Viejos versus j¨®venes (La Magdalena, Bogot¨¢)
Aqu¨ª va a ganar el que grite mejor
Trinan los pajaritos. Es un d¨ªa de campa?a presidencial aqu¨ª en Bogot¨¢. La escena sucede en la luminosa cabina de RCN Radio, en el barrio La Magdalena, a 25? grados cent¨ªgrados. La estupenda periodista Yolanda Ruiz le pregunta al se?or Alejandro Ord¨®?ez, candidato de la ultraderecha inquisitoria, si volver¨ªa a quemar alg¨²n libro. ¡°S¨ª ¨Cresponde ¨¦l con esa risa entre dientes que es una fachada¨C: el libro donde est¨¦n la frustraci¨®n y las enemistades y los malos recuerdos¡¡±. Ella insiste: ¡°?A usted no le parece que quemar libros es un acto que atenta contra el pensamiento y la democracia?¡±. ?l contesta: ¡°Es un acto pedag¨®gico¡±. Y agrega: ¡°Ahora construir¨ªa pol¨ªticas p¨²blicas¡±. Pero es demasiado tarde, claro, porque echar a la hoguera es la pedagog¨ªa de los viles, pero tambi¨¦n porque ha puesto de manifiesto el l¨ªo en el que estamos.
Aquel debate del martes 17 en el Senado ¨Cque iba a ser un debate sobre los sobornos de Odebrecht pero termin¨® siendo una sangrienta contienda presidencial¨C dej¨® las cosas claras: aqu¨ª va a ganar el que grite mejor. El ser¨ªsimo senador Jorge Robledo, candidato del Polo Democr¨¢tico, denunci¨® a los investigadores ¡°competentes¡± ¨Cen especial al Fiscal General¨C por no querer investigar la entrada de dineros extranjeros en las campa?as de 2014. La excelente senadora Claudia L¨®pez, candidata del Partido Verde, acus¨® al Fiscal de estarle sirviendo a la campa?a de su amigo: el exvicepresidente Vargas Lleras. La bancada de Vargas sali¨® en su defensa. Y s¨ª: una vez, en tiempos de la guerra bipartidista, hubo un peque?o tiroteo en el Congreso. Pero yo no recuerdo una griter¨ªa tan pendenciera ni tan impune como la de ese debate.
No fue lo peor. Circul¨® por las redes una serie de im¨¢genes fabricadas por la derecha uribista ¨Ccomo una serie de volantes de paramilitares que ya ni se saben violentos¨C en donde puede verse a los candidatos defensores del acuerdo de paz amordazados con cintas negras: la consigna era ¨Ces¨C ¡°los callaremos en las urnas¡±, pero uno siente que est¨¢n poni¨¦ndoles una cruz en la voz por pensar lo que piensan. Sigui¨® el resurgimiento del clasismo como argumento: en todos los pa¨ªses se da la vocaci¨®n a la segregaci¨®n, claro que s¨ª, ¡°los de arriba y los de abajo¡±, pero aqu¨ª en Colombia suele ¡°ponerse en su lugar¡± a las personas porque no tienen los apellidos, ni el lenguaje rico, ni el acento que se supone que hay que tener, y luego del debate se quiso invalidar a la senadora L¨®pez porque su segundo nombre es Nayibe: parece mentira, pero no lo es.
Qu¨¦ dir¨¢n Darwin Atapuma, Nairo Quintana, Jarlinson Pantano. Qu¨¦ pensar¨¢n James Rodr¨ªguez, Radamel Falcao Garc¨ªa, Yimmi Char¨¢.
Apocar, relegar, desautorizar a una persona porque a sus padres les dio por bautizarla con un nombre at¨ªpico es un acto desesperado, un ¡°acto pedag¨®gico¡± como quemar libros, como enlodar a los cr¨ªticos, como amordazar a los rivales, como llamar a la violencia, como segregar. Y se est¨¢ haciendo todo eso, y ese es el l¨ªo en el que estamos, porque la gran estrategia de la derecha populista colombiana es la misma maniobra efectiva de la derecha populista de cualquier parte: azuzar al viejo pa¨ªs, avivar los odios hist¨®ricos, excitar los moralismos, despabilar los nacionalismos, reivindicar el despotismo, reclamar una patria religiosa que se inclina ante los designios de Dios e instigar el desprecio por las leyes de un electorado que suele escap¨¢rseles a las encuestas pero que en cambio s¨ª vota.
En esto estamos: pidiendo a gritos el concurso de esa Colombia joven que jam¨¢s echar¨ªa un libro o una idea o una voz en la hoguera ¨Cesa Colombia que se niega al clasismo, al machismo, al juego corrupto¨C, pero que ese domingo lluvioso no sale a votar.
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