El fracaso del neonazi presumido
El agitador racista Richard Spencer es acallado en Gainesville por los estudiantes
Nada le gusta m¨¢s al agitador racista Richard Spencer que un escenario. Este jueves se puso sus mejores galas de orador presumido ¨Cpantal¨®n y chaleco grises, camisa blanca; un ultraderechista atildado como bailar¨ªn de charlest¨®n¨C y sali¨® al estrado ansioso por lucir su verbo f¨¢cil y su reciclaje para el siglo XXI de doctrinas que sustentaron en el siglo XX racismo y limpieza ¨¦tnica.
Pero fracas¨®. Estudiantes universitarios antirracistas que poblaron las butacas del auditorio en Gainesville de la Universidad de Florida no lo dejaron hablar. A cada serie de frases que intentaba hilar le respond¨ªa una lluvia de abucheos que lo cortaba. Estuvo dos horas porfiando, tirando a veces de un pretendido tono de ir¨®nica superioridad y otras poni¨¦ndose irritado y chill¨®n, y se dio sin cesar contra el muro de rechazo de los j¨®venes activistas. "Est¨¢is impidiendo la libertad de expresi¨®n de un disidente intelectual", lleg¨® a arg¨¹ir Spencer, apologeta del supremacismo blanco.
Este viernes la polic¨ªa de Gainesville inform¨® del arresto de tres supuestos simpatizantes de Spencer por haber disparado un tiro desde un coche tras finalizar el evento. No hubo heridos.
Sus seguidores fueron muchos menos de los esperados. Apenas decenas. En primera l¨ªnea, en un espacio acotado para ellos por la polic¨ªa, hab¨ªa unos cuantos fans j¨®venes de Spencer uniformados con camisa blanca y peinados con un corte similar al del agitador. En ocasiones se levantaron de sus asientos para jalearlo, pero enseguida se les sobrepon¨ªan las voces del p¨²blico opositor. "?Veta casa Spencer!" fue lo m¨¢s suave que se oy¨®. En el turno de preguntas sigui¨® el barullo. A veces se pod¨ªan escuchar frases del ultraderechista como "Los blancos creamos EE UU" o "La gente blanca es mi gente y me parece hermosa". Un asistente le dijo: "Tus ideas son como las de Hitler".
¨CNo ¨Crespondi¨® Spencer.
¨C?Vete a la mierda! ¨Cle grit¨® desde el p¨²blico Janet Akerson, una mujer de pelo cano.
Spencer lleva a?os cultivando su perfil como figura medi¨¢tica de la extrema derecha. Salt¨® a la fama tras la victoria presidencial de Donald Trump en 2016 al gritar en un sal¨®n de actos al final de un discurso "Hail Trump!" y verse entre el p¨²blico brazos alz¨¢ndose al estilo nazi. De 39 a?os y licenciado en literatura Inglesa y m¨²sica, es un h¨¢bil ret¨®rico y niega ser un neonazi o un supremacista blanco, al tiempo que coquetea con el recuerdo del alzamiento hitleriano y defiende la necesidad en EE UU de un "etno-estado en el que nuestra gente y nuestras familias puedan volver a vivir seguras".
?l se define como "identitarista blanco": un reivindicador de la ra¨ªz anglosajona de su pa¨ªs, que ve amenazada por identidades emergentes como la negra, la latina, la feminista o la gay.
Acu?¨® el concepto alt-right (derecha alternativa) que agrupa los nuevos extremismos reaccionarios que se han visto energizados por la llegada a la presidencia de Trump con sus discursos xen¨®fobos y su clara preferencia por la Am¨¦rica blanca. El mandatario tuvo como principal estratega hasta agosto a Stephen Bannon, otro de los m¨¢s connotados propagandistas vinculados al movimiento alt-right. El punto cr¨ªtico de este fen¨®meno se produjo en agosto con los violentos incidentes en Charlottesville (Virgina) en los que una contramanifestante muri¨® atropellada por un ultraderechista
En aquella ocasi¨®n los racistas pretend¨ªan manifestarse contra la retirada de una estatua del general confederado Robert E. Lee y uno de los impulsores de la horda extremista ¨Cque port¨® s¨ªmbolos nazis y del Ku Klux Klan¨C era Spencer, que fue detenido, saltando a los medios su imagen agarrado por polic¨ªas gritando indignado con un look id¨¦ntico al de su admirado cantante Morrissey: peinado con calculado tup¨¦ y elegantes gafas de sol negra. Richard Spencer, acomodado hijo de un oftalm¨®logo y de una heredera de una plantaci¨®n de algod¨®n del sur de EE UU ¨Choy propiedad de su hijo y valorada en millones de d¨®lares¨C, ha sido definido por el Southern Poverty Law Center, un grupo de referencia en observaci¨®n de los discursos del odio, como "la versi¨®n de traje y cobata del viejo supremacismo blanco, una especie de racista profesional en pantal¨®n de pinzas".
El miedo a un nuevo episodio como el de Virginia hizo que el lunes el Gobernador de Florida, el republicano Rick Scott, declarase el estado de emergencia en el condado de Alachua (Florida Central), cuya ciudad principal es Gainesville (130.000 habitantes), una urbe universitaria y de talante liberal ¨Clo contrario a las ideas de Spencer y los suyos pero tambi¨¦n lo que les dio permiso a celebrar la pol¨¦mica alocuci¨®n; grupos estudiantiles y voces de la sociedad civil reprocharon a la universidad su tolerancia¨C. La orden de Scott increment¨® los poderes de intervenci¨®n policial en caso de disturbios y puso a disposici¨®n del ayuntamiento a soldados de la Guardia Nacional.
"Hemos perdido la cultura blanca"
Spencer pag¨® 10.500 d¨®lares por dos horas de uso del teatro y la universidad, cuyo presidente Kent Fuchs manifest¨® su "repugnancia" ante las ideas del visitante, decidi¨® permitir el evento por respeto al derecho a la libre opini¨®n garantizado por la Primera Enmienda de la Constituci¨®n de EE UU.
Este jueves pese a que perdi¨® la batalla desde que piso el estrado, Spencer se mantuvo ah¨ª, caminando de un lado al otro como un actor, en un pugilato verbal est¨¦ril, con una gestualidad manierista y exagerada, rid¨ªcula cuando imitaba a los dectractores que hab¨ªa en el foro como si tuviesen un comportamiento infantil. En los pasillos polic¨ªas armados vigilaban la situaci¨®n. Tambi¨¦n desde los anfiteatros. Pu?o en alto, los opositores no cejaban en su empe?o por impedir que las palabras de Spencer llegasen claras a o¨ªdos de los pocos que hab¨ªan ido a prestarle atenci¨®n.
Michael Pitts, empresario de 27 a?os, fue a escucharlo para aclarar, dijo, sus ideas sobre lo que defiende Spencer: "Yo no tengo muy claro cu¨¢l es el pensamiento de Spencer: unos dicen que es un nazi absoluto y otros que quiere los blancos nos sintamos orgulloso con lo que somos". Pitts afirm¨® que no era racista, pero cre¨ªa que "existe extremismo contra los blancos en EE UU".
El entorno y el interior del teatro estuvieron blindados por las fuerzas de seguridad. Dos helic¨®pteros sobrevolaron el lugar. Una avioneta surc¨® el cielo con una pancarta atada a la cola que dec¨ªa: "?El amor vence al odio!". Cientos de contramanifestantes ocuparon las calles aleda?as con pancartas. "El odio no tiene lugar en Am¨¦rica", afirm¨® Cynthia Rivera, 26 a?os, miembro del movimiento de extrema izquierda Antifa. "Estamos dando plataforma a una voz que no representa los valores de la universidad", protest¨® Percey Peralta, 44 a?os, un peruano que hace un doctorado en ecolog¨ªa.
Kimberly Brown, 27 a?os, del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) consider¨® a Spencer "un pedazo de basura" y aunque se?al¨® que la ley "protege su derecho a la libertad de expresi¨®n" dijo que le gustar¨ªa "que no se le dejase hablar en un solo sitio en todo el pa¨ªs". Brown, afroamericana, luc¨ªa dos grandes pendientes con la forma de ?frica.
Al interior del teatro, dos amigos de Florida, Nick y Jeremiah, estudiantes, ambos de 19 a?os, blancos, comentaban sin dar su apellido por qu¨¦ les interesaba Spencer: "Entiende la desafecci¨®n de los blancos", dijo Nick. "No nos sentimos en casa en nuestro propio pa¨ªs", a?adi¨®. Jeremiah se sent¨ªa "frustrado porque hemos perdido la cultura blanca".
¨C?Y qu¨¦ es la cultura blanca?
Pens¨® unos segundos. Contest¨®:
¨C?Pues no s¨¦ qu¨¦ es la cultura blanca, precisamente ese es nuestro problema!
Precis¨® que consideraba a Spencer "un racista" y que no se siente "c¨®modo" con ese aspecto, central, de su discurso. Nick estaba de acuerdo con su colega. "La destrucci¨®n de la cultura blanca no es culpa de negros ni de latinos, es culpa de nosotros mismos". En el p¨²blico hab¨ªa de todo, y la mayor¨ªa contrarios a Spencer: blancos, latinos, negros, asi¨¢ticos, hasta alg¨²n jud¨ªo ortodoxo, otra de las comunidades rechazadas por el filonazi Spencer. "Lo ¨²nico que quiere es volver a los tiempos del racismo. Tener reservado los primeros asientos del autob¨²s", dijo la afroamericana Raynelle Chapman.
Este jueves, Richard B. Spencer solo fue un provocador frustrado sobre un escenario. Un ejemplo teatral de la posici¨®n marginal, aunque peligrosa, del supremacismo blanco hoy en EE UU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Donald Trump
- Richard Spencer
- Disturbios Charlottesville
- Charlottesville
- Disturbios raciales
- Disturbios
- Violencia racial
- Virginia
- Florida
- Estados Unidos
- Conflictos raciales
- Norteam¨¦rica
- Racismo
- Violencia
- Delitos odio
- Discriminaci¨®n
- Sucesos
- Am¨¦rica
- Prejuicios
- Delitos
- Conflictos
- Problemas sociales
- Pol¨ªtica
- Justicia
- Sociedad
- Edici¨®n Am¨¦rica