El presidente de Zimbabue jura el cargo con un discurso conciliador

¡°No hay nada de qu¨¦ tener miedo. Es un nuevo principio¡±. Tendai no dice que es militar, pero lo insin¨²a. Trajeado, desayuna un trozo de pastel gigante en el Centro Internacional de Convenciones de Harare, donde los invitados se preparan para asistir al juramento del nuevo presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa. Los seguidores del nuevo presidente se mezclan en el agitado y amplio vest¨ªbulo con agentes de la salud en plena conferencia y activistas de movimientos sociales y ciudadanos que debaten en otra de las salas, en una reuni¨®n impensable hace solo una semana. ¡°Que podamos estar aqu¨ª hoy es una muy buena se?al¡±, se sorprende Ostallos Siziba, del movimiento Tajamuka, un grupo de j¨®venes activistas del pa¨ªs. Aunque reconoce que ¡°estamos esperanzados pero esc¨¦pticos¡±.

Mientras tanto, oleadas de zimbabuenses se amontonaban este viernes ante las puertas del Estadio Nacional de Harare, la capital, para escuchar y festejar al nuevo presidente, al ritmo de las canciones de chimurenga, el nombre usado en Zimbabue para referirse a la lucha revolucionaria de los tiempos poscoloniales. Mnangagwa es, como toda la c¨²pula militar que le ha acompa?ado en su golpe contra Robert Mugabe, un veterano de la guerra por la independencia.

La econom¨ªa, la prioridad

En el mercado negro, el verdadero circuito del dinero, el bond, la moneda del pa¨ªs, se ha fortalecido ¡°por la llegada del nuevo presidente¡±, dice Lion, uno de los cambistas callejeros que sobrevive con el negocio de las divisas en el centro de Harare. La colapsada econom¨ªa de Zimbabue es, precisamente, la prioridad declarada del nuevo l¨ªder en el discurso que marc¨® la apertura de una nueva p¨¢gina en la historia de Zimbabue. Despu¨¦s de 37 a?os, empieza la era post Mugabe.

¡°La tarea que tengo entre las manos es la de reconstruir el pa¨ªs¡±. Tras jurar el cargo, Mnangagwa dibuj¨® las l¨ªneas de sus planes desde el poder. Adem¨¢s de poner el foco en los problemas econ¨®micos, el nuevo presidente se desmarc¨® de su antecesor en el cargo con el uso de un lenguaje de reconciliaci¨®n. Mnangagwa quiere ¡°atraer las inversiones extranjeras directas¡± y tambi¨¦n se dirigi¨® a su pueblo asegurando estar dispuesto a ¡°servir a todos los ciudadanos, independientemente de su color, creencia, religi¨®n, tribu, t¨®tem o filiaci¨®n pol¨ªtica¡±. Apelando a la necesidad de ¡°paz y unidad¡± en el pa¨ªs, Mnangagwa tambi¨¦n rindi¨® tributo al hombre que s¨®lo ¨¦l ha podido excluir del poder, Robert Mugabe, refiri¨¦ndose a ¨¦l como ¡°un padre, un mentor, un camarada en armas¡± y, a?adiendo un sarc¨¢stico ¡°mi l¨ªder¡±; un homenaje simb¨®lico que el p¨²blico recibi¨® con un aplauso con sordina.

Pero sus palabras desafinan con la percepci¨®n de hombre cruel instalada en el imaginario popular. La reacci¨®n del l¨ªder de la oposici¨®n, Morgan Tsvangirai, fue decir que ¡°conociendo a Mnangagwa, tendr¨¢ que trabajar muy duro para cambiar su car¨¢cter¡±.

El nuevo l¨ªder de Zimbabue, el que abri¨® este viernes una nueva p¨¢gina de la historia del pa¨ªs, se fue por la puerta de atr¨¢s al exilio, despu¨¦s de su destituci¨®n de la vicepresidencia, hace solo dos semanas, pero ahora ha vuelto por la puerta grande, pisando la alfombra roja y con planes de cambiar tono, lenguaje y manera de gobernar.