Tres mujeres reactivan sus denuncias por acoso contra Trump y piden al Congreso que abra una investigaci¨®n
Las denunciantes, en nombre de un grupo de 16 supuestas v¨ªctimas, se suman a la ola del #yotambi¨¦n. La Casa Blanca niega las acusaciones
La ola contra el acoso sexual que recorre Estados Unidos ha golpeado hoy al presidente Donald Trump. Tres mujeres que hab¨ªan acusado al multimillonario de conducta sexual impropia han unido sus voces y, en nombre de un grupo de 16 supuestas v¨ªctimas, han exigido al Congreso que abra una investigaci¨®n. La andanada, que dif¨ªcilmente puede prosperar debido a la mayor¨ªa parlamentaria republicana, ataca a Trump en uno de sus puntos m¨¢s oscuros y d¨¦biles: su relaci¨®n con el sexo opuesto. ¡°Los tiempos han cambiado y quiero que nos escuchen otra vez¡±, dijo una denunciante.
Estados Unidos vive d¨ªas febriles. Desde que se destapara la olla podrida del productor cinematogr¨¢fico Harvey Weinstein, que ya ha sido acusado por 80 actrices, no hay semana sin esc¨¢ndalo. En menos de dos meses, m¨¢s de 40 directivos, empresarios, famosos y pol¨ªticos han ca¨ªdo fulminados por supuesto acoso sexual.
Bajo esta tormenta, era solo cuesti¨®n de tiempo que los rayos alcanzasen el presidente. Primero fueron relatos espor¨¢dicos del pasado, luego coloquios con supuestas v¨ªctimas en televisiones y hoy en Nueva York una puesta en escena completa: la productora cinematogr¨¢fica Brave New Films, aprovechando los nuevos aires del #metoo (#yotambi¨¦n), ha reunido a tres de las participantes en el documental 16 mujeres y Donald Trump, emitido en noviembre, para que contasen sus experiencias. Eran Rachel Crooks, Jessica Leeds y Samanta Holvey.
"Tienen que ser escuchadas"
La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, es una figura emergente. A sus ¨¦xitos en el Consejo de Seguridad se ha sumado su voz clara sobre asuntos espinosos. El del acoso es uno de ellos. Preguntada en una entrevista en la CBS por las mujeres que han denunciado a Donald Trump, la embajadora sorprendi¨® al pa¨ªs con su franqueza: ¡°Deben ser escuchadas y hay que tratar con ello. Cualquier mujer que se siente violada o maltratada de cualquier modo, tiene todo el derecho de hablar¡±, afirm¨®, rompiendo la l¨ªnea oficial de que las elecciones eran el punto final del caso. ¡°S¨¦ que fue elegido, pero debemos estar siempre dispuestos a escuchar¡±, zanj¨®.
La primera relat¨® que en 2005 el magnate se abalanz¨® sobre ella y la bes¨® sin permiso en un ascensor de la Torre Trump donde trabajaba de recepcionista. Ten¨ªa 22 a?os. La segunda, sufri¨® supuestamente tocamientos del multimillonario en un vuelo en los a?os setenta. No le conoc¨ªa de nada. Y la tercera asegura que fue intimidada en el camerino durante el concurso de Miss Am¨¦rica. ¡°Entr¨® cuando estaba desnuda¡±, dijo. Todas pidieron que la conducta del ahora presidente sea investigada. ¡°Que le apliquen la misma vara de medir que a Weinstein¡±, exigi¨® Crooks.
No es la primera vez que Trump es se?alado por acoso. En 30 a?os le han acusado 24 veces. Ninguna imputaci¨®n ha prosperado. Y como ocurri¨® este lunes, cada denuncia ha sido desmentida con rotundidad. ¡°Son imputaciones falsas, puestas en duda por testigos oculares y respondidas con largueza durante la campa?a. El pueblo americano emiti¨® su veredicto otorgando a Trump la victoria¡±, se?al¨® la Casa Blanca, que consider¨® la presentaci¨®n ¡°una gira publicitaria con motivaciones pol¨ªticas¡±.
Pero si en el campo judicial Trump siempre ha resultado victorioso, su credibilidad no salido indemne. El punto m¨¢s baj¨® lo toc¨® en la campa?a electoral cuando se destap¨® una grabaci¨®n de 2005, en la que el entonces showman dec¨ªa: ¡°Yo empiezo bes¨¢ndolas¡ Ni siquiera espero. Cuando eres una estrella, entonces te dejan hacer. ?garralas por el co?o; puedes hacer lo que quieras¡±.
M¨¢s all¨¢ del esc¨¢ndalo, sus comentarios retrataban a un Trump brutal y desmedido con las mujeres. Un acosador en potencia. La onda expansiva de la grabaci¨®n hizo que sus colaboradores m¨¢s cercanos temieran el fin de su carrera electoral. Pero el millonario sobrevivi¨®, aunque con dificultad.
Ese mismo d¨ªa emiti¨® un breve comunicado en el que calificaba sus palabras de ¡°broma de vestuario¡± y aprovechaba para atacar a Bill Clinton, del que aseguraba que le hab¨ªa dicho ¡°cosas mucho peores en el campo de golf¡±. Fue una respuesta fallida que solo incendi¨® a¨²n m¨¢s a sus detractores.
Horas despu¨¦s, forzado por su esposa, Melania, y su hija Ivanka, emiti¨® un v¨ªdeo en el que aseguraba: ¡°Nunca he dicho que sea perfecto y nunca he fingido ser alguien que no soy. He dicho y hecho cosas de las que me arrepiento, y las palabras publicadas hoy en un v¨ªdeo que tiene m¨¢s de una d¨¦cada son una de ellas. Cualquiera que me conozca sabe que esas palabras no me representan. Ya lo he dicho: me equivoqu¨¦ y pido disculpas¡±.
Sus excusas supieron a poco. Pero le valieron para seguir adelante en campa?a y, a la postre, ganar las elecciones. Desde entonces, ha intentado sortear la cuesti¨®n del acoso e incluso ha apoyado el vendaval del #metoo. ¡°Es muy bueno para las mujeres y soy muy feliz de que estas cosas salgan a la luz¡±, ha llegado a decir.
Sus declaraciones a favor de las v¨ªctimas han tenido una vida ef¨ªmera. ?l mismo las hundi¨® cuando, en contra de su propio partido, sali¨® en defensa del candidato republicano al Senado por Alabama, Roy Moore, acusado de abusos a menores. Un respaldo que le situ¨® otra vez en el disparadero. Ese lugar donde vive permanentemente Trump.
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