El terror sin Estado
La ca¨ªda de la ciudad emblem¨¢tica para el extremismo sun¨ª y las brigadas internacionales yihadistas marca el fin del califato del ISIS
Las milicias kurdas de Siria se han apresurado a proclamar la ca¨ªda de Raqa pocas horas despu¨¦s de la retirada de los peshmergas de Kirkuk, la disputada capital petrolera del norte de Irak, ante el avance del Ej¨¦rcito de Bagdad. En realidad, Raqa estaba perdida para el ISIS desde hace cuatro meses, cuando qued¨® completamente cercada por las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS), la coalici¨®n kurdo-¨¢rabe sostenida por Estados Unidos, y aislada de los ¨²ltimos bastiones del yihadismo.
El mando militar norteamericano que dirige la coalici¨®n internacional contra el Estado Isl¨¢mico pronosticaba el domingo un par de semanas m¨¢s de batalla antes de liquidar los reductos del Estado Isl¨¢mico en la ciudad del ?ufrates. Pero el rev¨¦s sufrido por los kurdos iraqu¨ªes en Kirkuk parece haber forzado a las FDS a cantar victoria antes de tiempo. A pesar de que el Pent¨¢gono hab¨ªa advertido de que a¨²n permanec¨ªan un centenar de milicianos del ISIS en bolsas de resistencia que representaban hasta un 10% de la urbe arrasada, los 25.000 combatientes de las Unidades de Protecci¨®n del Pueblo (YPG, fuerzas kurdas) y sus 5.000 aliados turcomanos y ¨¢rabes sun¨ªes celebraban este martes la ca¨ªda de la que fue capital de facto del Estado Isl¨¢mico en Siria.
M¨¢s aun que Mosul, Raqa ha sido el verdadero puente de mando donde extremistas sun¨ªes curtidos en m¨¢s de una d¨¦cada de combates contra las fuerzas estadounidenses en Irak convocaron a las brigadas internacionales del yihadismo a sostener el califato. Este culto a la muerte escenificado en masivas decapitaciones p¨²blicas que puso en fuga hace tres a?os a todas las fuerzas en liza a ambos lados de la frontera sigue inspirando una amenaza de terror global, aunque ya sin consistencia territorial.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, ONG que mantiene vivo el recuento de v¨ªctimas tras m¨¢s de seis a?os de guerra en el pa¨ªs ¨¢rabe, constata el alto precio pagado en la toma de la antigua capital de facto del Estado Isl¨¢mico. Durante cuatro meses de combates han muerto 1.287 civiles, a causa de los bombardeos ¨¢reos de la coalici¨®n internacional y de las trampas explosivas del ISIS.
En esa frontera des¨¦rtica sirio-iraqu¨ª bordeada por el ?ufrates subsisten los ¨²ltimos focos del imperio de la Shar¨ªa m¨¢s radicaI. El Ej¨¦rcito del r¨¦gimen de Damasco, con respaldo a¨¦reo ruso y de aliados chi¨ªes sobre el terreno, ultima aguas abajo la reconquista de Deir Ezzor, y de sus yacimientos de petr¨®leo, y de la estrat¨¦gica plaza de Mayadin.
Cuando todos estos feudos hayan ca¨ªdo definitivamente, el ISIS ya no encarnar¨¢ la ambici¨®n del califato, de un Estado al servicio del yihadismo. El terror que ha infundido persistir¨¢ previsiblemente a trav¨¦s de los combatientes sun¨ªes de la regi¨®n, donde chi¨ªes y kurdos se reparten sus despojos, y de los milicianos extranjeros que acudieron en masa a la llamada del Estado Isl¨¢mico y ahora tratan de regresar a sus lugares de origen.
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