M¨¦xico: la tormenta perfecta
La simultaneidad de una crisis pol¨ªtica interna y de una amenaza externa no se hab¨ªa producido desde los tiempos del cardenismo y los a?os de la Segunda Guerra Mundial
Una tormenta perfecta parece estarse formando en torno al Estado mexicano. En el plano interno, la crisis de inseguridad se agudiza, los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n aumentan y, al mismo tiempo, se destruyen deliberadamente las instituciones de seguridad y justicia, debilitando a¨²n m¨¢s al precario Estado mexicano. En el frente externo, el presidente Donald Trump ha aumentado su apuesta contra M¨¦xico al amenazar con la cancelaci¨®n del Tratado de Libre Comercio e insistir en la culpabilidad de nuestro pa¨ªs en la epidemia de muertes por sobredosis de drogas que afecta a buena parte de Estados Unidos.
El Gobierno de Pe?a Nieto se ha encargado de desmontar los escasos avances logrados en la primavera democr¨¢tica de principios del siglo
La simultaneidad de una crisis pol¨ªtica interna y de una amenaza externa no se hab¨ªa producido desde los tiempos del cardenismo y los a?os de la Segunda Guerra Mundial. Las crisis pol¨ªticas y econ¨®micas internas fueron confrontadas por un r¨¦gimen autoritario a¨²n fuerte con ayuda de Gobiernos norteamericanos que tem¨ªan las consecuencias internacionales de un colapso del Gobierno mexicano. Pero, en esta ocasi¨®n, el Gobierno priista tiene frente a s¨ª a un presidente norteamericano al que no le importa nada m¨¢s que su propia popularidad, y que es incapaz de prever los efectos de sus acciones.
La amenaza externa podr¨ªa ser manejable si no hubiera un ambiente de creciente polarizaci¨®n pol¨ªtica interna creado por el Gobierno actual al tratar de proteger sus espaldas de cualquier investigaci¨®n sobre la corrupci¨®n. La reciente decisi¨®n del presidente de destituir al fiscal especializado en delitos electorales, Santiago Nieto, as¨ª como su negativa a nombrar a un fiscal anticorrupci¨®n y a un nuevo procurador general de la Rep¨²blica son acciones que le dan la puntilla a un sistema de justicia de suyo m¨¢s ficticio que real. Recu¨¦rdese que la tasa de impunidad de los delitos en M¨¦xico es del 98%, y que los de lesa humanidad, como las desapariciones forzadas y los homicidios masivos, as¨ª como la corrupci¨®n, simplemente no son castigados. Un Gobierno que se niega a construir un sistema de justicia eficaz carece de legitimidad no s¨®lo frente a sus propios ciudadanos, sino ante el mundo, justo en un momento en el que el apoyo del exterior resulta indispensable para enfrentar las amenazas del imprevisible Gobierno norteamericano.
El Gobierno de Enrique Pe?a Nieto quiere restaurar el proyecto original del presidente Carlos Salinas de hace 25 a?os: un modelo neoliberal de integraci¨®n econ¨®mica con Estados Unidos, pero manteniendo el control pol¨ªtico en manos de la ¨¦lite autoritaria priista. La relativa y pausada democratizaci¨®n del pa¨ªs, tolerada como mecanismo de contenci¨®n de la protesta social en la fase de implantaci¨®n neoliberal, se sali¨® de control en el a?o 2000 y propici¨® la alternancia en el poder presidencial. Pero el PRI logr¨® mantener una capacidad de veto parlamentario durante los Gobiernos panistas, y, dado que el PAN compart¨ªa el proyecto neoliberal y carec¨ªa de un proyecto propio de construcci¨®n de un Estado democr¨¢tico, hubo una continuidad esencial del viejo r¨¦gimen, oculta discretamente por la democracia electoral.
Para sobrevivir, al PRI no le importa llevarse al pa¨ªs por delante.
El Gobierno de Pe?a Nieto se ha encargado de desmontar los escasos avances logrados en la primavera democr¨¢tica de principios del siglo: la creaci¨®n de organismos aut¨®nomos que deber¨ªan de garantizar una competencia electoral sin ventajas para ning¨²n partido y la transparencia en el ejercicio del poder p¨²blico. Los institutos de transparencia, en ausencia de un sistema de justicia, carecen de cualquier potencial transformador. Las instituciones electorales han sido plenamente colonizadas por el PRI, especialmente el Tribunal Federal Electoral, que valid¨®, en forma descarada, las fraudulentas elecciones de gobernadores que acaban de tener lugar este a?o. En concreto, la elecci¨®n del Estado de M¨¦xico fue un experimento a gran escala de c¨®mo utilizar el poder p¨²blico para comprar votos en masa y reconstruir el clientelismo generalizado sin recibir sanci¨®n alguna.
Es por ello que el Gobierno de Pe?a Nieto est¨¢ terminando su mandato en medio del esc¨¢ndalo que significa la reconstrucci¨®n plena de los viejos vicios del r¨¦gimen autoritario en materia electoral y la cancelaci¨®n de facto de las reformas del sistema de justicia que la sociedad civil impuls¨® en los ¨²ltimos a?os. El PRI se atreve a tanto porque en 2018 se juega no s¨®lo su sobrevivencia como partido, sino la impunidad del presidente y de su c¨ªrculo cercano ante los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que los envuelvan. El PRI regresa a sus or¨ªgenes para ganar al viejo estilo una elecci¨®n que, de realizarse de acuerdo a la ley, perder¨ªa irremediablemente. Para sobrevivir, al PRI no le importa llevarse al pa¨ªs por delante.
Alberto J. Olvera es investigador del Instituto de Investigaciones Hist¨®rico-Sociales de la Universidad Veracruzana.
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