraci¨®n. Aunque sigue siendo implacable con los emigrantes de los pa¨ªses vetados, se advierte un lenguaje alejado de la ret¨®rica presidencial y, sobre todo, el intento de superar algunos escollos judiciales.
Los propios funcionarios que han participado en su desarrollo consideran, por ejemplo, que con la entrada de Venezuela y Corea del Norte pierde fuerza la acusaci¨®n de islamofobia. Son argumentos que seguramente deber¨¢n dirimirse en los juzgados y que abrir¨¢n un agrio debate en los pr¨®ximos d¨ªas. Pero m¨¢s all¨¢ de los cambios y mejoras t¨¦cnicas, pocos dudan de que el efecto esencial del veto, impedir la entrada de ciudadanos inocentes de pa¨ªses azotados por la violencia y las persecuciones, permanece. Millones de afectados lo saben.
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