Zona libre de acoso para las cl¨ªnicas de aborto inglesas
La decisi¨®n de un municipio londinense de crear un ¨¢rea alrededor de un centro de interrupci¨®n del embarazo para alejar las protestas desencadena una investigaci¨®n nacional
Cuando una mujer se dispone a entrar en la cl¨ªnica londinense Marie Stopes para abortar, algo a lo que tiene derecho por ley, es muy probable que tenga que pasar ante una fila de personas que sostienen carteles con mensajes como ¡°no matar¨¢s¡±. Si la paciente decide evitar el contacto visual y dirigir su mirada al suelo, tendr¨¢ que ver fotograf¨ªas de fetos, algunos destrozados, que han sido colocadas a los pies de la puerta. Antes de entrar, si se detiene a hablar con las personas que guardan vigilia junto a la puerta, cabe la posibilidad de que se le entregue un rosario, un pasqu¨ªn en el que se le ofrece ayuda para cambiar su estilo de vida, o una diminuta figurita de pl¨¢stico de un feto. Una vez en el interior, en alguna de las consultas, podr¨¢ escuchar las oraciones que se repiten machaconamente desde el exterior, cinco d¨ªas a la semana, desde hace m¨¢s de 20 a?os.
Estas y otras pr¨¢cticas han sido criticadas por el colectivo Sister Supporter, que esta fr¨ªa ma?ana de s¨¢bado, como viene haciendo desde hace dos a?os, ha organizado su mesa informativa en la zona ajardinada delante de esta cl¨ªnica de Ealing, en el sureste de la capital brit¨¢nica, a pocos metros de donde reza el rosario un grupo de antiabortistas. Una chica que acaba de llegar de correr en el parque cercano se detiene ante las mujeres vestidas con chalecos reflectantes rosas. ¡°Quer¨ªa daros las gracias por lo que hab¨¦is hecho, es incre¨ªble¡±, les dice, y procede a firmar en los cuadernos desplegados sobre la mesa. ¡°Tenemos m¨¢s de 3.500 firmas¡±, explica orgullosa una de las activistas.
El ambiente esta ma?ana, del lado de la protesta de Sister Supporter, es de victoria. Las mujeres de los chalecos rosas acaban de lograr algo hist¨®rico. El Ayuntamiento de Ealing ha aprobado la creaci¨®n de una zona de exclusi¨®n de protestas en torno a la cl¨ªnica Marie Stopes, para evitar que los antiabortistas acosen e intimiden a las pacientes.
Se trata de tramitar una Orden de Protecci¨®n de Espacios P¨²blicos, una figura legal existente en Inglaterra y Gales desde 2014, que criminaliza en determinados lugares comportamientos que normalmente no ser¨ªan delictivos. Existe una, por ejemplo, en el adinerado distrito de Kensington y Chelsea, que proh¨ªbe conducir coches de manera ruidosa debido a la proliferaci¨®n de millonarios que pasean sus Ferraris y Lamborghinis por el barrio. En el caso de Ealing, lo que podr¨ªa parecer una medida local supone en realidad un gran triunfo para el movimiento proelecci¨®n brit¨¢nico.
Los activistas denuncian que el n¨²mero y el tono de las protestas antiabortistas han crecido mucho en los ¨²ltimos tiempos en Reino Unido. Otros municipios que tambi¨¦n acogen cl¨ªnicas de interrupci¨®n del embarazo estudian seguir el ejemplo de Ealing. Y el asunto ha llegado al Parlamento. Coincidiendo con el 50 aniversario de la ley del aborto brit¨¢nica, la diputada laborista de Ealing entreg¨® a la ministra del Interior, Amber Rudd, una carta firmada por 113 legisladores, entre ellos los l¨ªderes de los principales partidos de la oposici¨®n, pidiendo que se regulen las protestas en las cl¨ªnicas. A ra¨ªz de ello, Rudd ha encargado una evaluaci¨®n a escala nacional para promover una legislaci¨®n que proteja a las mujeres de la ¡°inaceptable intimidaci¨®n¡± que sufren por acceder a la asistencia sanitaria.
¡°Lo que plantea la ministra es un cambio legislativo que considere esta intimidaci¨®n como un tipo de violencia de g¨¦nero. Esperamos que en el plazo de tres a?os habr¨¢ un cambio en la legislaci¨®n nacional. Estamos muy orgullosas de que nuestra acci¨®n en Ealing haya provocado un efecto domin¨®¡±, explica Anna Veglio-White, fundadora de Sister Supporter.
Veglio-White, de 25 a?os, naci¨® y creci¨® a pocas manzanas de la cl¨ªnica Maria Stopes, y las protestas antiabortistas se hab¨ªan convertido en parte de su paisaje. ¡°Estudi¨¦ fuera, y cuando volv¨ª de la universidad a casa me impresion¨® que los vecinos nos hab¨ªamos habituado. Eso no es bueno. No es sano tener que cambiar de acera o explicar a tus hijos qu¨¦ hace esa gente ah¨ª. As¨ª que puse un anuncio en la prensa local, mucha gente respondi¨® y empezamos a reunirnos¡±, recuerda.
Junto a la puerta de la cl¨ªnica, un sacerdote irland¨¦s que se presenta como padre John explica que lleva viniendo a manifestarse aqu¨ª cuatro a?os con la llamada Red del Buen Consejo, un colectivo cat¨®lico que ofrece ¡°ayuda y apoyo a mujeres embarazadas¡±. Ellos niegan cualquier tipo de acoso y conf¨ªan en que la ministra Rudd, a quien han remitido una carta, ¡°tambi¨¦n hable con las mujeres que eligieron la vida, fuera de las centros abortivos, porque se les ofreci¨® ayuda y apoyo¡±.
¡°No es cierto que acosemos a las mujeres, solo les damos informaci¨®n¡±, explica. ¡°Dicen que las presionamos, pero esas mujeres ya est¨¢n bajo presi¨®n psicol¨®gica y a menudo no saben que tienen otras opciones. Es dif¨ªcil mirar esas fotos, lo acepto, pero si una sola mujer cambia su opini¨®n, vale la pena¡±.
En la cl¨ªnica Marie Stopes, que ha instalado c¨¢maras de videovigilancia para documentar lo que sucede en el exterior, no est¨¢n de acuerdo. ¡°Durante demasiado tiempo, estos grupos han usado la palabra protesta para enmascarar sus verdaderos objetivos, que son acosar a mujeres a las que no conocen, invadir su espacio y bloquear su derecho a la sanidad p¨²blica¡±, explica Richard Bentley, director adjunto del centro. ¡°La mayor¨ªa de mujeres que viene a nuestra cl¨ªnica ya ha tenido una consulta con un profesional preparado en la que se les ha informado de sus opciones, y han tomado una decisi¨®n que es la correcta para ellas¡±.
50 a?os de aborto legal
La ley del aborto brit¨¢nica, que este octubre cumpli¨® 50 a?os, autoriz¨® la interrupci¨®n del embarazo hasta las 28 semanas de gestaci¨®n en Inglaterra y Gales, aunque una enmienda de 1990 redujo el c¨®mputo a las 24 semanas actuales.
La norma de 1967 no se aplica en Irlanda del Norte, donde el aborto, sometido a la legislaci¨®n de delitos contra las personas de 1861, solo es legal en circunstancias excepcionales para la vida de la mujer embarazada. En noviembre de 2015, un juez de Belfast dictamin¨® que la prohibici¨®n en Irlanda del Norte contraven¨ªa la normativa europea de derechos humanos. El Gobierno apel¨® y, este verano, el tribunal resolvi¨® que cualquier reforma corresponder¨ªa a la Asamblea de Stormont, que ahora mismo se encuentra paralizada por la incapacidad de crear un Gobierno de poder compartido entre republicanos y unionistas.
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