Deportado de EE UU sin juicio un empleado de hotel que mat¨® a un gato en Miami Beach con una ballesta
Inmigraci¨®n expulsa a un hombre que afrontaba 10 a?os de c¨¢rcel por un caso de crueldad animal
Miami Beach es una isla de gatos. Rondan por las calles, se mezclan entre los turistas, buscan la sombra bajo cocoteros, merodean los cubos de basura. Y nunca les falta un vecino gat¨®filo que saca un plato con sobras para que completen su dieta. Los bohemios felinos de Miami Beach viven bien. Son unos residentes m¨¢s, parte de la identidad de la playa. Por eso los vecinos m¨¢s activistas en la defensa de los animales montaron en c¨®lera cuando Georgios Kollias dispar¨® su ballesta contra Strushie.
En abril, el gato Strushie, que hab¨ªa nacido en el terreno del Franklin Hotel, en Collins Avenue, segunda l¨ªnea costera de una de las playas m¨¢s famosas del mundo, South Beach, apareci¨® moribundo con dos flechas clavadas en el cr¨¢neo. Lo llevaron a una cl¨ªnica para animales, pero Strushie, uno de los gatos m¨¢s queridos por los vecinos, falleci¨®. Los activistas se pusieron a buscar al responsable y reunieron una recompensa de 27.000 d¨®lares. Presionada por la indignaci¨®n de los ciudadanos, la polic¨ªa de Miami Beach se puso a investigar y en julio arrest¨® a Kollias, un griego de 36 a?os que trabajaba como guardia de seguridad en el hotel. El caso requiri¨® incluso de la participaci¨®n de la unidad especializada en delitos electr¨®nicos del Servicio Secreto de EE UU, que consigui¨® rescatar la grabaci¨®n del d¨ªa de los hechos del sistema de vigilancia del establecimiento. Las im¨¢genes mostraban a Georgios Kollias una ma?ana temprano, pertrechado con una ballesta en la mano, buscando al gato hasta que lo localiz¨® entre unos arbustos bajos y apret¨® el gatillo dos veces contra el gato rubio.
Kollias fue detenido y trasladado a la c¨¢rcel Turner Gulford Knight de Miami. Se le impuso una fianza de 25.000 d¨®lares. Se le acusaba de crueldad animal (con al agravante del uso de un arma mortal) y de manipulaci¨®n de pruebas por el intento de destrucci¨®n del v¨ªdeo. Por cada uno de los cargos pod¨ªa ser condenado a cinco a?os de prisi¨®n, un m¨¢ximo de diez en total. El ejecutor de Strushie parec¨ªa abocado a un escarmiento severo, pero un mandato burocr¨¢tico lo salv¨®. Ha sido deportado.
Estando en la c¨¢rcal, la polic¨ªa de inmigraci¨®n (ICE) se lo llev¨® a un centro para indocumentados de Miami y de ah¨ª fue trasladado con otros internos a otro de Louisiana ante la llegada a Florida del hurac¨¢n Irma el 10 de septiembre. La maquinar¨ªa para expulsar a Kollias se puso en marcha y la Fiscal¨ªa de Miami se enter¨®. Pidi¨® ante el juez del caso que se pospusiera la deportaci¨®n, pero la orden lleg¨® el 30 de noviembre. Kollias hab¨ªa sido expulsado un d¨ªa antes.
Una portavoz de la Fiscal¨ªa afirma que la orden de arresto de Kollias para su comparecencia ante la justicia seguir¨¢ vigente y ser¨¢ detenido en la aduana si trata de entrar en EE UU. No parece probable que el verdugo del querido gato de Collins Avenue vuelva con 10 a?os de c¨¢rcel pendiendo sobre su cabeza. En la p¨¢gina de Facebook Justicia para Strushie (2.259 seguidores) la deportaci¨®n ha ca¨ªdo como un jarro de agua fr¨ªa y los activistas reclaman que se investigue si los nuevos propietarios del hotel ¨Cmenos amigos de los gatos que los anteriores¨C ordenaron a Kollias que se deshiciese de Strushie.
Con Donald Trump, la deportaci¨®n de inmigrantes indocumentados es prioridad. En este caso, pes¨® m¨¢s que dos cargos criminales graves. Mucho m¨¢s que la muerte cruel de un gato con carisma.
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