La escuela del idilio de Macron, objetivo tur¨ªstico

Cuenta Beno?t Bernard, director de la escuela La Providence de Amiens, que en los ¨²ltimos meses han venido a visitarles varios autocares con turistas chinos. Amiens, una ciudad de provincias fuera de los circuitos, figura ahora en una ruta que incluye Par¨ªs y Disneyland. El motivo es que en La Providence estudi¨® Emmanuel Macron y all¨ª conoci¨®, cuando ¨¦l ten¨ªa 16 a?os y ella 40, a Brigitte Trogneux, que dirig¨ªa el taller de teatro y que acabar¨ªa siendo su esposa y la primera dama de Francia.

Fundada en 1850, perteneciente a la red de escuelas de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en Francia, La Providence es una verdadera instituci¨®n en Amiens. Es la escuela de la burgues¨ªa picarda, un lugar cada vez m¨¢s diverso socialmente pero que no ha dejado de ser el vivero elitista de los patricios locales. La sede actual, construida tras la Segunda Guerra Mundial, es un complejo de edificios que recuerda a un campus universitario. All¨ª se forman casi 2.000 alumnos desde preescolar hasta estudios superiores. Su exalumno m¨¢s ilustre era hasta ahora el heroico mariscal Leclerc, liberador de Francia en la Segunda Guerra Mundial. Ahora tiene otro: el presidente Emmanuel Macron.

Macron lleg¨® a La Pro, como se conoce la escuela, en 1988, a los 11 a?os. Pronto destac¨®. "Era un alumno excepcional", dice uno de sus antiguos profesores, G¨¦rard Banc, que le dio clases de biolog¨ªa y geolog¨ªa dos a?os despu¨¦s. "Se quedaba hasta que terminaba la clase y hac¨ªa m¨¢s preguntas. Y no aplastaba a los dem¨¢s: dejaba que respondiesen antes de intervenir ¨¦l. Ten¨ªa una cultura general precoz". Banc, jubilado desde hace dos a?os, era el fot¨®grafo oficioso de la escuela. Mientras pasea por el extenso jard¨ªn, muestra las fotograf¨ªas del joven Macron en clase, de excursi¨®n o en una tribuna recibiendo un premio. No fue su ¨²nico alumno c¨¦lebre: tambi¨¦n dio clases a Fran?ois Ruffin, diputado de izquierdas, y antagonista de Macron en la pol¨ªtica francesa.

Macron evoca la infancia y adolescencia en Amiens en su libro Revoluci¨®n: "Es en aquellos a?os de aprendizaje cuando se forj¨® en m¨ª la convicci¨®n de que no hab¨ªa nada m¨¢s precioso que la persecuci¨®n del proyecto que nos fijamos, la realizaci¨®n de propio talento, sea cual sea". En aquellos a?os, recuerda Macron, "no ten¨ªa m¨¢s que dos horizontes: el piano y el teatro". Y fue en las clases de teatro donde conoci¨® a Brigitte Trogneux, profesora tambi¨¦n de franc¨¦s, casada con un banquero, madre de tres hijos y miembro de una ilustre familia local, propietaria de Jean Trogneux, chocolateros "desde hace cinco generaciones", como dice el cartel en la entrada de su comercio en el centro de la ciudad.

Bernard, el director de La Pro, explica en su despacho que la educaci¨®n del colegio hace hincapi¨¦ en la libertad y la responsabilidad de los alumnos, en los derechos y los deberes. "Siempre buscamos el equilibrio: de un lado la amabilidad, del otro la exigencia. Es el famoso al mismo tiempo", sonr¨ªe, aludiendo a la muletilla que usaba Macron en la campa?a de primavera y que indicaba un esfuerzo por buscar una visi¨®n moderada de la pol¨ªtica. "Me parece que esto es muy jesuita", a?ade.

De La Providence, cree el director, Macron pudo sacar tambi¨¦n "un cierto inconformismo, la voluntad de remover las cosas". "Aqu¨ª les damos la posibilidad de experimentar, de ir m¨¢s all¨¢ de las apariencias". Los viernes, se lee en Revoluci¨®n, Emmanuel se reun¨ªa con Brigitte para escribir juntos, durante horas, una obra de teatro. "Dur¨® meses. Una vez escrita la obra, decidimos dirigirla juntos. Habl¨¢bamos de todo. La escritura se convirti¨® en un pretexto. Y descubr¨ª que siempre nos hab¨ªamos conocido". Los destinos se separaron. A los 16 a?os los padres de Macron le enviaron a Par¨ªs para terminar sus estudios all¨ª. Ahora los turistas chinos visitan aquella sala de teatro, convertida en un escenario, otro m¨¢s, de la historia de Francia.