May lucha por su supervivencia en un duro congreso conservador
La guerra del Brexit de los tories paraliza a una primera ministra incapaz de imponer la disciplina a sus ministros al arranque del conclave del partido en Manchester
Theresa May llega al congreso de su partido pol¨ªticamente arruinada. La guerra del Brexit que se libra en su Gobierno paraliza a una primera ministra que no logra imponer su maltrecha autoridad. Sus desesperados intentos por seducir a una generaci¨®n joven que se le escapa apenas disimular¨¢n el ruido de sables en el c¨®nclave tory de Manchester. Casi cuatro meses despu¨¦s de perder en las urnas la apuesta que marcar¨¢ su carrera, la persona que dirige a Reino Unido en las negociaciones m¨¢s importantes de su historia reciente es hoy un mero elemento de contenci¨®n de su partido, incapaz de avanzar y, seg¨²n sus colaboradores, an¨ªmicamente tocada.
El nivel de presi¨®n al que le viene sometiendo su ministro de Exteriores, Boris Johnson, constituye el m¨¢s humillante ejemplo de la debilidad en que se encuentra la primera ministra desde que perdi¨® la mayor¨ªa absoluta en las elecciones de junio, que adelant¨® con la convicci¨®n de que reforzar¨ªa su mandato. El 22 de septiembre May pronunciaba en Florencia un discurso sobre su visi¨®n del Brexit. Johnson se la jug¨®: unos d¨ªas antes public¨® la suya propia, m¨¢s radical que la de su jefa, en un art¨ªculo de 4.000 palabras en el Telegraph.
Amag¨® despu¨¦s el titular del Foreign Office con una vuelta al redil que no convenci¨® a nadie. Y este fin de semana, la v¨ªspera de que el partido se congregue en Manchester para su congreso anual, vuelve a la carga con una entrevista en The Sun en la que establece sus l¨ªneas rojas particulares para el Brexit. Este domingo por la ma?ana, en una entrevista televisiva, May ni siquiera pudo responder cuando le preguntaron si considera imposible despedir a Boris Johnson.
El ministro rebelde acaba con cualquier esperanza que pudiera tener May de que el congreso del partido eludiera el Brexit y el debate sobre su propio liderazgo. La primera ministra deseaba centrarse en la agenda dom¨¦stica, particularmente en los j¨®venes.
No es problema peque?o. Mientras el partido libra su guerra interna, se desmorona el proyecto de David Cameron, que logr¨® introducir a los tories en segmentos demogr¨¢ficos donde antes eran poco menos que tab¨². Particularmente relevante es su radical desconexi¨®n con los j¨®venes. Una encuesta reciente de YouGov le daba a los laboristas una ventaja de nada menos que 52 puntos entre los votantes de 18 a 24 a?os: el 66% dec¨ªa que votar¨ªa por Jeremy Corbyn y solo el 14% por May. El socialismo tiene atractivo, como se vio en las urnas en junio, para una generaci¨®n de brit¨¢nicos que no pueden acceder a la vivienda y que el ¨²nico modelo econ¨®mico que han visto fracasar es el capitalismo financiero salvaje.
El Gobierno tiene preparada una bater¨ªa de medidas dirigidas a los j¨®venes, que doten de contenido a esa promesa que formul¨® May, cuando lleg¨® a Downing Street en julio del a?o pasado, de gobernar para aquellos que ¡°se las arreglan a duras penas¡±. Pero todo eso no es m¨¢s que ciencia ficci¨®n cuando el pa¨ªs se enfrenta a su mayor reto pol¨ªtico desde la Segunda Guerra Mundial, un desaf¨ªo que necesariamente requiere todos los esfuerzos del Gobierno.
Para terminar de amargar el congreso a May, el Sunday Times publicaba el domingo un adelanto de un libro de su redactor jefe de pol¨ªtica, Tim Shipman, en el que relata el ¡°caos¡± que se vivi¨® en Downing Street despu¨¦s de las elecciones de junio. El texto revela que la primera ministra romp¨ªa a llorar con frecuencia despu¨¦s del fracaso electoral, hasta el punto de que un miembro de su equipo sugiri¨® que tuviera una charla con un miembro de las fuerzas especiales del Ej¨¦rcito experto en ¡°resistencia¡±.
El extracto del libro da cuenta, adem¨¢s, del supuesto malestar en Buckingham Palace por la forma en que May comunic¨® a la reina su intenci¨®n de formar Gobierno: asegur¨® a Isabel II que ten¨ªa un acuerdo con los norirlandeses del DUP que en realidad tardar¨ªa a¨²n 17 d¨ªas en cerrar. Y tuvo el mal gusto de aplazar el discurso de la reina, haci¨¦ndolo coincidir con las carreras de caballos de Ascot.
Ahora, en Manchester, May tratar¨¢ de unificar a un Partido Conservador dividido por una guerra interna que dura ya medio siglo. El bando del Brexit suave, con los ministros de Econom¨ªa e Interior a la cabeza, quiere algo muy parecido al mercado com¨²n durante el mayor tiempo posible. Los que desean una ruptura radical defienden que cualquier otra cosa ser¨ªa una traici¨®n a los votantes, y ven el Brexit como una oportunidad y no una bomba que hay que desactivar.
Las guerras europeas de los tories son tan peligrosas porque se cimientan en profundas divisiones acerca de la identidad nacional. Europa es una m¨¢quina de destruir primeros ministros conservadores. Acab¨® con Margaret Thatcher, con John Major y con David Cameron, y mantiene a Theresa May con las constantes vitales hasta que alguien decida desenchufarla.
¡°May no est¨¢ amenazada. Cualquiera que quiera ser l¨ªder del Partido Conservador ahora debe ser inmediatamente redirigido al psiquiatra¡±, se?ala un exalto cargo del Gobierno de Cameron. Si la primera ministra sigue ah¨ª es porque muchos temen que cualquier alternativa, v¨¦ase Boris Johnson, har¨ªa estallar al partido. Y, lo que es peor para los tories, podr¨ªa llevar a Corbyn a Downing Street. El papel de Theresa May, hoy por hoy, es el de mero elemento de contenci¨®n.
Manchester se llena de banderas de la UE
El centro de Manchester se llen¨® este domingo del azul y las estrellas de las banderas de la Uni¨®n Europea, coincidiendo con el inicio del congreso anual del partido que se celebra en la ciudad del norte de Inglaterra hasta el pr¨®ximo mi¨¦rcoles. ¡°Detened el Brexit¡± era el lema de la marcha proeuropea, que arranc¨® poco antes del mediod¨ªa y transcurri¨® en un ambiente festivo y de forma totalmente pac¨ªfica.
Miles de manifestantes hab¨ªan llegado de diferentes lugares del pa¨ªs, convocados por una alianza de grupos proeuropeos brit¨¢nicos. Entre ellos estaba Barry Freeman, jubilado de Dorset residente en Puente Genil, C¨®rdoba, que adem¨¢s de la bandera de la UE luc¨ªa una espa?ola. ¡°Tenemos que estar todos unidos para salir de esta situaci¨®n rid¨ªcula en la que nos han metido los tories¡±, dec¨ªa. ¡°Devolvedme mi futuro, detened el Brexit¡±, le¨ªa la pancarta de Sarah, estudiante de Bristol, que reclamaba un segundo refer¨¦ndum, una vez est¨¦ claro el acuerdo con Bruselas. ¡°La gente no vot¨® por este Brexit despiadado de May¡±, protestaba. Al final de la marcha, el nuevo l¨ªder del centrista Partido Liberal Dem¨®crata, Vince Cable, pidi¨® al Gobierno de Theresa May que escuche sus voces y comprenda ¡°todo lo que hay en juego¡±.
En paralelo a la marcha antieuropea, discurr¨ªa por Manchester otra protesta, esta contra las pol¨ªticas de austeridad del Gobierno conservador. Apenas sal¨ªan de la estaci¨®n de tren, los delegados del partido eran recibidos con una ¡°fiesta de no bienvenida¡± por un coro que entonaba canciones contra los tories.
La polic¨ªa tuvo que retirar el s¨¢bado por la ma?ana una enorme pancarta colocada en un puente, con dos maniqu¨ªes colgando de una cuerda atada al cuello, que rezaba: ¡°Colgad a los tories¡±. ¡°Esto est¨¢ sencillamente mal. Siempre protegeremos el derecho a protestar pero nunca a amenazar, abusar o incitar a la violencia¡±, declar¨® Andy Burnham, alcalde laborista de Manchester. Los convocantes de ambas manifestaciones negaron su relaci¨®n con la pancarta. La ciudad ver¨¢ reforzada su seguridad durante el congreso del Partido Conservador, con el despliegue de al menos mil agentes extra.
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