Dimite el futuro ¡®zar antidroga¡¯ de Trump por sus conexiones con la industria de los opioides
Una investigaci¨®n period¨ªstica revel¨® que el congresista republicano Tom Marino, tras recibir dinero para su campa?a, lider¨® una ley favorable a los productores de opi¨¢ceos
No hubo escapatoria. El presidente Donald Trump ha tenido que prescindir de su candidato a dirigir la lucha contra los estupefacientes. En un pa¨ªs azotado por una epidemia que solo el a?o pasado mat¨® m¨¢s estadounidenses que toda la guerra de Vietnam, el descubrimiento de que el futuro zar antidroga es una marioneta de la poderosa industria de los opioides ha bastado para acabar con su ascenso y mostrar al mundo los oscuros tent¨¢culos de un lobby sin escr¨²pulos.
El congresista republicano Tom Marino qued¨® en la cuerda floja este domingo, cuando The Washington Post y la cadena de televisi¨®n CBS publicaron una detallada investigaci¨®n sobre su papel en los cambios legales que en abril de 2016 propiciaron que la agencia antinarc¨®ticos (DEA) perdiera cuotas de poder en el combate contra los opi¨¢ceos. Las normas aprobadas restaban capacidad al organismo policial a la hora de atacar la corrupci¨®n de los distribuidores legales y frenar el flujo de pastillas adictivas al mercado negro. En un terror¨ªfico juego de intereses, la industria hab¨ªa alentado las enmiendas legislativas destinando m¨¢s de un mill¨®n de d¨®lares a las campa?as de los congresistas clave.
En el centro de la trama figuraba Marino. Defensor de Trump de la primera hornada, este antiguo fiscal se hab¨ªa cobrado su fidelidad con un puesto de relumbr¨®n. Apoyado por el presidente y la bancada republicana, con mayor¨ªa en ambas C¨¢maras, su nombramiento parec¨ªa asegurado. Pero las revelaciones period¨ªsticas, aparte de ponerle en entredicho, destaparon una contradicci¨®n que alcanz¨® al propio Trump: el candidato que prometi¨® ¡°drenar el ¡°pantano de Washington¡± hab¨ªa elegido para enfrentarse a una emergencia nacional a un parlamentario absolutamente enfangado con los lobbies. Un flanco d¨¦bil que la oposici¨®n dem¨®crata avist¨® con rapidez. ¡°En este punto, ya toda la Casa Blanca apesta¡±, se?al¨® en un comunicado.
En el Despacho Oval no hubo muchas dudas. 48 horas despu¨¦s de conocerse la investigaci¨®n period¨ªstica, el presidente comunic¨® por Twitter que Marino le hab¨ªa informado de que retiraba su candidatura como zar antidroga. ¡°Tom es un buen hombre y un gran congresista¡±, conclu¨ªa el tuit.
La fulminaci¨®n de Marino dif¨ªcilmente cerrar¨¢ el esc¨¢ndalo. Al descubierto ha quedado un lodazal de dimensiones tr¨¢gicas. S¨®lo el a?o pasado 60.000 personas perdieron la vida por el consumo de opi¨¢ceos en Estados Unidos. M¨¢s que por las armas, el c¨¢ncer o los accidentes de coche. El 60% se debi¨® a la hero¨ªna y sus derivados, pero el resto correspondi¨® precisamente a los opi¨¢ceos por prescripci¨®n. Una industria que desde los a?os noventa no ha dejado de crecer (las recetas se han triplicado en 15 a?os), y que sirve de puerta de entrada al infierno de la droga. Ahora mismo hay dos millones de adictos a las pastillas contra el dolor, y, como revela un estudio de Jama Psychiatry, un 75% de los actuales heroin¨®manos empez¨® por estos analg¨¦sicos.
Frente a este inmenso naufragio, la industria logr¨® que el Congreso amortiguase los intentos de la DEA de poner fin al trasvase ilegal y en un golpe maestro ha estado a punto de situar en la c¨²pula de la lucha contra la epidemia a uno de los suyos. S¨®lo una investigaci¨®n period¨ªstica ha logrado impedirlo.
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