Un polvor¨ªn debajo de Mauricio Macri
Cada vez que hay una filtraci¨®n de millones de documentos el presidente argentino sufre un disgusto
Tal vez sea solo una cadena de azares, una se?al indescifrable del destino, un capricho de los dioses que juegan con nosotros a los dados. O tal vez se trate de algo m¨¢s s¨®rdido. Lo cierto es que cada vez que el periodismo internacional accede a millones de documentos productos de filtraciones, el presidente argentino, Mauricio Macri, sufre un disgusto. Y al ritmo que se viene desarrollando la cosa, uno ya no sabe ni qu¨¦ esperar.
La primera gran filtraci¨®n, conocida como WikiLeaks, revel¨® el contenido de decenas de miles de comunicaciones secretas entre el Departamento de Estado y las embajadas estadounidenses alrededor del planeta. En esa ¨¦poca, Macri era jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner concentraba en la Argentina algo as¨ª como la suma del poder p¨²blico. Uno de los cables cifrados enviados a Washington contaba c¨®mo Macri le hab¨ªa pedido al embajador que los Estados Unidos frenara a los Kirchner y c¨®mo el embajador le respondi¨® que esa, en todo caso, era una tarea de los argentinos, que Washington ten¨ªa otras prioridades.
Esa an¨¦cdota fue realmente menor al lado de lo que ocurrir¨ªa a?os despu¨¦s con los Papeles de Panam¨¢. Macri apenas hab¨ªa asumido como presidente de la Naci¨®n cuando estall¨® el esc¨¢ndalo. Como se sabe, ¨¦l era uno de los jefes de Estado que figuraban en los papeles del despacho de abogados Mossack Fonseca. Macri explic¨® que no sab¨ªa nada, que hab¨ªa sido hace mucho y que en todo caso le preguntaran al pap¨¢, Franco, que era el ide¨®logo de todas esas cosas. Se abri¨® r¨¢pidamente una causa judicial que un juez diligente cerr¨® sin pedir ninguna prueba, m¨¢s r¨¢pidamente aun de lo que tard¨® la causa en abrirse.
El problema es que en los mismos papeles figuraban muchos hombres de su Gabinete y de su m¨¢xima confianza. Un libro de reciente aparici¨®n, ArgenPapers, de los argentinos Santiago O¡¯Donnell y Tom¨¢s Lurkin, narra, en este sentido, las desventuras del secretario de Legal y T¨¦cnica, del secretario general de la presidencia, del exministro de Hacienda de Macri cuando era jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, entre otras figuras estelares del Gobierno argentino: todos, por hache o por be, integrados a empresas de nombre extra?o, en lugares lejanos del planeta, que reciben dinero de cuentas de bancos rar¨ªsimos, que figuran a nombre de otras empresas extra?as radicadas en una peque?a islita en la otra punta del planeta.
Macri atraviesa una luna de miel con la sociedad. Sus indicadores de imagen son realmente fant¨¢sticos. Tal vez sobreviva a todo esto.
Cuando todo esto parec¨ªa acallarse, ahora el periodismo internacional vuelve a molestar con los Papeles del para¨ªso. Es l¨®gico que, en estos casos, la primera l¨ªnea del periodismo y la pol¨ªtica mundial esp¨ªe con inter¨¦s y algo de morbo lo que ocurre con las inversiones ocultas de la Corona brit¨¢nica o con las del entorno de Vlad¨ªmir Putin. Pero aqu¨ª en Buenos Aires todo es m¨¢s aldeano. Y entonces los nombres que saltan son los del secretario de Finanzas de Macri, Luis Caputo, y los del ministro de Energ¨ªa, Juan Jos¨¦ Aranguren.
El primer caso, en particular, es llamativo porque Caputo aparece como titular de un fondo que era un jugador muy fuerte en el arribo y salida de fondos de las Islas Caim¨¢n. Confirmada la informaci¨®n, los periodistas le preguntaron a Caputo si hab¨ªa incluido su participaci¨®n en esa empresa en las declaraciones juradas que present¨® como funcionario. No lo hab¨ªa hecho. Luego le preguntaron si con ese fondo hab¨ªa adquirido t¨ªtulos de la deuda externa argentina en default, que luego se valorizaron dram¨¢ticamente cuando ¨¦l decidi¨® pagar casi lo que ped¨ªan los acreedores. Dijo que le parec¨ªa que no. ¡°Si fuera as¨ª me tiro de este quinto piso¡±, brome¨®.
A los problemas que surgen de estas filtraciones, se le deben sumar otros. Al comienzo de la gesti¨®n de Macri, el Parlamento aprob¨® una ley de blanqueo, para que mucha gente declarara su dinero oculto ante el Estado. Macri modific¨® por decreto la prohibici¨®n que imped¨ªa a los familiares de funcionarios ingresar a ese sistema. Gracias a ello, su hermano pudo blanquear 35 millones de d¨®lares que, hasta ese momento, se hab¨ªa fugado de la supervisi¨®n estatal. Adem¨¢s de eso, un par de semanas atr¨¢s, la justicia embarg¨® por una suma millonaria al primo del presidente ¡ªy uno de sus alfiles pol¨ªticos¡ª por haber enmascarado la compra de un departamento en Miami. Como se ve, es una cantidad enorme de malas noticias.
Hasta ahora, nada de eso ha tenido costo pol¨ªtico. Macri atraviesa una luna de miel con la sociedad. Sus indicadores de imagen son realmente fant¨¢sticos. Tal vez sobreviva a todo esto. Al fin y al cabo, hay ejemplos muy conocidos de l¨ªderes que atravesaron esc¨¢ndalos explosivos sin una muesca: Mariano Rajoy, sin ir m¨¢s lejos.
Los polvorines, est¨¢ claro, no siempre explotan. Pero la sociedad argentina, sobre todo sus clases medias, que hoy son muy macristas, han sido lapidarias, tarde o temprano, ante la acumulaci¨®n de hechos tan poco explicados.
Hace varias d¨¦cadas que los para¨ªsos fiscales est¨¢n en el centro de la agenda internacional porque, como se podr¨¢ entender, son instrumentos para que los ricos del mundo eviten aportar a sus pa¨ªses lo que les corresponde. En parte, la persistencia de la pobreza en el mundo, se debe a esas maniobras.
En el Gobierno argentino se limitan a decir que todo es legal, que no hay ning¨²n delito o, m¨¢s corrientemente, no dicen nada, esperando a que pase el chubasco mientras la luna de miel sigue como si nada. Si lo hace la Corona brit¨¢nica, Apple, Putin y el primer ministro de Islandia, ?por qu¨¦ no ellos? ?Qui¨¦n no tiene o ha tenido una cuenta offshore?, preguntan.
El tiempo dir¨¢ c¨®mo le afecta todo esto al exitoso presidente argentino.
Por ahora, solo queda esperar de qu¨¦ otros casos nos enteraremos en la pr¨®xima filtraci¨®n.
Continuar¨¢.
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