El honor perdido de Diosdado Cabello
El r¨¦gimen de Maduro ha decretado la muerte civil de Petkoff por una ¡®ofensa¡¯ al cargo chavista
El r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro ha decretado la muerte civil de Teodoro Petkoff. Un juez sumiso, a las ¨®rdenes de Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y se?alado capo del narcomilitar cartel de Los Soles, ha fallado que una de las mentes m¨¢s vivas, l¨²cidas y pol¨ªticamente creativas de nuestra Am¨¦rica no est¨¢ capacitada para representarse a s¨ª misma ni en lo privado ni en lo p¨²blico.
Para llegar a tal extremo la ¡°revoluci¨®n bolivariana¡± comenz¨® enjuiciando por difamaci¨®n al editor y director del diario opositor Tal Cual. Petkoff se hizo acreedor, en 2015, al premio Ortega y Gasset que anualmente otorga EL PA?S. Ya en 2012, Petkoff hab¨ªa ganado el premio Mar¨ªa Moors Cabot de la Universidad de Columbia, el m¨¢s antiguo reconocimiento en la industria period¨ªstica mundial.
El juez de Cabello impuso al pol¨ªtico y periodista infamantes medidas cautelares que obligaban a Petkoff a un r¨¦gimen de presentaci¨®n semanal ante el tribunal y la prohibici¨®n de salir del pa¨ªs. Anciano, y estando muy disminuida su salud, este r¨¦gimen ha significado para ¨¦l ni m¨¢s ni menos que una prisi¨®n domiciliaria. Ordenar a un juez venal el encauzamiento de un opositor por delitos contra el honor y pedir, adem¨¢s de una condena a prisi¨®n, ¡°reparaciones morales¡± que, de llegar a ofrecerse ya no ser¨ªan tales, sino un abyecto lamer de botas, ha sido el recurso favorito de los actuales autoritarismos populistas latinoamericanos.
La ¡°revoluci¨®n bolivariana¡± comenz¨® enjuiciando por difamaci¨®n al editor y director del diario opositor
Hace cuatro a?os, Diosdado Cabello dijo sentirse difamado por un art¨ªculo de opini¨®n, firmado por un olvidado exministro chavista y publicado en Tal Cual, que atribu¨ªa a Cabello una declaraci¨®n que no hab¨ªa hecho. El diario ya hab¨ªa sido objeto de siete demandas judiciales, incoadas por caimacanes del Gobierno chavista. Todas esas demandas enfrentaban la llamada doctrina Sullivan, universalmente adoptada desde que hace m¨¢s de 50 a?os, cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos fall¨® contra un funcionario, un s¨¢dico jefe de polic¨ªa sure?o tan ofendido en su dudoso honor como Diosdado Cabello.
La doctrina Sullivan consagra la despenalizaci¨®n de los llamados delitos contra el honor de un funcionario y los remite a la jurisdicci¨®n civil. La norma se incorpor¨®, poco a poco, a las leyes de muchos pa¨ªses del mundo y de casi todos los pa¨ªses de nuestra Am¨¦rica, hasta que nos aneg¨® la ¨²ltima oleada autoritaria populista y la norma comenz¨® a ser ignorada. Clarence Darrow, c¨¦lebre penalista estadounidense, dej¨® dicho que el honor es como la felicidad: algo muy dif¨ªcil de describir para fines legales. Sin embargo, ha resultado muy ¨²til como coartada para pretender amordazar ¡°legalmente¡± voces insumisas.
Hace poco, luego de dos inesperadas visitas al hogar de los Petkoff hechas por el juez, dos psiquiatras forenses y guardias nacionales armados hasta los dientes, el periodista fue declarado mentalmente incapaz de afrontar el juicio y sus derechos jur¨ªdicos puestos en manos de un tutor. Ver al valeroso Petkoff, en el ocaso de una vida ejemplar, lamer las botas de Diosdado Cabello, tal como ¨¦ste sol¨ªa lamer las de Hugo Ch¨¢vez, era el deseo nunca cumplido del segundo capo, despu¨¦s del general Hugo Carvajal, del cartel narcomilitar.
La medida, de abolengo sovi¨¦tico, no solo deja en claro, si a¨²n hiciese falta, que el r¨¦gimen de Maduro es una dictadura pura y dura, sino que no hace nada por ¡°devolverle¡± honra alguna al narcotraficante. Ella no es m¨¢s que una c¨ªnica pantomima leguleya con que la dictadura busca disfrazar de legalidad sus cr¨ªmenes. Declararlo demente e incapaz en forma tan cobarde solo a?ade una distinci¨®n m¨¢s al insumergible intelectual y luchador llamado Teodoro Petkoff.
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